Flash urgente o... Trivia de guerra.
El martes pasado, el Ejército Mexicano introdujo más de 3 mil 200 soldados en diversas cañadas de Ocosingo y Las Margaritas. ¿A qué obedece este nuevo despliegue de fuerza, que incluye tanquetas y hummers, en la selva zapatista?
A instrucciones, dicen los periodistas en Chiapas, del ``gobernador'' Roberto Albores Guillén. Los 3 mil 200 soldados extras van a cumplir una misión específica.
Votarán, en las elecciones del día de mañana, por los candidatos del Partido Revolucionario Institucional.
-¡Pues me parece pornográfico!- dice el tonto del pueblo, de bastón y anteojos ahumados, tambaleándose como un ciego; vamos entre la multitud que marcha rumbo a la plaza de las Tres Culturas.
-¡Carajo, maestro!- grita, casi, para que todas y todos lo oigan. Estamos celebrando el aniversario triple equis, o sea XXX, o sea hard core, de un movimiento que básicamente luchó contra la censura...
-Sí, pero que triunfó, no obstante que fue masacrado -le digo, recordando una vieja máxima. No olvides que el 69 es una conquista del 68.
-¡Está bien, está bien! Pero, a ver, ¿por qué festejamos los 30 años? ¿Por qué no los 29 o los 31? ¡Pues porque somos unos pinches súbditos del sistema decimal!
-Bueno, manito -lo trato de apaciguar. Date cuenta: en medio de tantos apocalipsis, por lo menos, los organizadores andan bien prendidos... Se rejuvenecieron, se recargaron las pilas.
-Sí, pero yo veo a muchos en la luna -el tonto es implacable a veces. A otros, en cambio, fíjate, los veo en la lona. Y sé de otros que sencillamente andan en la lana.
-¡Oye!- me enfado. Y también hay otros que están haciendo cosas políticamente importantes.
-¿Quiénes? Dame un ejemplo.
-Salvador Martínez della Rocca, El Pino, y Raúl Alvarez Garín. Además, no vinimos a conmemorarlos a ellos; mira toda la gente joven que se ha estado juntando alrededor de esto.
-El 2 de octubre de 1996 -me revira-, salieron cien mil chavitos, ¡y no a reverenciar un movimiento que ya era parte del sistema, sino a invitar a los zapatistas, a decirles vengan, esta ciudad es de ustedes!
-¿Y a qué vienen hoy estos escuincles? -lo pesco a la mitad de un tropiezo, cuando el bastón se le enreda con la pierna. Vienen a exigir paz en Chiapas, a decir no al Fobaproa, no a la tiranía económica, no a la infelicidad obligatoria, no a los noticieros vendidos que calumnian, no al PRI, no al pliego de soluciones del ``gobierno''.
-De acuerdo -dice el tonto-, puede ser. ¡Pero yo estoy contra la nostalgia!
-¡No seas snob! ¡Mira qué bonitas niñas! Mira cómo...
-¡Basta!- explota, deteniéndose en seco. ¿No ves que estoy ciego? Observa, dice, quitándose los anteojos.
-¡Pero qué te pasó!- me alarmo de veras.
El héroe de esta página tiene dos grandes parches sobre los globos oculares, y sonríe, sabiendo que ha logrado impresionarme.
-Maestro- susurra, tirando de mí hacia la izquierda, pidiéndome que lo ayude a salir de la manifestación, llevo cinco días ciego, preparándome para caer en trance. Estoy a punto de ejecutar uno de los más asombrosos prodigios de la parapsicología contemporánea...
Caminamos contra el gentío, alejándonos de Tlatelolco por la avenida Ricardo Flores Magón, y doblamos a la derecha en Lerdo.
-Hace mucho que estoy -dice el tonto- en deuda con un señor que se portó espléndidamente cuando fui a visitarlo. Me refiero al profesor Sergio Valdez, de la UAM-Xochimilco, preso desde el 11 de abril en el penal de Cerro Hueco, en Tuxtla Gutiérrez.
