Emilio Pradilla Cobos
Informe: herencia y contexto

El primer Informe de Gobierno sobre diez meses de trabajo, presentado por Cuauhtémoc Cárdenas ante la ALDF, tiene gran importancia para los ciudadanos del Distrito Federal, porque es el primero en la historia rendido por un gobernante electo con su voto directo, es el primer gobierno de un partido político distinto al PRI en 70 años, y fue presentado como ``rendición de cuentas a los ciudadanos''. Analizaremos cuatro aspectos: la herencia dejada a Cárdenas por los gobiernos priístas, el contexto económico y social que enmarca su gestión, las posturas de los actores políticos ante el informe, y el contenido del texto frente a la realidad capitalina.

Este gobierno recibe del priísmo, la administración de un fragmento (el DF) de la ciudad real (la Zona Metropolitana), sin unidad de gestión y carente de instancias e instrumentos eficaces y actuantes de coordinación en la acción frente a problemas comunes y estrechamente enlazados. Toda la gran metrópoli se hallaba (y se halla aún) sumida en una profunda crisis estructural resultante de décadas de crecimiento demográfico y físico explosivo, disperso y desordenado, regido por los intereses del gran capital (sobre todo el inmobiliario) y los políticos hegemónicos, ante una planeación urbana discursiva, sin instrumentos y manejada en muchos casos venalmente. La crisis de los años 80 (aún no superada) y las políticas neoliberales de los últimos tres gobiernos federales y locales (liberación comercial incondicional, privatización ciega de lo público, abandono de la base productiva, libertad al capital financiero especulativo, reducción forzada del salario, contracción del gasto público, abandono de la planeación, etcétera), agudizaron hasta el límite los rasgos básicos de esta crisis: especulación inmobiliaria sin control, destrucción masiva de reservas naturales, agudo déficit de vivienda y asentamientos irregulares de alto riesgo, elevada contaminación de suelo, agua y aire, insuficiencia e ineficiencia del transporte público y desmantelamiento de Ruta 100, saturación vehicular, deterioro de infraestructura y servicios públicos, alta vulnerabilidad ante siniestros, crecimiento acelerado del ambulantaje en toda la ciudad, segregación social del territorio, empobrecimiento creciente de las mayorías, y como consecuencia de todo ello: generalización de la violencia ocasional y organizada con participación de miembros de los cuerpos policiales, ante una justicia ineficiente y en muchos casos penetrada por la corrupción.

La administración pública, atrasada, ineficiente, lenta, dominada por la ``gratificación'' como forma de operación, funcionaba discrecionalmente, sin apego a programas de mediano y largo plazo, subordinada al interés de perpetuación del partido gobernante en el poder, era coto de la corrupción a todas las escalas y niveles. La ``gobernabilidad'' se sustentaba en la corrupción y el control corporativo de los sectores populares y empresariales mediante sindicatos (incluidos los de trabajadores del DF) y organizaciones gremiales, líderes impuestos y dádivas y concesiones espurias e ilegales. Reinaba el desorden autoritario. Sólo impacientes, ignorantes o sectarios pueden exigir que la monumental crisis urbana sea resuelta mágicamente en unos meses.

Los diez meses de gobierno han corrido en un contexto nacional adverso, derivado de la prolongación de la crisis estructural y el inicio de una nueva coyuntura: tres recortes al gasto público federal que afectan al DF, expectativas de mayor inflación, fuga de capitales especulativos y devaluación monetaria, funcionamiento errático a la baja de la Bolsa de Valores y depreciación de las empresas, elevación de las tasas de interés y contracción del crédito, aumento de los deudores morosos, desaceleración productiva, segura contracción del empleo formal y aumento de la informalidad. Este nuevo rebote de la crisis económica ocurre en medio de la descomposición del régimen político y su derivación paralizante y autoritaria. Finalmente, las condiciones naturales excepcionales de alta destructividad han hecho estragos en la capital y otras regiones del país. Analizar objetivamente lo hecho hasta ahora por el gobierno de Cárdenas exige colocarlo en este escenario, como él mismo lo señaló.