Alamilla: los católicos estábamos contra ``la famosa huelga marxista-leninista''
Alma E. Muñoz Ť El obispo emérito de Papantla, Genaro Alamilla, reveló ayer que fue asesor de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) en 1968, en su calidad de sacerdote, con el objeto de ``mentalizar, concientizar a las personas para entender que un gobierno marxista-leninista -como consideraba el movimiento estudiantil de la época que debería haber en México-- no solucionaría los problemas del país, sino empeoraría las cosas''.
Mencionó que los católicos ``estábamos en contra de la famosa huelga estudiantil, porque era apoyar a una izquierda extrema que muchos la señalaban como la fuerza marxista-leninista, con la intención de hacer desaparecer nuestro gobierno, pero aunque no compartiéramos sus ideas también nuestro grupo sufrió represiones''.
Vía telefónica, el religioso señaló que a 30 años de la masacre de Tlatelolco no es posible fincar responsabilidades porque ``ya pasó mucho tiempo y ahorita andan buscando quién es el culpable. El Presidente de la República es el jefe supremo de las fuerzas armadas y por ello preguntarle a un muerto no es posible. Los funcionarios que todavía viven se encubren y encubren a otros''.
Alamilla precisó que durante la masacre de la Plaza de las Tres Culturas él se encontraba en Bogotá, Colombia, pero ``había dicho a los que debía que cuando hubiera una cosa de esas me pusieran un cable con clave, pues no podía delatarme y me regresé inmediatamente ante el problema''.
El asunto, añadió, es un poco confuso, por la idea que teníamos sobre la huelga estudiantil y el grupo no simpatizante con el movimiento entró en pugna con los líderes de éste, pero ``a fin de cuentas de ambas partes fueron victimados, porque las autoridades no estuvieron escogiendo y entró el Ejército para aplacar el borlote que había''.
Genaro Alamilla abundó que en aquel entonces sólo había entre 17 o 18 obispos que conformaron el Comité Episcopal Mexicano y recordó que sus reuniones las realizaban en la Basílica de Guadalupe.
En mi calidad de obispo emérito, añadió, ``tengo muchas reuniones con jóvenes y mi trabajo es siempre sembrar ideas positivas, creativas y válidas. Aquel tiempo era un poco conflictivo, pero hoy no lo es menos. Es conflictivo, sobre todo, en el campo. Por ello mi tesis para la juventud es: México sufre y padece un cúmulo de crisis. Estamos ya en las puertas del próximo siglo. La momiza y los jóvenes somos los únicos que vamos a poder hacer una verdadera reconstrucción de México. No hay nadie más. Los viejos no la hicieron, pero como jóvenes, hay que ser responsables en tres áreas: la familia, la patria y la Iglesia''.