La Jornada 14 de octubre de 1998

Se prepara la acusación contra el hermano de CSG por narco

Roberto Garduño y Juan Manuel Venegas Ť La Procuraduría General de la República (PGR) ordenó que el narcotraficante Michael Batista fuera trasladado del penal de La Paz, Baja California Sur --donde purga una pena por narcotráfico y asociación delictuosa con el cártel de Medellín--, a la ciudad de México, para rendir su declaración sobre las presuntas ligas de Raúl Salinas de Gortari con los capos colombianos.

Michael Batista, hijo de Nilo Batista --reconocido traficante de estupefacientes, perseguido por la Interpol y la DEA y acribillado en Panamá en un ajuste de cuentas entre jefes de la droga--, fue trasladado a la capital del país por órdenes de la PGR con el argumento de que su testimonio ingresaría al expediente para acusar al hermano mayor de Carlos Salinas por narcotráfico y lavado de dinero. Batista enfrenta actualmente un juicio de extradición a Estados Unidos.

La intención de las autoridades de la Procuraduría trata de confirmar lo dicho por él a la procuradora Suiza, Carla del Ponte, y al fiscal Valentín Roschacher, en relación con los presuntos nexos de Raúl Salinas de Gortari y la red de protección que éste habría tejido para permitir el tráfico aéreo de cocaína por territorio nacional.

Con la declaración de Michael Batista, la PGR pretende también obtener pruebas que señalen al hermano del ex presidente Salinas de haber tenido relación con el jefe del cártel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha -muerto en 1990-, de quien pudo haber recibido millones de dólares a cambio de garantizar el tránsito del alcaloide por México.

De tal suerte que ahora las autoridades federales desean constatar el contenido de las declaraciones que la procuradora del Ponte y el fiscal Roschacher obtuvieron durante su estancia en nuestro país, que señalan a Salinas como responsable de una maraña de complicidades con el narcotráfico internacional, que ya las autoridades suizas tienen documentadas, y que en los próximas semanas darán a conocer.

Además del testimonio del narcotraficante colombiano Alex Ramos -quien purga una condena perpetua en Estados Unidos- que señala a Raúl Salinas como socio de Rodríguez Gacha, la PGR contará con el testimonio de Bastista quien trabajó con su padre al servicio de los capos del cártel de Medellín, entre 1987 y finales de 1989, en presunta complicidad con el hermano del ex presidente mexicano.

El testimonio de Michael Batista, sobre quien pesa una solicitud de extradición de Estados Unidos, revela que junto con su padre sirvió de contacto entre Salinas y Gonzalo Rodríguez Gacha. A ese nexo los narcotraficantes colombianos lo identificaban como el negro, sin importar el nombre de la persona que realizara ``el trabajo''. Nilo y Michael Batista desempeñaron ese papel y recibían órdenes directas de Rodríguez Gacha.

Nilo Batista era muy conocido entre las mafias de la droga en México y Sudamérica; se desempeñaba como comerciante internacional ya que tenía nacionalidad mexicana, española y portuguesa. El y su hijo actuaron como correo entre el jefe del cártel de Medellín y Raúl Salinas, según los testimonios del propio Batista y de Alex Ramos.

La llegada del dinero de los narcotraficantes a Salinas se triangulaba. Primero, Rodríguez Gacha ordenaba a Ramos que lo entregara a los Batista y después éstos lo hacían llegar ``de propia mano'' al actual preso en Almoloya, según sus declaraciones.

Los montos de dólares que recibía Raúl Salinas, oscilaban entre 250 mil y 300 mil dólares por aterrizaje de cada avión cargado con cocaína. Esa cantidad de multiplicó hasta alcanzar 100 millones de dólares, según Ramos.

La organización colombiana realizó en México entre diez y 30 aterrizajes mensuales, entre finales de 1987 y 1989. Según los testimonios rendidos a las autoridades suizas, la cantidad de dólares que recibía Salinas superaba 4.5 millones de dólares al mes, suma que para Carla del Ponte constituye los más de 100 millones de dólares que ``el hermano incómodo'' depositó en cuentas de bancos suizos.

Estos testimonios son los que recaba la PGR para integrarlos al expediente sobre narcotráfico y lavado de dinero, prácticamente terminado, para inculpar a Raúl Salinas de Gortari por esos delitos.

Las declaraciones coinciden en que éste recibía dinero ``de propia mano'' en México o en Houston, donde le gustaba viajar y entrar en contacto con los cabecillas de la droga. Negociaba en hoteles de gran turismo y ponía precio a la protección por cada avión que aterrizara en pistas clandestinas en territorio mexicano: 300 mil dólares; ``lo acepté porque era un buen precio'', declaró Alex Ramos.

En sus contacto con los capos, refiere Ramos, Raúl Salinas aseguraba que los recursos que recibía también se utilizaran en la campaña presidencial de su hermano Carlos. La procuradora del Ponte y el fiscal Roschacher preguntaron a Alex Ramos si habían hablado con el ex presidente o con su padre, Raúl Salinas Lozano. Sus respuestas fueron:

-Con Carlos Salinas, jamás, pero una vez hablé con Raúl Salinas Lozano. El me habló para agradecerme los bocadillos que le mandé a su fiesta.

-¿Tiene conocimiento de que Raúl Salinas hubiese lavado dinero para los narcotráficantes colombianos?

-El ofreció hacerse cargo de mi dinero. Uno de sus intermediarios, el tío Leo -un productor teatral mexicano-, me llevó personalmente a uno de los bancos de México -creo que se llamaba Bancomer- para abrir allá mis cuentas, pero jamás las utilicé...

-¿Sabe si Raúl Salinas utilizaba nombres falsos?

-No, que yo sepa.