La Jornada 29 de septiembre de 1998

Cerrazón en AL hacia la educación bilingüe

Claudia Herrera, enviada, Antigua, Guatemala, 28 de septiembre Ť Aunque en América Latina hay una gran diversidad cultural y se hablan cerca de mil lenguas, los gobiernos de esos países mantienen una cerrazón a cambiar la educación para reconocer a los pueblos indígenas, destinan escasos recursos, aplican modelos académicos en crisis y no toman en cuenta a los grupos étnicos, señalaron los participantes en las Segundas Jornadas Iberoamericanas de Educación Intercultural Bilingüe.

Frente a esa postura, hay otra novedosa que promueve la educación intercultural bilingüe, que reconoce lo diverso y la identidad, busca establecer un diálogo que considere a todas las culturas iguales y que no persista una hegemónica, como hasta ahora ha sucedido.

A partir de este lunes autoridades educativas, representantes de organizaciones no gubernamentales, investigadores y miembros de organismos internacionales de 14 países latinoamericanos, así como de España y Portugal, se reúnen en esta ciudad para reflexionar sobre la educación indígena y las propuestas para promover el desarrollo de los grupos étnicos sin que se presenten choques culturales.

Convocado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), organismo internacional que agrupa a los gobiernos de 24 naciones, este encuentro -que concluye el próximo miércoles- se propone debatir las consecuencias que ha tenido en América Latina una educación que excluye a los pueblos indígenas, analizar la participación de los mismos en el diseño y evaluación de los programas educativos, contrastar los avan- ces de los marcos jurídicos en diversos países para la implantación de la educación bilingüe y definir estrategias y limitaciones en estos procesos.

La política educativa para los indígenas en América Latina ha fallado porque se ha definido desde el centro como un sistema burocrático que hace a un lado las necesidades educativas de las comunidades. Además no ha logrado la democratización y eficiencia de la enseñanza y evalúa a los alumnos que hablan una lengua indígena con los mismos criterios que aplica para el resto de la población estudiantil, afirmó el lingüista Héctor Muñoz Cruz, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.

El especialista criticó que la escuela sigue reforzando la desigualdad porque transmite a su alumnos indígenas que se conformen con su condición de inferioridad. Así ``garantiza una distribución desigual del conocimiento y también de la capacidad de sacar un mejor provecho del mismo'', remarcó.

Sin embargo, la directora de programas de la organización, María-José García-Sípido afirmó que esta situación no puede continuar y que en el futuro la educación ``será intercultural o no será educación, porque el mundo debe dejar atrás la convivencia basada en el monopolio cultural de unos cuantos países.

En ese sentido, Enrique Ipiña, coordinador académico de las jornadas y representante de Bolivia, aseguró que sólo es posible respetar los modos de vida de los pueblos si nos basamos en el derecho de todos a tener su propia manera de vivir. La cultura universal se tiene que construir tomando en cuenta las particularidades de cada pueblo, aseguró.

Por ello, dijo que deben quedar atrás los ``programas educativos apartheid'' y en su lugar elaborar planes de estudio flexibles y abiertos, y no utilizar libros de texto únicos o maestros con una formación única.

En Iberoamérica, expuso Alexis López, ex director de educación indígena en México, hay dos modelos educativos para indígenas: el paralelo, que práctica nuestro país y que separa a los niños que pertenecen a algún grupo étnico del resto de los estudiantes, y el esquema de integración, que aplica España con escuelas comunes para africanos, gitanos y españoles.

Al hacer un diagnóstico de la educación indígena, el antropólogo y lingüista Ernesto Díaz-Couder explicó que enfrenta diversos problemas. Mencionó por ejemplo que este tipo de enseñanza es costosa, pues se tienen que hacer programas de estudio, materiales y formar a maestros para muchas lenguas, pero habladas cada una de ellas por pocas personas.

Explicó que en nuestro continente la mayoría de las lenguas son utilizadas por poblaciones pequeñas, de entre 500 y 50 mil habitantes, y sólo unas cuantas rebasan el millón de hablantes, como son la maya, náhuatl, quiché, quechua y aimará.

Además, a unos cuantos años del tercer milenio, no existen criterios uniformes para separar una lengua de otras y todavía resulta difícil definir las nociones de lengua y dialecto. Incluso, eso hace difícil algo tan elemental como es saber cuántas y cuáles lenguas deben atender los servicios educativos, indicó el también profesor del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de México (CIESAS).

Otra falla de los programas educativos en el continente es que reducen el concepto de cultura a la lengua, siendo que una enseñanza adecuada debe atender las diferencias étnicas y de identidad que van más allá de esa forma de expresión.

Por ejemplo, señaló que la historia es una de las materias que mejor sirve para fortalecer o debilitar la identidad de los pueblos indígenas. En el primer caso, se interpretan los hechos históricos desde el punto de vista oficial, el cual ignora el origen étnico de los héroes nacionales y los identifica como ciudadanos comunes.

También, los gobiernos se han equivocado al calificar a los hablantes de lenguas indígenas como individuos incompetentes en el idioma nacional, en vez de reconocerles el derecho colectivo a utilizar la lengua de su pueblo.

La escuela además sigue considerando a la cultura indígena en sus aspectos más superficiales como el folclor, las costumbres o leyendas y no incorpora el sistema de valores de los pueblos indios para el diseño y aplicación de los programas de estudio, explicó.

``Es indispensable que la escuela y el sistema educativo indígena sean capaces de escuchar la voz de la cultura de los educandos indígenas en el trabajo diario en las aulas para ser un verdadero diálogo intercultural'', concluyó.