El caso Viagra, ejemplo de voracidad comercial y sensacionalismo en medios
Gabriela Fonseca Ť Los laboratorios que hace unos meses anunciaron en diversos diarios fármacos para combatir la disfunción eréctil en el hombre, fueron severamente multados por las autoridades de Salud debido a que violaron la prohibición de que los medicamentos éticos, es decir, los que deben ser vendidos sólo con receta, no pueden difundirse en medios masivos de comunicación.
La polémica en torno al Viagra, de los laboratorios Pfizer, y en menor medida el Z-MAX, producto desarrollado con el mismo fin por Shering-Plough, así como la cobertura que dieron los medios de comunicación a nivel mundial sobre los fármacos para combatir la impotencia masculina han servido para ilustrar no sólo la guerra comercial entre las farmacéuticas, sino las responsabilidades de los medios cuando informan sobre descubrimientos médicos.
En este sentido se observó que medios informativos de todo el mundo contribuyeron a que el público percibiera estos medicamentos como afrodisiacos, y no como tratamientos para una deficiencia determinada, que como todo fármaco tiene contraindicaciones y efectos secundarios.
Arturo Jacques, titular de la Dirección de Control Sanitario de la Publicidad, de la Secretaría de Salud, señaló que si bien los medios informativos trataron de manera frívola el lanzamiento del Viagra, fueron los laboratorios Pfizer y Schering-Plough los que violaron restricciones a la publicidad de medicamentos, al publicar en los diarios lo que él llama ``manifiestos''.
En mayo pasado, Pfizer publicó desplegados en algunos diarios en los que se anunciaba que su producto contra la disfunción eréctil ya estaba disponible para ser recetado, previa autorización de la Ssa. Días más tarde, Schering-Plough anunció, en desplegados dirigidos a la comunidad médica, pero a la vista del público en general, que su producto Z-MAX ayudaría a ``8 mil pacientes con disfunción eréctil''.
En el mismo mes, laboratorios Janssen anunció en su propio desplegado que ya la Ssa le había concedido el registro para un tratamiento local para la disfunción eréctil. ``¡La impotencia es opcional!'', era el encabezado del nuevo manifiesto.
Estos tratamientos locales suelen ser molestos, a diferencia del Viagra, que funciona a base de prolongar los efectos de una sustancia llamada GMP cíclico, que provoca la relajación de los músculos y la dilatación de las arterias en el pene cuando hay excitación sexual, y posteriormente, que las venas se cierren, impidiendo que la sangre escape del miembro, que entonces estará erecto.
Trastornos visuales, uno de los efectos secundarios del Viagra
Muchos casos de impotencia se deben a que el organismo produce cantidades insuficientes de GMP cíclico. La sustancia activa del Viagra inhibe enzimas del organismo que descomponen el GMP cíclico, de manera que aunque se produzca poco, éste sea suficiente para producir una erección. Las enzimas que inhibe el Viagra también están presentes en el ojo humano. De ahí que entre los efectos secundarios del medicamento se encuentren los trastornos visuales.
Para el 18 de mayo, los medios daban noticias sobre el Viagra, y se habían registrado casos de falsificación del producto. Pfizer publicó un nuevo desplegado en el que advertía que la empresa no había distribuido la información sobre el medicamento, en atención al reglamento según el cual ``la publicidad acerca de productos éticos sólo puede ser hecha al cuerpo médico''. Afirmaba que su producto aún no había sido comercializado, por lo que cualquier medicamento que se presentara como Viagra era falsificado.
Jacques resaltó que aunque Pfizer y Schering-Plough alegaron que sus desplegados iban dirigidos a profesionales de la salud, éstos fueron presentados en medios de comunicación, en vez de recurrir a las publicaciones especializadas. Por ello, dijo, las autoridades sanitarias llevaron a cabo un proceso jurídico administrativo contra esos laboratorios.
El responsable declinó detallar el monto de la multa que se impuso a Pfizer y Schering-Plough, específicamente, pero aseguró a La Jornada que sobre todo la sanción impuesta al primer laboratorio fue ``ejemplar'', y algo superior a la que se impuso a la segunda farmacéutica.
Sanciones de cientos de miles de pesos
El funcionario dijo que las multas estaban en el orden de los cientos de miles de pesos, y que ambos laboratorios ya las pagaron, sin intentar apelar ante otras instancias la decisión judicial.
Jacques señaló que a raíz de los desplegados de Pfizer y Schering-Plough se desató una guerra comercial, ``en la que los medios hicieron una caja de pandora''. Añadió que el fenómeno se dio por igual en todo el mundo, y que en países donde aún no han sido aprobados los medicamentos la noticia sigue manejándose de manera sensacionalista.
Sobre el caso de México, explicó: ``De alguna manera, las autoridades de salud sí trataron de contener esta andanada de información y desinformación, pero era muy poco lo que se podía hacer salvo tratar de resaltar que es un producto delicado que no puede tomarse a la ligera, y que se requiere la prescripción de un médico para su uso''.
Aún se investigan responsabilidades por colocar carteles en farmacias
Arturo Jacques agregó que aún se están investigando responsabilidades en torno de los carteles que aparecieron en las farmacias de todo el país, y sobre todo, dijo, en el norte, que expresan ``Ya tenemos Viagra''. Señaló que estos carteles violan la prohibición de hacer publicidad a medicamentos éticos.
