Los autos sacramentales, básicos en la obra de Sor Juana: Glantz
Arturo Jiménez Ť La giganta -que interpretó a una deidad prehispánica la noche del lunes- fue testigo de lo que podría ser un nuevo debate sobre la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz, quien, como dijo Jean-Michel Wissmer, ``no deja de interpelarnos a través de los siglos''.
Fue la escritora y ensayista Margo Glantz la que, luego de un apretado repaso del libro Las sombras de lo fingido: sacrificio y simulacro en Sor Juana Inés de la Cruz, de Wissmer, abrió las puertas de la crítica al plantear al ensayista suizo algunas preguntas ``que quizá puedan dar pie a un diálogo, aunque no en esta mesa''.
Primero, comenzó, ``una aclaración respecto de los autos sacramentales, de los que el autor dice que, tanto por razones morales como políticas, la Iglesia novohispana no tenía mucha simpatía por esas obras teatrales. El auto sacramental era de tal importancia tanto para la corte como para la Iglesia y no es posible descartarlos como algo poco relevante en la obra de la monja''.
A Glantz, autora de dos libros sobre la Décima musa, la habían antecedido en la palabra las sorjuanistas María Dolores Bravo, María Agueda Méndez y María Cecile Bénassy, presentadoras del texto en el Museo José Luis Cuevas.
Méndez comentó que Wissmer ``sigue la pauta de los estudios sorjuaninos tan en boga hoy día, cuando se han producido nuevos hallazgos, discusiones e interpretaciones desde ese parteaguas que es Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, de Octavio Paz''. La principal intención de Wissmer, agregó, ``es plantear un supuesto autosacrificio por parte de la monja''.
Comentó que el autor pretende ``redefinir a la última Sor Juana, perseguida y desafiante, procesada y resistente, en un camino sembrado de trampas y sorpresas''. Expresó, además, la necesidad de encontrar documentos como la correspondencia de Sor Juana con la condesa de Paredes y los padres Calleja y Núñez.
El padre Núñez y el maniqueísmo
Margo Glantz señaló que para Sor Juana ``Dios no necesita nuestro sacrificio concreto sino uno de alabanza y votos. A partir de aquí, y conectando este concepto con la idea de sacrificio metafórico implícito en el amor por fe, siempre presente en la poesía o circunstancia de Sor Juana, Wissmer elabora una estética del sacrificio en la obra de la poeta''.
Glantz planteó entonces sus observaciones, entre ellas la del nexo entre la monja y su confesor y perseguidor. ``Se analiza esta peligrosa relación de manera un poco maniquea y al servicio de la tesis central del libro: la de Sor Juana como víctima de Núñez, quien de manera arbitraria quisiera dejar a la poeta en el territorio de la santa ignorancia''.
Por otro lado, le pareció importante la genealogía de Wissmer sobre la respuesta de Sor Juana a Sor Filotea y su relación con otras vidas de monjas, ``pero él subraya la relación con Santa Teresa y hay ciertos detalles que me parecen muy importantes. Plantea también la idea de meditación, que es en Sor Juana un sinónimo, para Wissmer, de mentira y engaño''.
Precisó Glantz: ``El simulacro entonces como única posibilidad de alcanzar la verdad, quizá sería uno de los temas de este libro, como única forma de subvertir, de vencer la tiranía de la tradición, de hacer oír la propia voz''.
A la ensayista le pareció ``curiosa'' la forma en que Wissmer diferencia lo espiritual de lo mental. ``O más bien: no acabo de entender si lo espiritual sería simplemente misticismo y que Sor Juana se aleja totalmente de él, y por tanto no es espiritual sino mental''.
En su turno, Wissmer dijo que sintió curiosidad ante el misterioso sacrifico final de la monja: ``Cómo una mujer tan fuerte, tan segura de sí misma, había podido sacrificar su vida literaria abandonándose a la penitencia. Las respuestas las busqué en su obra y mi curiosidad fue satisfecha. El tema del sacrificio no sólo es recurrente en la obra de Sor Juana, sino obsesivo''.
Agregó que tras analizar todas las etapas del camino que llevó a la monja al sacrificio, descubrió que ``su sacrificio final fue fingido''. Agradeció a Margo Glantz su ``lectura crítica'' y agregó que él intentó ``ilustrar lo que es el centro de este trabajo: el tema del sacrificio en la obra de Sor Juana, buscando conectar los últimos hallazgos con toda la obra de la monja''.
Al final, los alumnos del maestro José Luis Ibáñez escenificaron de manera excelente el auto sacramental El divino Narciso, en donde los actores elevaban su mirada a La giganta.