La Jornada 26 de septiembre de 1998

SG: no se desclasificará información del 68

El ex regente de la ciudad de México y general Alfonso Corona del Rosal deslindó responsabilidades sobre la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968.

Dijo que el Ejército sólo tenía instrucciones de estar cerca de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco ``para mantener el orden'' durante la manifestación de estudiantes que ya había sido autorizada y que la policía capitalina, que estaba bajo su mando, sólo le informaría ``de los sucesos que ocurrieran'' durante la concentración.

Señaló que ``como regente del gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz siempre consideré que dicho movimiento podría ser resuelto a través del diálogo y no por medio del enfrentamiento o violencia'' y que de acuerdo con los informes del Ejército, la noche del 2 de octubre, de Tlatelolco sólo fueron ``levantados 36 cadáveres''.

A 30 años de aquellos sucesos, Corona del Rosal expresa que en los archivos de la Procuraduría General de la República (PGR) y de las secretarías de la Defensa Nacional y de Gobernación podrá encontrarse que los estudiantes quisieron desestabilizar el régimen de Díaz Ordaz; deja entrever que, en parte, los estudiantes tuvieron culpa de lo que ocurrió en Tlatelolco, pues tenían arsenales en la unidad habitacional.

México, centro de las miradas

El militar de 96 años, estableció que el gobierno actuó en contra del movimiento estudiantil, porque aunque era de carácter local, ``buscó al final el enfrentamiento en momentos que el mundo estaba pendiente de nuestro país por la realización de la Olimpiada''.

En una carta enviada el 23 de septiembre a la comisión de la Cámara de Diputados que investiga los hechos de 1968, el también ex presidente del PRI y ex gobernador de Hidalgo hace especial énfasis al referir que en los archivos de las secretarías de la Defensa Nacional y de Gobernación hay pruebas de que los estudiantes poseían ``arsenales con bombas, municiones y rifles'' en los edificios de Tlatelolco que circundaban la Plaza de las Tres Culturas.

En el texto advierte que él ha sido uno de los ex funcionarios que más ha dado entrevistas y aportado datos sobre el caso, y acepta que la matanza de estudiantes ``fue muy lamentable para México''. Asimismo, subraya que en el futuro cualquier problema que afecte la seguridad del país ``deberá ser superado a través del diálogo y no por medio de la confrontación''.

Con el ánimo de contribuir a que ``se aclaren tantas mentiras y exageraciones que se han dicho'' a lo largo de estos 30 años, Corona del Rosal entregó a los diputados, junto con su carta, cuatro tomos de la Procuraduría General de la República (PGR) en los cuales hay información general; datos sobre manifestaciones, asambleas, mítines; declaraciones ante el Ministerio Público de los líderes del movimiento; autos de formal prisión dictados por daños en propiedad ajena, ataques a las vías de comunicación, invitación a la rebelión, acopio de armas, homicidio y lesiones contra agentes de la autoridad, entre otros.

En el escrito enviado a la comisión de diputados que lo invitó a comparecer, sugirió que investigue cuál fue el número real de muertos que hubo el 2 de octubre de 1968, ``ya que éste ha sido un tema en el que se han exagerado datos''.

Recordó que en el libro de sus memorias políticas, publicadas en 1995, dedicó un capítulo al movimiento estudiantil y dio información sobre los cuerpos levantados de la Plaza de las Tres Culturas: ``Aporto información del general de división Javier Vázquez Félix, quien fue testigo y formó parte activa cuando fueron levantados los cadáveres; según esa cifra, eran 36 muertos''.

Aseguró que en una entrevista de radio realizada en 1995 se manifestó por la creación de una comisión de la verdad ``para que se aclaren tantas mentiras y exageraciones que se han dicho a lo largo de estos años''.

Expresó su confianza en que a través de la comisión de diputados, que encabeza el panista Gustavo Espinoza Plata, ``el pueblo de México se entere objetivamente de la verdad de dichos acontecimientos, sin más deformaciones o tendencias políticas; y dé a conocer la responsabilidad histórica del gobierno y de los que encabezaron dicho movimiento estudiantil''.

