La Jornada Semanal, 4 de octubre de 1998



Stanley Brandes

Antecedentes de Berkeley

Jóvenes blancos de clase media y media alta, éste fue el perfil de quienes se rebelaron en Estados Unidos en los sesenta. Stanley Brandes retoma el origen, la repercusión y las consecuencias de estos levantamientos (a los que se suma la lucha de César Chávez) y hace un balance de lo pedido, lo ganado y lo imposible.

En Estados Unidos, los movimientos estudiantiles de los años sesenta fueron sumamente interesantes, principalmente por dos razones: primero, los alumnos rebeldes provenían sobre todo de grupos privilegiados de la sociedad estadunidense. La gran mayoría eran blancos de clase media y media alta, hijos de la élite. Estados Unidos todavía obligaba al servicio militar. Estudiar era la manera más común de salvarse de la ``mili''. Las universidades se llenaban de chicos que procuraban escaparse del servicio militar. Puesto que era relativamente caro matricularse en las universidades estadunidenses, estas instituciones se llenaban con chicos y chicas burgueses. Fueron ellos quienes crearon los movimientos de los sesenta.

La segunda razón por la cual estos movimientos estudiantiles resultaron notables fue que afectaban a las universidades de mayor prestigio. Aparte de Berkeley, las universidades que experimentaron manifestaciones importantes fueron las de Columbia, Harvard y Michigan, entre otras. Estas universidades podían considerarse fuentes nacionales de liderazgo científico, político, intelectual y moral. En los años sesenta, por primera vez en Estados Unidos, el Estado dirigía sus armas contra jóvenes universitarios, chicos y chicas blancos, privilegiados y de sectores profesionales.

Los sesenta en California

El estado de California en general, y la ciudad de Berkeley en particular, fueron la cuna del movimiento estudiantil estadunidense en los años sesenta. En aquella época, como ahora, California era una sociedad migratoria; era raro encontrar gente nacida en el mismo estado en que vivían. Muchos californianos vivían lejos de sus familias, por lo tanto, fuera de sus presiones, pero a la vez estaban aislados de cualquier tipo de apoyo. Recordemos también que, en los sesenta, estar separado de la familia geográficamente no significaba lo mismo que hoy en día. Viajar en avión era caro; hablar por teléfono igual. California, más que otros estados, estaba llena de gente arrancada de sus lugares de nacimiento y carente de raíces.

Durante la posguerra, los migrantes llegaron a California para compartir el sueño dorado que representaba. Los sueños variaban: algunos buscaban riqueza económica, otros riqueza espiritual, otros más la libertad de todo tipo de vínculo familiar, y casi todos, paisajes hermosos y un clima envidiable. En California nacieron los beatniks; el estado fue cabecera del movimiento hippie y famoso por las obras literarias de Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Desde el principio, era una sociedad experimental, admiradora de novedades, creadora de utopías.

Políticamente, había una línea progresista. En los treinta y cuarenta fue un centro fuerte del partido comunista. Aquí también los sindicatos figuraban entre los más grandes e influyentes en el país. En los sesenta, César Chávez y el Sindicato de Jornaleros Unidos (United Farm Workers' Union) ganaban fama por sus campañas contra las grandes industrias agrícolas. Una de las más famosas fue el largo boicot contra la compra de uvas, en protesta por las condiciones espantosas de trabajo en las viñas.

No sólo en California, sino por todo el país, los jóvenes de los años sesenta ganaron experiencia política involucrándose en las luchas de los sindicatos. No sólo participaron en manifestaciones callejeras, sino que también iban al campo a trabajar. En el sur de Estados Unidos, muchos jóvenes blancos se afiliaban al movimiento en favor de los derechos civiles de los negros. Viajaban a Mississippi, Alabama, y a varios estados vecinos para colaborar en la campaña para fomentar la inscripción de los negros en las listas electorales. La colaboración entre blancos y negros en el sur condujo a su unión política. Esta alianza iba a reproducirse en los movimientos estudiantiles posteriores. La región de la Bahía de San Francisco, en donde está localizado Berkeley, aportó más jóvenes a la lucha en el Sur que cualquier región estadunidense, salvo Nueva York. El movimiento por los derechos civiles de los negros funcionaba, efectivamente, como una escuela de protesta política para los jóvenes.

