LA MUESTRA Ť Abril
A Nanni Moretti se le conoce poco en México. La televisión difundió hace más de una década La misa ha terminado, de 1985, pero desde entonces no ha habido mayor interés de los distribuidores por dar a conocer su cine; a tal punto que ni siquiera se ha podido difundir aquí una película tan popular, y de tan buena factura, como Caro diario (Querido diario), de 1994.
Abril (Aprile), su cinta más reciente, presentada en el festival de Cannes este año, es a un tiempo resumen de las obsesiones y estilo del director, y pequeña radiografía de la vida política italiana. Una película sobre la crisis, sobre varias crisis, públicas o privadas. Crisis de la credibilidad política: luego de la hegemonía del partido de la Democracia Cristiana (décadas en el poder, sucesión de gobiernos caracterizados por la corrupción y el escándalo), pasa Italia a la hegemonía política de los medios audiovisuales con la victoria electoral en abril de 1994, de Silvio Berlusconi, dueño de tres canales de televisión. Crisis personal: el protagonista de Abril es el propio Moretti, de 45 años, escéptico mordaz, desilusionado de la izquierda política, crítico de la masificación del tedio en programas de televisión y revistas, cineasta independiente y maniático (colecciona toneladas de recortes, filma un documental sobre el estreno de una película del iraní Kiarostami, Close up).
La respuesta de Nanni Moretti al colapso monumental de la confianza (en sí mismo, en la cultura, en la política) es un cine que lúdicamente confunde los espacios de lo personal y lo colectivo, del documental y la ficción, del drama y la comedia, para presentar en Abril muy brevemente una página más de su diario íntimo. Presentar, por ejemplo, el nacimiento de su hijo Pietro, que coincide con la llegada al poder de Berlusconi, presentar el rodaje de un documental sobre la llegada de los inmigrados albaneses a Brindisi, y a partir de este hecho elaborar una crítica de las correspondientes posturas de la izquierda italiana (¿cómo enfrentan el reto de la inmigración los gobiernos de izquierda que desde 1996 se suceden en Italia?). Presentar también el poder de la televisión que en Italia se sitúa por encima de las confrontaciones políticas, que sobrevive a las derrotas electorales de la derecha y que es actualmente fuerza propagandística al servicio de la oposición empresarial. Este poder supremo de lo audiovisual, denunciado y satirizado en los años setenta por Pasolini, es la realidad que hoy describe Nanni Moretti, y a la que opone la fuerza subversiva de su discurso intimista: la revancha de la vivencia individual sobre la tiranía de la sociedad del espectáculo, sobre la mediocridad política, la película que es un álbum familiar, con la esposa y el hijo del cineasta protagonizando sus propios roles, y con el propio Moretti -bufón paterfamilias, casco, impermeable, motocicleta Vespa, bebé al hombro- como artesano de documentales políticos y de comedias musicales. Una verdadera rareza: un cineasta libre.
Carlos Bonfil