Los tiempos de la Guerra Fría

Corona del Rosal recordó que durante el periodo en que se gestó y desarrolló el movimiento estudiantil -``tiempos de la Guerra Fría''- organizaciones como la Central de Estudiantes Democráticos, la Liga Comunista Espartaco, las Juventudes Comunistas, la Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios y el Partido Comunista Mexicano lanzaban consignas rebeldes que atentaban contra el gobierno y, al mismo tiempo, lo alertaron contra la actitud de los jóvenes.

Citó algunas: ``Crear caos durante las Olimpiadas y derrocar al gobierno''; ``formaremos centros de resistencia y guerrillas urbanas''; ``nuestras escuelas serán cuarteles y las calles el campo de nuestra gran batalla''; ``Díaz Ordaz, títere del imperialismo yanqui''; ``la revolución cubana, símbolo del triunfo del movimiento revolucionario''; ``el poder nace del fusil''; ``la clase obrera en la lucha por el socialismo, tiene que realizar la tarea de derrocar al estado burgués'' y ``abajo el gobierno, muera Díaz Ordaz''.

En su documento, establece que contra lo ocurrido el 2 de octubre, él siempre consideró que el conflicto podría ser resuelto a través del diálogo y no con el uso de la violencia. ``Constantemente en mis oficinas recibí grupos de estudiantes donde dialogamos y escuchamos sus demandas'', asegura.

La tarde de la matanza

En referencia precisa a la tarde de la matanza, comenta que ese día recibió una llamada del entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría Alvarez, quien le aseguró que se autorizaba la manifestación en la Plaza de las Tres Culturas y que ``ya se había coordinado con el secretario de la Defensa Nacional para que el Ejército estuviera cerca para mantener el orden (el escrito no aclara cómo), dejando encargado al jefe de la policía para que me informara de los sucesos que ocurrieran en la manifestación''.

Para declinar la invitación que le hicieron los diputados, Corona del Rosal dijo que ya ha aportado mucha información y se remitió a una entrevista que en 1976 concedió al periodista Joaquín López-Dóriga para la revista Siempre!, misma que publicó ``un folleto'' en el que ``en forma espontánea y abierta'' expuso lo que a él le tocó vivir durante el movimiento estudiantil como jefe del Departamento del Distrito Federal.

``Debido a que mi testimonio ya lo dí y no hay más que agregar, les agradezco su invitación'', dijo en su carta a Espinoza Plata, que acompañó de los cuatro tomos con la información que sobre el caso tiene la PGR, y recomendó que copias de estos documentos sean distribuidos a los medios de comunicación. También les hizo llegar ejemplares de los ``folletos de la entrevista que hice para la revista Siempre!'', así como un ejemplar de su libro Mis memorias políticas.

En este libro, concluye en el documento, ``hablo ampliamente de dichos sucesos que fueron muy lamentables para México y digo que cualquier problema que afecte la seguridad del país deberá ser superado a través del diálogo y no por medio de la confrontación''. (Enrique Méndez)


Alma E. Muñoz Ť El perredista Jesús Martín del Campo, integrante de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, avizoró la posibilidad de que en el próximo ciclo escolar el tema del 68 se incorpore a los libros de texto oficiales.

Mencionó que no hay ningún impedimento legal para realizarlo y que es probable que la comisión citada recomiende a las autoridades educativas tratar el tema o someterlo a debate. ``Hay buena parte de los diputados que estamos de acuerdo, quizá algunos del partido oficial no quieran, pero ellos mismos están conscientes de que es inocultable este hecho histórico y no habría razón para no tratarlo en los libros'', comentó.

Al margen del coloquio México, 30 años en movimiento, que organizó la Universidad Iberoamericana, el legislador consideró que la negativa gubernamental a incorporar los sucesos de Tlatelolco se debe a una ``razón de Estado autoritaria que ha impedido que se conozca algo que ya todo mundo sabe que sucedió''. Por lo tanto, calificó de ``especie inquisitorial'' la actitud de las autoridades de la Secretaría de Educación Pública, quienes consideró que muestran una ``una actitud mojigata para no poner que hay responsabilidades de funcionarios y miembros del Ejército en la masacre del 2 de octubre, hecho que no siendo lo central es lo que más se recuerda''.

