ALEBRIJES Ť Patricia Vega
El perdurable desafío de Novo

A 20 años de la primera reivindicación pública del orgullo homosexual en un acto político -la marcha del 26 de julio de 1978-, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) publica en su colección ``Memorias Mexicanas'' la desafiante autobiografía secreta de Salvador Novo, La estatua de sal, acompañada por la reproducción facsimilar del ``plan de la obra'' de puño y letra de su autor, un conjunto de 19 sonetos eróticos y un espléndido prólogo de Carlos Monsiváis.

Este acontecimiento editorial, que consideramos como entrada oficial del orgullo gay al Parnaso de la Literatura Mexicana, corta de tajo la marginalidad que había rodeado a un texto en el que Novo, en palabras de Carlos Monsiváis, ``es el gay de cuarenta años que busca otorgarle materialidad posible, la de la escritura, a la experiencia fundamental en su vida, la homosexualidad. Sobre esto último no hay duda. Si algo define a Novo antes de los sesenta años, es su reto y su incapacidad de fingimiento''.

Se acabó la marginalidad. De ser un texto que provocaba la ``estupefacción'' de quienes lo conocían, por la osadía de nombrar y describir con detalles salpicados de sarcasmo e ironía la experiencia homosexual, en la nota editorial del CNCA se asienta que La estatua de sal ``marca un hito en la historia de la cultura mexicana. Por su rememoración de la infancia y la adolescencia del autor en la época en que la Revolución sacudía al país, constituye una fuente historiográfica de primera importancia. Es, por otra parte, un documento pionero en el que uno de nuestros más grandes escritores habla de sus prácticas sexuales como nadie antes y poco después. Pero su valor más duradero reside sin duda en la calidad literaria. No en balde esta obra fue escrita en la época en la que Novo prodigó su mejor prosa''.

Una reconstrucción no oficial de la historia, obliga a recordar que el antecedente de esta edición de La estatua de sal fue la publicación pionera de un fragmento, dividido en dos partes, de las memorias de Novo, entonces inéditas, por el desaparecido Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) a través de sus órganos informativos Política sexual y Nuestro cuerpo, en cuyo consejo de redacción participaron, entre otros, Juan Jacobo Hernández, Teresa Incháustegui e Ignacio Alvarez. Ambas publicaciones fueron las primeras de carácter abiertamente homosexual que circularon masivamente en el país, se financiaron mediante el boteo y la recolección de donativos y fueron distribuidas por los propios integrantes del FHAR. La valentía para ``salir del clóset'' de las y los jóvenes del FHAR se nutrió de la valentía de Salvador Novo, quien terminó de escribir su autobiografía en 1945.

Con el paso del tiempo, las memorias de Novo han adquirido valor documental e importancia literaria. Lo asienta, de manera inmejorable, Monsiváis: ``Novo escribe para ser leído algún día, y para ser leído en ese instante por él mismo. Por eso, en primera instancia, La estatua de sal no es provocación sino ejercicio, a través de la escritura, de los derechos negados. Y por eso, lo que fue `vulgaridad indecible' reaparece como valioso testimonio del cambio de costumbres y del ser excepcional que, sin programa explícito, aceleró cambios sociales y creó una literatura magnífica donde se enriquece nuestra diversidad''.

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