Añadió que en un intento de impedir lo que llamó ``fraudes a la salud'', su dependencia acaba de presentar a la Concamin un proyecto de reglamentación de control sanitario de la publicidad, que comprende el mercado de productos que se expenden en tiendas naturistas y farmacias, y que son importados como ``complementos alimenticios''.
Señaló que hasta ahora estos productos no están previstos en las reglamentaciones de publicidad y que muchas veces se aprovecha esta situación para atribuirles propiedades que no tienen. Esta publicidad se hace a todos niveles, desde el Metro hasta en canales de televisión por cable.
Jacques concluyó que las autoridades en todo el mundo se ven siempre rebasadas ante el incremento en el mercado de complementos alimenticios, remedios contra la obesidad, cosméticos y, en general, productos que se atribuyen cualidades que no han sido comprobadas.
Medicinas para la calidad de vida
De su lado, el doctor Francisco Higuera, director general de Insumos para la Salud de la Ssa, resaltó el hecho de que las autoridades sanitarias hicieron hincapié en que los medicamentos para la disfunción eréctil debían ser prescritos por los médicos y que no se trataba de afrodisiacos que se pudieran anunciar o vender libremente.
Agregó que en el caso de la Secretaría de Salud se trata de agilizar la autorización de fármacos que calificó de ``estratégicos'', es decir, aquellos que están dirigidos a combatir ``problemas nacionales de salud'', donde deben comercializarse más rápidamente. Añadió que en el caso de medicinas para enfermedades que afectan la productividad del individuo, como son el sida, el cáncer, la hipertensión o la diabetes, cuya incidencia ha aumentado en los últimos años en el país, se ``dedica más tiempo'' a los pasos necesarios para que se autorice su venta de manera urgente. Indicó que el Viagra no recibió este tratamiento por parte de la autoridad.
Fuentes del sector salud señalaron que a pesar de la guerra comercial entre laboratorios y la cobertura de medios, el Viagra y el Z-MAX ``no se están vendiendo como los laboratorios esperaban'', lo que ha ``preocupado mucho'' a Pfizer y Schering-Plough. Funcionarios atribuyeron este fenómeno a que la chabacanería que rodeó los informes sobre el Viagra pudiera haber fomentado que sujetos afectados por disfunción eréctil se avergonzaran ante la posibilidad de consultar a un médico para solucionar su problema.
Los medios no han contribuido a educar a la población
Las fuentes consideraron también que esto puede deberse al temor generado por recientes noticias sobre unas 30 muertes relacionadas con el Viagra registradas en otros países. La mayoría de estas muertes se produjeron en personas que tomaron el medicamento a pesar de que les estaba contraindicado; eran diabéticos, o bien, personas que recibían medicinas para la hipertensión o enfermedades coronarias.
En todo caso, es un hecho que el manejo de medios que hubo en torno del Viagra no contribuyó a educar a la población sobre el problema de la disfunción eréctil, ni fomentó que buscaran ayuda quienes lo padecen. Higuera señaló que lo que tenía que aprenderse sobre el Viagra es, sencillamente, que puede ser un auxiliar en la restitución de una función perdida, como es el objetivo de muchos otros medicamentos enfocados a mejorar la calidad de vida.
El doctor Fermín Valenzuela Gómez Gallardo, director del Departamento de Farmacología de la UNAM, señaló, por su parte, que la información que se dio en los medios de comunicación sobre el Viagra no enfatizó que el medicamento funciona si está bien utilizado, que es lo mismo que ocurrió hace unos años en Estados Unidos cuando se informó sobre el Prozac, un antidepresivo en muchos sentidos más efectivo y con menos efectos secundarios que los fármacos de ese tipo que se desarrollaron anteriormente.
Valenzuela aseguró que el Viagra se considera un medicamento para mejorar la calidad de vida, y que es un fenómeno reciente el que la industria farmacéutica se dedique a investigar este tipo de medicinas, cuyo objetivo es que los sujetos mantengan por más tiempo su vida productiva, con todas sus facultades, a diferencia de otros medicamentos cuya función es curar o controlar condiciones que ponen en peligro la vida del sujeto.
Cambiar la patología de la pobreza por la patología de la riqueza
Agregó que el incremento de las enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes e hipertensión están asociadas con el proceso de envejecimiento, está relacionado al aumento en la esperanza de vida. ``En México estamos viviendo el fenómeno de transición epidemiológica, al aumentar las expectativas de vida al cambiar la patología de la pobreza por la patología de la riqueza, o de la patología rural a la urbana'', señaló.
Valenzuela indicó que las medicinas para mejorar la calidad de vida son de empleo igual de delicado que los medicamentos encaminados a curar las enfermedades. Por lo tanto, señaló que se debe enfatizar que toda medicina, de calidad de vida o no, debe ser recetada por un médico, así como crear conciencia en el público de que ningún medicamento es inocuo.
La experiencia del Viagra bien podría provocar que la industria farmacéutica sea más cuidadosa en la publicación de sus descubrimientos. Así, los laboratorios Roche están por lanzar al mercado un producto auxiliar en el tratamiento de la obesidad. El medicamento es muy prometedor, pues a diferencia de los anorexénicos utilizados normalmente, no actúa en el sistema nervioso central para disminuir el apetito, sino que interfiere con la absorción de las grasas a nivel local, en el aparato digestivo. La información sobre el nuevo producto se ha distribuido sólo a profesionales de la salud.