Pese a la posición mencionada, indicó que en las aulas los maestros hablan de los hechos para evitar un desconocimiento de los mismos por parte de los alumnos. ``El riesgo es que los niños tengan este registro inadecuado y pudieran construir ideas, precisamente, inadecuadas sobre lo que sucedió y se vean obligados a buscar por su propia cuenta fuentes''.

Así, dijo, deberían incorporarse en los cursos de historia que se imparten en las escuelas los hechos más relevantes de los años recientes, más aún si no hay impedimentos legales para ello.

Martín del Campo precisó que el debate público -en el cual participarían padres de familia, investigadores y maestros en activo--debe llevarse a cabo independientemente de la controversia constitucional que interpondrá la Cámara de Diputados contra el Poder Ejecutivo para abrir los expedientes del 68, porque ``esto no tiene límite para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la autonomía de este tribunal''.

Si la autoridad resuelve dar curso a la petición, agregó, podría someter a concurso cómo manejar el asunto para los libros de texto de primaria. ``Sería una decisión de voluntad, de apertura, de claridad de parte de las autoridades, y si no estaríamos hablando de que no hay voluntad y predominan, más bien, los cálculos políticos sobre las consideraciones pedagógicas''.


El ámbito más resistente a los cambios generados en el movimiento de 1968 ha sido el económico. Los de la política, la ética, las costumbres, la vida familiar, las relaciones intrageneracionales y de género se abrieron a procesos de transformación importante, afirmó Enrique Leff, quien fue representante de la Facultad de Química ante el Consejo Nacional de Huelga de 1968.

Consideró que en el campo de la economía se han visto pocos signos de apertura. Incluso, dijo, se han dado procesos cada vez más ``sofisticados'' de homogeneización del mundo, así como un proyecto de control y dominio total en términos de capital, desde los conceptos de ética hasta el valor de la naturaleza.

Al participar en la mesa redonda Economía y Sociedad, organizado por el Comité 1968-1998, el ex líder estudiantil aseguró que en el mundo prevalece la capitalización, pues todo se mide con el rasero del mercado, lo cual contiene un alto grado de perversión por las sutilezas que trae consigo este tipo de proceso.

El parteaguas que significó el movimiento del 68 no puede remitirse solamente a un brote espontáneo de la juventud en todo el mundo en ese año; ``creo que a 30 años tenemos que mirar qué otros signos de cambios de proyectos civilizatorios había, pues son el germen muchos otros que hoy vive el mundo entero'', dijo.

En tanto, Federico Novelo, representante de la Facultad de Economía hace tres décadas y ahora profesor de la UAM Xochimilco, hizo una reseña de las condiciones económicas que prevalecían en aquella época, cuando se hablaba del milagro mexicano, pues el país contaba con un crecimiento anual de 6 por ciento del PIB, había estabilidad económica, una deuda externa manejable y una relación ``alineada'' con los Estados Unidos.

Sin embargo, precisó que varias de estas circunstancias, hoy profusamente citadas, no eran del todo ciertas, pues el nivel del endeudamiento obligaba ya al gobierno mexicano a pedir prestado para poder pagar el servicio de la deuda y daría pie a la carga que más tarde viviría el país con mucha mayor gravedad. Además de que existía una enorme desigualdad social, un desequilibrio sectorial donde se privilegiaba el desarrollo de la industria sobre la producción agropecuaria, y una monopolización del poder político.

Señaló que fue en 1982 cuando creció esa penuria y se iniciaría lo que hasta ahora está vigente: privilegiar el compromiso con el exterior, pagar la deuda a toda costa, dejando de lado los derechos sociales de la enorme mayoría de los mexicanos. Hoy, estos mismos derechos, dijo Federico Novelo, se presentan como una especie de filantropía gubernamental, con programas asistenciales como Solidaridad y Progresa. México enfrenta hoy, como hace 30 años, un desafío de desigualdad social. comentó.

El acto, realizado la noche del jueves en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, estuvo moderado por Raúl Alvarez Garín, otro dirigente estudiantil del Consejo Nacional de Huelga.