La Jornada 24 de septiembre de 1998

Que aparezcan los verdaderos asesinos, reclamo en el homenaje de maestros del IPN a Heberto Castillo

Salvador Guerrero Chiprés Ť Bajo la carpa geodésica que cubre el auditorio Juan de Dios Bátiz del Instituto Politécnico Nacional, el doctor Fausto Trejo, de la Coalición de Maestros del 68 pide ``al señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas'' continuar el exhorto ``para que aparezcan los verdaderos asesinos del 2 de octubre''.

La diputada del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Laura Itzel Castillo, propone que el movimiento de ese año tenga la misma consideración museográfica que la Revolución Mexicana y que se constituya, apoyado en ``el emergente poder ciudadano'' un Museo del 68. ``En este proyecto se puede involucrar a testigos directos e indirectos, a cada ciudadano que tenga en sus manos una foto o un documento, una vivencia, una tragedia'', argumenta.

En el homenaje de los maestros del IPN a Heberto Castillo, Eli de Gortari, Jorge Maksabedián y José Revueltas, se pefilaron el discurso de petición de cuentas de los sesentaiocheros y el de reconciliación al que se adhiere el director del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Diódoro Guerra Rodríguez, quien en su discurso no menciona el 2 de octubre ni al Ejército. La resonancia del amplio espacio llega desde la tribuna, las paredes y el geométrico soporte aéreo que recuerda a la tridilosa inventada por el ingeniero Castillo.

Trejo acusa al regente de aquella época, Alfonso Corona -Carroña, dice- del Rosal, su paisano, de haber continuado en el ejercicio de la represión, una trayectoria que mantuvo como cacique en Ixmiquilpan, en su natal Hidalgo. A Luis Echeverría Alvarez, secretario de Gobernación cuando el Ejército ocupó el Casco de Santo Tomás, lo incluye entre ``el grupo de los mentirosos y los represores'' que deben asumir responsabilidades sin pretexto de la prescripción de delitos.

Trejo, de la Coalición de Profesores Pro Libertades Democráticas, que se constituyó hace 30 años para acompañar al movimiento estudiantil, grita desde el micrófono ante 500 personas de las cuales menos de 120 son estudiantes, el resto profesores y funcionarios politécnicos: ``¿qué podemos decir de los soldados y del Ejército que se lanzó al asesinato y al genocidio? Estoy de acuerdo con el exhorto del ingeniero. Pero ¿reconciliarnos con ese Ejército es bajo condiciones? Entremos en diálogo con el Ejército pero con un Ejército humanizado''.

A Trejo, preso en Lecumberri 2 años 4 meses 10 semanas y 7 horas, detalla, no le convencen las encuestas que favorecen la imagen del Ejército y que comenzaron a ser difundidas por la televisión: ``dialoguemos con un Ejército consciente, un Ejército que entienda ¿cómo voy a dialogar con un Hernández Toledo, con un Corona del Rosal? Se trata de una reconciliación con el Ejército pero bajo condiciones. Los viejos del 68 estamos de acuerdo, Cuauhtémoc, pero ¿cómo dialogar con un gorila?''.

El 23 de septiembre de 1968, 45 vehículos militares, entre tanquetas y transportes del Ejército Mexicano, ocuparon el Casco de Santo Tomás. Diódoro Carrasco dice al respecto: fue uno de los momentos más importantes del movimiento. Aquel día ``los estudiantes y profesores defendieron aquí sus escuelas, no sólo con barricadas sino con la certeza de que acudían a defender su integridad institucional, su integridad moral, sus demandas por una educación sustentada en la universalidad y el derecho al conocimiento''.

Carrasco no menciona ante quién se defendían los estudiantes. ``Se entiende'', disculpa una voz.

La diputada Laura Itzel Castillo plantea que el México de hace 30 años ``no está tan distante como creeríamos de la situación actual''. Compara la defensa que hicieron Gustavo Díaz Ordaz y Adolfo López Mateos del modelo de desarrollo, con la que se hace desde hace tres sexenios del modelo neoliberal. Además, ``si en aquel tiempo la represión abarcaba a la mayoría de los movimientos sociales, fueran los ferrocarrileros, los médicos, los campesinos, los electricistas, los maestros y, desde luego, los estudiantes, ahora podemos encontrar una represión selectiva que no por más encubierta es menos violenta''.

Lili de Gortari, hija de Eli, el filósofo y ex rector de la Universidad Nicolaíta, escucha a la legisladora cuando se asume como parte del grupo de ``hijos del 68''. Ese año fue no sólo el de la represión, sino de meses de lucha, proyectos, movimiento, organización, ``pero también de angustia, sobresaltos y represión''.

``Si te agarran te van a matar'', recordó Laura Itzel que le dijo Lázaro Cárdenas a su padre en una de las visitas del general al ingeniero realizadas en la clandestinidad para prevenirlo y apoyarlo para salir del país. La frase dio título a un libro que será reditado por la Fundación Heberto Castillo, anunció la diputada.

Desde sus ojos claros, la niña que era en 1968 preguntó a su padre la razón por qué se escondía. Heberto le respondió con la enumeración de sus compromisos con la Constitución, la libertad de los presos políticos, la libertad de expresión y de cómo se enteró de la respuesta violenta del gobierno.

``Aquí en la clandestinidad -dijo Herberto entonces- me encuentro en pie de lucha porque para mí, como para muchos, este movimiento no tan sólo no se ha acabado, es apenas el principio porque el próximo movimiento será el revolucionario''. Veinte años después declinó su candidatura a favor de Cuauhtémoc Cárdenas y lo acompañó en la construcción del PRD.

Por eso el poeta Leopoldo Ayala, como Fausto Trejo, consideran a Heberto ``constructor de movimiento, acción y lucha democrática''. Ayala insiste en que el tiempo de los presos se mide distinto. Aunque envejezcan igual sienten que han vivido mucho más rápido que quienes están fuera.

Recuerda a Revueltas, malhablado, capaz de construir la cultura a su alrededor, merecedor de las Mitologías que le ofreció el poeta Efraín Huerta. De Jorge Maskabedián el director del IPN destaca la contribución que el ingeniero electricista egresado de la ESIME hizo con Eli de Gortari al fundar en el IPN el proyecto de Estudios Sociales, Tecnológicos y Científicos. Maskabedián fue cesado por participar en la Coalición de Maestros. También Trejo fue despedido.