Llama Norberto Rivera a evitar que especuladores hundan al Tercer Mundo en mayor miseria
José Antonio Román Ť En la obtención de la paz y la reconciliación entre los mexicanos el gobierno debe abandonar actitudes arrogantes y abusos de poder, mientras los grupos inconformes requieren buscar el diálogo, y las organizaciones y grupos no gubernamentales crear conciencia para la dignidad del hombre e impulsar la lucha por reivindicar causas justas, afirmaron los obispos de la región pastoral del sur del Episcopado Mexicano, que incluye cinco diócesis de los estados de Guerrero y Michoacán.
En tanto, el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, exhortó a los países desarrollados y organismos de la banca internacional a buscar el desarrollo y progreso de los pueblos y a evitar movimientos financieros que orillan a los países del tercer mundo a una mayor miseria, pues éstos -dijo- reducen la posibilidad de abrir nuevas fuentes de trabajo e invertir en programas sociales.
Los arzobispos de Acapulco, Rafael Bello Ruiz; de Chilpancingo-Chilapa, Efrén Ramos Salazar; de Tlapa, Alejo Zavala; de Lázaro Cárdenas, Salvador Flores Huerta, y de Ciudad Altamirano, Carlos Garfias Merlos -estos dos últimos de Michoacán-, señalaron en un comunicado emitido luego de haberse reunido durante dos días para analizar la situación de su zona pastoral que ``al final del siglo XX nos asombra cómo nos envuelven sombras y signos de muerte por los robos, violaciones, prostitución, asesinatos, secuestros, narcotráfico, abusos de poder, amenazas e inestabilidad, por lo que no podemos permanecer indiferentes''.
Reconocieron que ante la situación actual, las fuerzas armadas, gobernantes, grupos políticos, organizaciones civiles y toda la sociedad tienen la obligación de esforzarse por la reconciliación.
Los obispos insistieron en la necesidad de que todos los sectores sociales del país, sin excepción, trabajen por la paz y la reconciliación como vías de solución para resolver todos los conflictos por los que atraviesa el país. Ante esto, agregaron, es urgente que los militares y los grupos armados no siembren más muerte, dolor y temor, sino que defiendan el don divino de la vida.
A las autoridades públicas de los distintos ámbitos de gobierno las convocaron a abandonar actitudes arrogantes y abusos, y a los grupos y organizaciones no gubernamentales, les pidieron crear conciencia sobre la urgencia de ``luchar por la dignidad y el derecho a reivindicar causas justas y nobles para avanzar al gran jubileo del año 2000''.
De igual forma, los prelados dirigieron palabras especiales a los sacerdotes y a los laicos, a quienes exhortaron a participar de forma activa de ``la transformación de las realidades sociales, políticas y económicas, y basados en el Evangelio busquen el desarrollo integral de la comunidad y la defensa de los derechos''.
El capital especulativo conduce a la miseria: Rivera
A su vez, el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, exhortó a los países desarrollados y organismos de la banca internacional a buscar el desarrollo y progreso de los pueblos, y eviten movimientos financieros y especulaciones monetarias que sumergen a los países del tercer mundo en una mayor miseria, pues la huída de capitales reduce la posibilidad de abrir nuevas fuentes de trabajo e invertir en educación, salud y vivienda.
Dijo que la actitud ante las riquezas no puede ser solamente la posibilidad de dar ayudas o donativos, pues hay una responsabilidad mayor, la de ser un buen administrador para que estas riquezas produzcan más y se distribuyan con mayor justicia, cumpliendo la voluntad de Dios que quiere sus bienes llegue a todos los hombres y éstos tengan verdaderas y reales oportunidades de dignificar sus vidas con un trabajo bien remunerado.
En su acostumbrada homilía dominical, el prelado señaló que en muchas ocasiones el hombre malversa los dones y las riquezas que Dios le ha dado, utilizándolo exclusivamente para uso personal, sin entender que la riqueza tiene una hipoteca social y debe ser explotada en bien de todos.
Debemos ser, dijo, administradores que dignifiquemos y engrandezcamos la propia responsabilidad a favor de los demás. La idolatría del dinero es incompatible con la religión, y la ambición es incompatible con la solidaridad. Por eso, sirvámonos del dinero y de todos los bienes para servir a Dios y a los demás.