Abrir los expedientes del 68, demandará la Cámara ante la Corte
Ciro Pérez Silva y Mireya Cuéllar Ť La Cámara de Diputados interpondrá una controversia constitucional en contra del Poder Ejecutivo por negarse a abrir los archivos sobre el movimiento estudiantil de 1968 que están en poder de la Secretaría de la Defensa Nacional, informó ayer la comisión legislativa que investiga el caso.
El diputado Pablo Gómez explicó que el asunto se llevará a la corte porque no puede ser que el Poder Ejecutivo niegue a los diputados un derecho que la ley le otorga -la Orgánica del Congreso- para requerir y obtener copia de cualquier documento o archivo de la nación.
``Yo quisiera que en México se hiciera justicia no por otra razón, no por afán de venganza, sino porque este es el país de las impunidades. Desde el poder se ha generado la cultura de la impunidad, ahí está el Fobaproa, los Halcones, Acteal, Aguas Blancas...'' agregó el diputado perredista, miembro de dicha comisión y dirigente estudiantil en 1968.
Las evidencias, expresó Gómez Alvarez, demuestran la responsabilidad del entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría Alvarez, y de Fernando Gutiérrez Barrios, quien era titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), en la matanza de Tlatelolco.
En el expediente de la Comisión del 68, afirmó, se cuenta con una tarjeta que dirigió la mañana del 2 de octubre el presidente Gustavo Díaz Ordaz a Echeverría. En el punto dos se habla de ``mitin estudiantil'', por lo que está claro, sostuvo el diputado, que ambos estaban enterados. Explicó que nunca estuvo en duda la responsabilidad de Díaz Ordaz, porque en su momento él la asumió, pero que ahora hay elementos para aclarar la participación de otros funcionarios.
Aseguró, porque estuvo ahí, que el Ejército entró a la Plaza de las Tres Culturas acompañado del Batallón Olimpia y ``la gente de Gutiérrez Barrios y Echeverría, los de la DFS; por lo tanto, había una coordinación de mando, un mando unificado''.
Pablo Gómez fue entrevistado al término de una reunión de la Comisión del 68, en la que rindió su testimonio y donde habló de lo que define como ``las grandes mentiras''.
``Yo fui testigo de cómo un capitán del Ejército disparó primero, con una pistola, desde el tercer piso del edificio Chihuahua; no fueron los estudiantes, y es posible conocer la identidad de ese elemento si se abren los archivos. Yo lo vi también después, cuando nos detuvieron, y escuché que sus subordinados lo llamaban capitán. Eso acaba con la versión de que fueron los estudiantes los que dispararon'', dijo.
Agregó que tampoco existía una conspiración internacional, ni se sostiene que haya sido una expresión de la lucha interna del gobierno por la sucesión presidencial, que los estudiantes eran una organización armada, no pacífica, o que fue parte de la guerra fría.
``Todas estas mentiras para nosotros siempre han estado muy claras, pero es necesario que la opinión pública ponga atención. A estas alturas, cuando se ha entrado en una transición a la democracia, tratar de desacreditar a un movimiento fundacional de la democracia mexicana como es el 68 es un atentado contra la democracia y contra el proceso que estamos intentando abrir en nuestro país, por eso no es inútil defender al movimiento'', dijo Gómez Alvarez.