La Jornada 24 de octubre de 1998

A Giordano, 15 días más de arraigo; ``me culpan por mi amistad con Raúl''

Roberto Garduño y Juan Manuel Venegas Ť A petición de la Procuraduría General de la República (PGR), la juez segunda de distrito en materia penal concedió la ampliación por 15 días del arraigo a Salvador Giordano Gómez. La solicitud del Ministerio Público federal se fundamentó en la vigencia de una investigación que siguen las autoridades contra el ex funcionario de la Conasupo por enriquecimiento ilícito, falsedad de informes y encubrimiento de Raúl Salinas de Gortari.

En el Reclusorio Norte, el Ministerio Público entregó a la juez Rosa Guadalupe Malvina Carmona Roig la documentación para justificar que se ampliara el arraigo, pues, según se informó, en los cateos realizados días atrás a las propiedades de Giordano, se habría encontrado documentación que aporta datos a la acusación de enriquecimiento inexplicable y los vínculos con el hermano del ex presidente.

La asistencia de Salvador Giordano al juzgado segundo de distrito obedeció al requerimiento que giró la juez Carmona Roig, para conocer de propia voz la declaración de éste y la argumentación del representante de la PGR. El Ministerio Público adujo que el plazo de ampliación por 15 días servirá a su causa en cuanto a levantar pruebas sobre el presunto enriquecimiento ilícito que investiga. Y el arraigado negó cualquier posibilidad de haber incurrido en delito alguno; aún más, ironizó: ``me acusan de enriquecimiento inexplicable, pero será por dos pesos...''

Amable, sin perder la compostura ante los arrebatos y enojos de Giordano, la juez procedió a tomar la declaración de éste, quien no sin ira se asumía como una víctima a la que se le violan sus derechos civiles. ``¿A qué tengo derecho? Yo no sé, en mi arraigo, a qué derechos tengo derecho''.

El Ministerio Público respondió displicente: ``las condiciones en que se pide el arraigo se derivan de la finalidad, de no molestar garantía alguna del arraigado o de su familia. Que se conserven las mismas condiciones en que se realizó el pasado arraigo, que la ampliación se lleve a cabo en el mismo lugar y con las mismas condiciones que el arraigo original. No se trata de que usted -señala a Giordano- entre al baño y ahí alguien lo esté vigilando''.

Giordano, de nuevo, enojado, replicó a la solicitud del enviado de la PGR: ``le voy a decir c;omo estoy; en la habitación donde estoy duermen hombres armados. ¿Cómo cree -le dice a la juez- que yo crea lo que dice el Ministerio Público? Si usted -insistió- pone las condiciones yo me atengo, pero ¿me puede decir que los crea, cuando no se respetan los derechos?''

Después, tanto el arraigado como el Ministerio Público llegaron a un acuerdo para que el sitio del arraigo sea en la casa de Giordano, pero éste de nuevo objetó que no quiere que los agentes de la Policía Judicial permanezcan en el interior de su domicilio -ubicado en el Distrito Federal-, mientras que la PGR insistió en que vigilarían sus movimientos en su casa.