Al principio de los sesenta, el presidente John F. Kennedy fundó el Peace Corps, una entidad estatal que mandó a jóvenes estadunidenses a países del tercer mundo. El propósito era colaborar en el desarrollo económico-social de pequeñas comunidades, trabajando sobre todo en medios rurales; los voluntarios de Peace Corps funcionaban como organizadores en la comunidad. Por lo tanto, los representantes estatales los entrenaban en las técnicas de organización. Animaban a grupos de campesinos, obreros y otros a trabajar conjuntamente para emprender proyectos comunitarios de construcción, enseñanza, comercio, etcétera. Peace Corps efectivamente produjo un cuerpo de jóvenes hábiles en técnicas de organización política. Los que habían trabajado en El Salvador, Tanzania e India regresaban a Estados Unidos, después de dos años de servicio, llenos del idealismo y conocimiento necesarios para iniciar un movimiento estudiantil.

Berkeley, cuna del movimiento estudiantil

Berkeley fue la primera de todas las grandes universidades en levantarse en los sesenta. En 1964, hubo un gran enfrentamiento entre la Universidad de California y el alumnado. Puesto que la Universidad es estatal, la confrontación en realidad fue entre los alumnos y el estado de California.

Se puede entender este enfrentamiento -quizá el más célebre de los que se efectuaron en Estados Unidos- como una confrontación entre dos culturas. La cultura del gobierno de California se basaba en una economía agrícola totalmente industrializada y a escala inmensa; en negocios relacionados con la industria de la defensa y la exploración espacial; y en la tecnología informática. El propósito mayor de la Universidad de California era proporcionar al estado personal preparado en estos campos y dispuesto a participar en un mundo completamente burocratizado.

La Universidad de California, al igual que muchas otras, se iba convirtiendo cada vez más en el brazo derecho del estado. En público, Clark Kerr, presidente de la universidad, describió la docencia universitaria como ``una fabrica de conocimiento''.

La visión del alumnado era muy distinta. Los alumnos de aquella época eran idealistas, comprometidos con un sentido de justicia racial y social, políticamente preparados y en muchos de los casos activistas. También fueron experimentalistas en cuestiones sociales. En comparación al ambiente en la época neoliberal de hoy en día, los alumnos de la Universidad de California estudiaban no para hacerse ricos sino para aprender. En las protestas de 1964, los estudiantes se declararon en contra de lo que ellos llamaron ``La Máquina''. Los grandes oradores estudiantiles que surgieron durante las manifestaciones solían pedir al alumnado ``detener la máquina'' [bring the machine to a halt], lo cual significaba ``cerrar la universidad''. En las palabras conmovedoras de Mario Savio, difunto líder del movimiento estudiantil en Berkeley: ``Hay un momento en que el funcionamiento de la máquina se vuelve tan intolerable, te hiere tanto, que no puedes colaborar en él, no puedes colaborar ni de manera implícita. Tienes que echar el cuerpo por encima de las palancas [industriales], por encima de todo el aparato, y debes detenerlo. Y tienes que indicar a la gente que lo maneja, a sus dueños, que las máquinas no funcionarán, hasta que seas libre.''

Como la universidad se consideraba una máquina, la juventud buscó un símbolo natural para contrarrestarlo. Encontraron a la flor. A mediados de los sesenta, una flor amarilla surgió en la cultura popular como símbolo de la juventud. Había calcomanías de esta flor por todas partes. Los alumnos las pegaban en sus libretas, sobre las cajuelas de los coches, en las puertas de donde vivían. Se hablaba del Flower Power, es decir, del poder de las flores -un poder que se ejercía pacíficamente. Los alumnos efectivamente consideraban que la flor -ellos, la naturaleza- ganaría la batalla contra la máquina -los otros, los representantes del estado y de la universidad, los aliados de la cultura no humana.

La etnicidad fue aún otro aspecto del cisma entre la universidad y los estudiantes. La gran mayoría de los líderes de las manifestaciones estudiantiles de 1964 eran judíos. (Una excepción fue Mario Savio, descendiente de italianos y el líder más notable de todos.)

