La Jornada 2 de diciembre de 1998

Yo no administro la abundancia, réplica presidencial a ``nostálgicos''

Rosa Elvira Vargas, enviada, Alejandro González y Raúl López Téllez, corresponsales, Jalpan de Serra, Querétaro, 2 de diciembre Ť Los programas de asistencia social, como Progresa, están lejos de cualquier intento de manipulación política, aseguró el presidente Ernesto Zedillo, y con un ``respetuoso llamado'' pidió a los legisladores que conozcan el impacto de esos instrumentos antes de disponer alguna afectación presupuestal. Aludió a quienes, aseguró, viven en la nostalgia del pasado, y les espetó que hoy de ninguna manera el gobierno puede proponerse administrar la abundancia porque además, ésta ``nunca ha existido, y menos ahora''.

Aquí, donde la marginación de la Sierra Gorda queretana marca un doloroso contraste con la belleza de su paisaje, el Presidente inició una gira para revisar el desarrollo del programa gubernamental de apoyo a las familias en extrema pobreza. También puso en marcha obras carreteras e inauguró las nuevas instalaciones de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg). Durante el recorrido insistió en que si se cuidan las bases de la economía nacional ``no habrá crisis externa que pueda postrarnos''.

Los de hoy fueron mensajes donde se repitieron los llamados presidenciales al Congreso para que el análisis del proyecto de presupuesto se haga tomando en cuenta las condiciones que enfrenta el país. Rechazó la posición de quienes discuten la propuesta gubernamental como si fuese sólo ``un catálogo de buenas intenciones'' al que habría que sumarle las demandas legítimas de toda la población, y pasan por alto que ese presupuesto es un instrumento del Estado para aplicar recursos ``siempre escasos'' y hoy en día mucho más por las circunstancias ``que nos vienen del exterior''.

El presidente Zedillo se refirió además a los nostálgicos que hablan de que ya pasó el tiempo en el cual lo más importante para el gobierno era la justicia social. Ellos, indicó, debieran revisar qué ocurría con el gasto social en México cuando el discurso era la justicia social, pero no necesariamente eso se correspondía en los hechos.

En su opinión, en aquellas épocas el gasto se dedicaba a subsidiar empresas paraestatales ineficaces ``que no dejaban ningún beneficio al pueblo y, a cambio de eso, se acumulaban --cuando más crecía la población-- los rezagos en educación, en salud, en apoyos al campo. Es decir, se dejaban crecer los rezagos sociales a cambio de favorecer a un sector paraestatal ineficiente y que muchas veces era fuente de corrupción y, por lo mismo, de retraso e incluso, vergüenza para el país''.

Hoy en cambio, defendió, instancias como el Progresa no son del gobierno, sino ``de la nación mexicana, del Estado'', y buscan atacar el problema de la pobreza con una visión integral.

Tras informar que el Progresa llega ya a casi 2 millones de mexicanos, Zedillo se refirió al tema presupuestal y señaló que, como debe ocurrir en un sistema con división republicana de poderes, hay discusión, hay análisis, hay debate y debe haber diálogo y acuerdo ``para llegar por fin a la discusión y a la aprobación de ese presupuesto o el que determine la Cámara de Diputados en ejercicio de sus facultades''.

Se refirió a las voces que exigen para aprobar la iniciativa presupuestal que se coloquen `'programas sacrificables'' y ubican entre ellos al Progresa.

Fue ahí cuando hizo el ``respetuoso llamado'' a los legisladores para que conozcan la trascendencia de ese instrumento social y así, ``disipen prejuicios, disipen concepciones equivocadas'', pues afirmar que el Progresa es un programa que se presta a la manipulación política es un juicio basado en información errónea e incompleta; es algo totalmente injustificado.

``El gobierno de la república no está interesado de modo alguno en que éste o ningún otro programa que el Estado mexicano lleva adelante, se convierta en un arma, en un instrumento, en un medio de manipulación política''. Subrayó que la propuesta de su gobierno para 1999 es seguir trabajando con responsabilidad, prudencia y realismo.

En el último punto de la gira, Pátzcuaro, Michoacán, recalcó que su propuesta para elevar los ingresos públicos como medio para compensar las pérdidas por la caída en los precios del petróleo resulta una decisión difícil, y a veces gravosa y dolorosa para algunos sectores de la población, pero representa ``algo necesario para que el país siga adelante''.

En el municipio de El Marqués, en Querétaro, el titular del Ejecutivo puntualizó que no hay ningún conflicto entre modernizar una institución y preservarla. No hay riesgo en que al entrar a un proceso de transformación su existencia esté amenazada y eso ocurre con los órganos del Estado, que deben ponerse a tono con los retos actuales y futuros.

Zedillo recorrió en ese municipio las instalaciones que albergarán a la Conaliteg, que desde su nacimiento en 1959 estuvo ubicada en el Distrito Federal. Para edificar la nueva sede de la comisión se invirtieron 121.9 millones de pesos.

El nuevo almacén de la Conaliteg tiene capacidad para 80 millones de libros, genera 248 empleos directos y en el renglón productivo puede maquilar 20 millones de ejemplares para lo cual se cuenta con dos rotativas, una prensa plana y dos encuadernadoras.

Otras obras inauguradas fueron el tramo Palmillas-Querétaro de la autopista México-Querétaro, que se amplió de cuatro a seis carriles para agilizar el flujo vehicular de la zona centro con el norte del país. La inversión federal ascendió a 650 millones de pesos y es usada diariamente por 40 mil vehículos. Zedillo voló luego a Pátzcuaro donde puso en funcionamiento el tramo que va de esa población a Uruapan, dentro de la autopista Morelia-Lázaro Cárdenas y que requirió una inversión de 583 millones de pesos.