Ahora estamos formados en una cola ante la taquilla del salón Los Angeles. Y mientras esperamos, recuerdo, por supuesto que recuerdo. Sergio Checo Valdez, el joven activista Luis Menéndez Medina, y los indígenas Sebastián Chulín González y Antonio López Vázquez, de la comunidad zapatista de Taniperla, continúan enjaulados en Cerro Hueco, porque están dando una batalla admirable por la dignidad.
El 11 de abril, en efecto, fueron detenidos en Taniperla, sin orden de aprehensión, junto con diez indígenas más, al igual que una docena de observadores extranjeros, cuando las fuerzas del ``gobierno'' atacaron y, según esto, ``desmantelaron'' el municipio autónomo Ricardo Flores Magón.
Los extranjeros, ya se sabe, fueron expulsados del país inmediatamente. Los mexicanos, por su parte, enfrentaron un proceso penal viciado de origen, basado en acusaciones falsas, y diez de ellos lograron volver a la calle, pagando una fianza tan elevada como injusta.
En agosto, el juez de la causa, Juan de Dios Olvera Rojas, anunció que ``por desvanecimiento de pruebas'', quedaban sin efecto las acusaciones de rebelión, motín, asociación delictuosa y otras, por lo cual Checo Valdez, Luis Menéndez, Sebastián Chulín y Antonio López Vásquez, se hacían acreedores, igual que sus compañeros, al beneficio de la libertad bajo caución.
-Si cada uno de ustedes paga 70 mil pesos -les dijo el juez-, ahorita mismo los suelto.
Pero en una reacción ejemplar, los cuatro respondieron.
-No nos vamos a ir de aquí, hasta que nos retiren todos y cada uno de los cargos.
A Checo Valdez, hoy que conmemoramos el XXX aniversario de Tlatelolco, lo tienen preso por el gravísimo crimen de haber pintado un mural junto con los indígenas rebeldes de Taniperla.
Ya estamos, pues, en el interior del salón Los Angeles, como todas las noches lleno a reventar. Hay sillas y mesas por todas partes, y una ingeniosa distribución del público ha permitido establecer tres escenarios. Un mesero de librea amarilla viene y va, haciendo malabarismos chistosísimos con una charola repleta de botanas.
-Mira esto -me dice el tonto, sacando un fax.
Es una declaración de la oficina de Comunicación Social del ``gobierno'' de Chiapas y asegura que en esa entidad ``no hay presos políticos''.
-Albores Guillén es tan cínico que ya olvidó que tiene 104 indígenas presos, acusados por ``rebelión'', delito eminentemente políticos. De ellos, 70 permanecen en Cerro Hueco y 34 en la penitenciaría de Yajalón, y muchos fueron arrestados durante los operativos de abril y mayo contra los municipios autónomos.
El tonto desglosa el origen de los detenidos. Hay 4 de Taniperla; 6 de Nicolás Ruiz, 12 de Amparo Aguatinta, 18 de El Bosque, mientras el resto proviene de la zona norte de Chiapas. Para Miguel Angel de los Santos, abogado defensor de los presos zapatistas agrupados en La Voz de Cerro Hueco, ``en todos los casos, el ministerio público inventó primero las acusaciones y después las pruebas y los testimonios contra los reos. Además, los jueces dieron legitimidad a estas artimañas, con el único fin de lograr que los juicios se vuelvan más tortuosos''.
Peor todavía: los prisioneros de la zona norte fueron capturados en forma absolutamente ilegal por los paramilitares de Paz y Justicia, a quienes el ``gobierno'' de Chiapas reconoce como ``autoridades'', con supuestas facultades para practicar arrestos.
-Lo más divertido -señala el tonto- es que según Roberto Fuentes Domínguez, representante del ``gobierno'' de Chiapas ante la Comisión de Concordia y Pacificación, el plan de distensión elaborado por Albores Guillén y respaldado por Francisco Labastida Ochoa, ``se está cumpliendo en todos sus aspectos''.