Aparte del carácter de los actores, hubo una circunstancia más que resultó clave en facilitar las protestas: el apoyo de los profesores. Dada la expansión económica y universitaria de los años cincuenta y sesenta, muchos profesores eran recién empleados por la universidad. Era tan fácil para ellos identificarse con el alumnado, que lo apoyaron en masa. El éxito del movimiento en Berkeley dependió en gran parte de la alianza entre alumnos y profesores.

El movimiento estudiantil en Berkeley

En Estados Unidos, la Universidad de California en Berkeley fue la primera institución en sufrir protestas estudiantiles. Y no sólo protestaron, sino que lograron cierto éxito al conseguir algunos de sus objetivos. El movimiento estudiantil comenzó en octubre de 1964 con la organización espontánea del llamado Free Speech Movement (el Movimiento para la Libertad de Expresión). La primera protesta giró en torno a los derechos políticos de los alumnos. En los años 60, como ya he señalado, los alumnos de Berkeley empezaron a organizar protestas. Las autoridades universitarias, para limitarlos, mantuvieron que el derecho de propiedad privada (la universidad en términos legales es equivalente a una sociedad anónima) les daba el respaldo legal para decidir cuál tipo de actividad política se podía realizar y cuál no dentro del territorio universitario.

Nosotros, los alumnos de Berkeley del 64, sabíamos que la Universidad de California dependía económicamente del estado y no estábamos de acuerdo con esta postura. Para nosotros, era el sistema judicial -es decir, los tribunales- y no la universidad quien tenía derecho a declarar si los alumnos podían o no hacer actividades políticas en terreno universitario.

Una segunda controversia se centró en el carácter de la universidad como ``multi-universidad'', como se llamaba entonces. En la multiuniversidad, la investigación tiene prioridad sobre la enseñanza; la comunidad académica se transforma en una supuesta ``fábrica de conocimiento''. Los profesores que investigaban el FSM y otros movimientos estudiantiles en aquella época achacaban el levantamiento al número de alumnos. Se consideraba que la gran población de la universidad produjo entre el alumnado un sentido profundo de alienación que, a su vez, fue expresado en protestas políticas.

El FSM se fundó en octubre de 1964, como reacción ante actos represivos por parte de las autoridades de la universidad. Los alumnos se habían organizado para montar y mantener mesas llenas de panfletos, con el fin de repartir información política acerca de los candidatos presidenciales. (Las elecciones se celebrarían a principios de noviembre.) Las mesas fueron colocadas dentro de los límites del campus, cerca de la entrada principal. En octubre, sin aviso, la policía universitaria se presentó en varias mesas, y detuvo a ocho alumnos. Era un acto completamente arbitrario.

La reacción de los alumnos fue casi inmediata. Participaron en la protesta alumnos derechistas, centristas, izquierdistas. Todos se unieron en contra de la policía e hicieron responsable a la universidad por lo que pasó. Todo mundo se puso de acuerdo en que tenían el derecho de repartir información política, e incluso usar el terreno universitario como base de propaganda. La protesta definitivamente no implicaba ninguna línea ideológica en particular. Al contrario, sirvió para mostrar a grupos opuestos los intereses que compartían.

Las protestas estudiantiles se llevaron a cabo mediante los famosos sit-ins, una estrategia de resistencia política que los negros utilizaron con gran eficacia en el movimiento por los derechos civiles de los años cincuenta. Un sit-in consistía en sentarse en masa en un lugar clave, con el fin de parar el funcionamiento normal de la universidad. Elegimos Sproul Hall, el edificio dedicado a los asuntos administrativos. Allí se sentaron cientos de alumnos, día y noche, primero pidiendo el regreso de los ocho detenidos, más tarde con otros fines menos concretos. Con los sit-ins molestábamos a tal punto que volvimos imposible el trabajo administrativo del campus.

La universidad reaccionó aún más drásticamente. Una tarde de octubre, participaba yo en el sit-in de Sproul Hall y decidí irme a casa para cenar antes de regresar a la universidad para pasar la noche. Mientras, llegó la policía detuvieron a más de cien alumnos, a quienes llevaron a la cárcel de Santa Rita. La presencia de numerosos policías en el campus, arrastrando y maltratando físicamente a los jóvenes universitarios, fue un escándalo en todo el país. Desde ese momento, el alumnado se radicalizó. Era un alumnado mayoritariamente blanco y de clase social privilegiada. En octubre de 1964, muchos de ellos se convirtieron, de manera seria, en activistas políticos.

