La temática bancaria sigue en el centro de la escena nacional; el anatocismo se legaliza; se anuncian ``avances sustanciales'' en Fobaproa; los diputados de todos los partidos recomiendan a la Banca una suspensión temporal de acciones judiciales; los banqueros rechazan la tregua judicial; el PRD y el PAN, por separado, proponen juicio político contra Ortiz; se informa de una ofensiva judicial contra los deudores. Nunca, como ahora, los ``secretos bancarios'' se habían ventilado tan abiertamente. El mérito le corresponde enteramente a la oposición parlamentaria.
Pese a ello, los bancos y los banqueros siguen actuando como si nada hubiese ocurrido. El presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM), con el cinismo típico de los tecnócratas, desestimó la sugerencia de los cinco grupos parlamentarios, argumentando que ``estamos extraordinariamente cerca de resolver el problema global de las reformas financieras, incluyendo la del Fobaproa''. Así, envalentonado, gracias a la manera como el PAN ha matizado su oposición, asume que al sustituir los ``pagarés Fobaproa'' por bonos avalados por el Congreso, la crítica situación de los pequeños y medianos deudores ya no será un asunto público, sino un problema entre deudor y acreedor. Para él hablar de treguas judiciales no resulta necesario, pese a que la cartera vencida de la banca múltiple fue de 11 por ciento en junio de este año, antes del fuerte aumento de las tasas de interés.
Pero no es sólo el problema de cartera vencida el que enfrentan los bancos; la calidad de la gestión bancaria se evidencia al analizarse el estado de resultados. La información a junio muestra, por lo menos, cuatro aspectos centrales: a) el margen financiero --que es la diferencia entre los ingresos por intereses y los costos por intereses-- es insuficiente para pagar el gasto corriente; es decir, con lo que los bancos reciben por prestar dinero, menos lo que pagan por la captación, no se pueden cubrir los gastos de personal y administración; b) del total de los ingresos por intereses sólo 56.6 por ciento se deriva del crédito; c) de los intereses por crédito, 44.5 por ciento se deben a los créditos de Fobaproa; d) si al resultado neto se restan los ingresos derivados de operaciones discontinuas y el ISR y PTU diferido, las escasas utilidades se convierten en pérdidas.
Como puede observarse, la situación financiera de los bancos sigue siendo crítica. Su función central, que es la de captar y prestar, sólo se cumple del lado pasivo, lo que explica la insuficiencia del margen financiero, así como el peso excesivo de los intereses provenientes de operaciones diferentes al crédito. Como ha sido señalado ya, los bancos viven de los intereses generados por sus inversiones en dinero, es decir, son las mesas de dinero las proveedoras de utilidades, ilustrando la inoperancia de la banca.
La sustitución de los ``pagarés Fobaproa'' por bonos --lo que es parte de los acuerdos entre el PRI, gobierno y PAN-- alivia la situación bancaria en la medida en que inyecta liquidez, pero de ninguna manera constituye un avance en la superación de la crisis financiera y, en particular, de la larga crisis de los bancos.
Por ello, el argumento del PAN, que urge a resolver el escándalo Fobaproa, ya que amenaza la estabilidad nacional, no contribuye, para nada, a la solución del problema fundamental: la confianza en los bancos y en la autoridad financiera y la restauración de la legitimidad y legalidad. El diferendo entre el PAN y PRD no es trivial; es una divergencia entre si lo que urge resolver es la crisis bancaria, derivada de una administración ineficiente, así como de una serie de operaciones irregulares, ocultas por la intervención del Fobaproa, o bien atender la crisis nacional. No se trata de lucrar políticamente con el alargamiento del problema bancario, sino de colocar en el centro a los ciudadanos y no a los banqueros.