Pero estamos en el salón Los Angeles, repito, y ya están dando la tercera llamada. Con gran reconcentración, el tonto se arranca los parches de los ojos, y tal como lo anticipó, cae en trance extrasensorial y se convierte en medium en el momento que todos ``los privilegios de la vista'' reunidos en la deliciosa persona de Edith González, aparecen en escena.
Las manos extendidas sobre la mesa, los párpados entornados, el tonto del pueblo está absorbiendo las imágenes que se desenvuelven ante nosotros, y su poderoso cerebro las envía, a través del éter, hasta los cerebros de Checo Valdez y de sus 69 compañeros hacinados en una galera de Cerro Hueco, para que ellos también gocen de la música, los chistes, las coreografías y las intrigas de Aventurera, espectáculo de cabaret, con el sello de Televisa, que lleva más de un año prodigando su ácida mirada crítica sobre el México de hoy.
Con un texto de Carlos Olmos (el famoso autor de Cuna de lobos y El Eclipse), basado en la vieja película escrita por Alvaro Custodio, un elenco de primerísimos actores, encabezados por Carmen Salinas y Ernesto Gómez Cruz, nos sitúa en una escuela de ballet para señoritas, donde Edith González se inscribe, disfrazada de Elena, para representar a la angelical ``mushasha de Shihuahua'' que va a ser corrompida en el cabaret Kumbala de Ciudad Juárez.
El Kumbala es el pequeño imperio de la señora Rosaura (Carmen Salinas), que mantiene su dominio gracias a la complicidad de un policía judicial típico, el comandante Treviño (Ernesto Gómez Cruz), quien la abastece de coca y la protege.
Durante casi tres horas, y con una estructura que mucho debe al género de la telenovela, veremos a Alejandro Tommasi como el travesti Bugambilia, a Luis Felipe Tovar como Lucio el tratante de blancas y a un tímido Sergio Basáñez como el ingenuo enamorado de Elenita, enredarse en una trama dominada por la generosidad y la abundancia de una producción que no escatima recursos para entretenernos.
Obedientes a la línea del texto y sin negar la cruz de su parroquia, los actores principales cumplen con precisión y van creando un clima sórdido y opresivo, que llega a su clímax cuando Gómez Cruz y doña Carmen improvisan un diálogo basado en las noticias del momento y devoran a los políticos del día, desde Clinton hasta López Obrador, pasando por Zedillo, Fox, Calderón y Cuauhtémoc Cárdenas, sin dejar, desde luego, títere con cabeza.
Como en los buenos tiempos del cabaret mexicano, Aventurera reúne, entre los 800 espectadores que presencian cada función, a figuras de la política, del teatro, de la televisión y del periodismo, que doña Carmen se encargará metódicamente de ir mencionando, para que la gente sepa, y sienta, de qué color pinta el verde.
Cerca ya del gran final, después de haber efectuado nada menos que doce agotadores cambios de vestuario -que incluyen un fastuoso turbante de frutas rumberas y un bellísimo penacho de plumas de faisán combinado con un bikini de ocelote- Edith González cierra la escena de su boda contando la siguiente adivinanza: ``¿Por qué los viejitos, cuando toman viagra, se ponen una mano aquí (en el corazón) y otra aquí (en el sexo)? (Pausa dramática.) Para ver qué se les para primero''.
Entonces cae el telón, y después de la apoteosis, doña Carmen Salinas hace un comercial, que aquí se pasa al costo para que los lectores lo tomen muy en cuenta:
El miércoles próximo Aventurera ofrecerá una función especial cuya recaudación será destinada, íntegramente, a los damnificados por las lluvias en Chiapas.
Flash de última hora... Plácido Humberto Moralex, que fue presidente del PRI en Chiapas durante la época de Eduardo Robledo, anunció ayer en Tuxtla que renuncia a ese partido y que a través de la Asociación Belisario Domínguez apoyará al PRD y a su dirigente, Andrés Manuel López Obrador.