Etapas de movimiento estudiantil en Berkeley

A lo largo de los años sesenta, el movimiento estudiantil evolucionó y asumió formas distintas, irreconocibles. En primer lugar, hay que observar que las distintas etapas se definían por curso académico. El ritmo del calendario universitario se imponía sobre el movimiento, a pesar de los sentimientos antiuniversitarios engendrados entre el alumnado. La rebeldía siempre tenía sus límites.

En 1968, la Universidad de California decidió derrumbar una zona de edificios de departamentos cerca del campus para construir un estacionamiento. El área afectaÊfue de 100 por 150 metros. Tanto los alumnos, como los vecinos, se opusieron a un acto que consideraban arbitrario y en contra del bienestar de la ciudad. Antes de arreglar el terreno, jóvenes universitarios y transeúntes ocuparon y lo nombraron People's Park -el Parque del Pueblo. La Universidad procuró reocupar la zona, pero sin resultado. La juventud montaba guardias para conservar la zona ocupada para el pueblo. En 1969, el estado mandó helicópteros para atacar con gas lacrimógeno a los alumnos que se manifestaban a favor del parque y estaban agrupados en la universidad. La lucha entre la ciudad de Berkeley, ahora dueña del parque, y la juventud callejera que lo ocupaba continúa hasta hoy día.

Las manifestaciones en Berkeley animaron a universitarios de todo el país a montar sus propias luchas. Así fue creciendo el movimiento en contra de la guerra. En 1970, Estados Unidos atacó a Camboya, con resultados desastrosos para todos los países involucrados. Es entonces que las manifestaciones estudiantiles contra la guerra llegaron al punto máximo.

Consecuencias del movimiento estudiantil

A corto plazo, el movimiento estudiantil funcionó como la conciencia del país. Los alumnos universitarios fuimos los que primero mostramos al público norteamericano tanto las injusticias del sistema político estadunidense, como los horrores de la guerra de Vietnam. Es cierto que los alumnos no éramos capaces de detener la guerra; sin embargo, sí plantamos en el resto de los estadunidenses la idea de que la guerra era un acto ilegal y de dudoso estatus moral.

A largo plazo, el movimiento estudiantil de los años sesenta afectó profundamente la cultura popular y política de Estados Unidos, sobre todo la de la universidad. Dentro de la misma universidad, el movimiento dio a luz nuevos campos de estudio: se puede considerar que tanto los estudios étnicos como los de la mujer -ambos ya bastante arraigados en universidades por todo el país- fueron consecuencia directa o indirecta de nuestra rebelión. Quizá también el posmodernismo, como acercamiento a la investigación, empezó en los sesenta, debido a una postura crítica ante las autoridades estatales, burocráticas e intelectuales. El punto de partida de los nuevos planes de estudio era que ``los viejos blancos occidentales'' no expresan opiniones ni perspectivas de la mayoría de la gente, ni las de las mujeres, ni las de los jóvenes, ni las de los grupos minoritarios, ni las de los pueblos del tercer mundo. Este punto de vista parece completamente y razonable. Hace treinta años se consideraba revolucionario y equivocado.

El neoliberalismo de Thatcher, Reagan, Bush y otros, ha acabado en gran parte con el mundo de ideales que los alumnos procuraban construir. Poco después de los sesenta los alumnos mismos habían empezado a olvidar sus propios ideales. La utopía de las drogas, las comunas y otras formas alternativas de vida, murieron en casi todo el país. Sólo en Berkeley queda algún resto de aquellos años. Berkeley se conserva como la ciudad más progresista de Estados Unidos. Mantiene la tolerancia casi absoluta a la diversidad de gentes y formas sociales, por ejemplo, la familia, la orientación sexual, las mezclas raciales. Conserva una política de izquierda e internacionalista. Los movimientos ecologista, antinuclear y antimilitar están en Berkeley. Heredero del movimiento estudiantil de los sesenta, el germen de la nueva sociedad reside todavía en Berkeley.