Juan Soriano, niño de mil años, libro que hizo su aparición en la FIL de Guadalajara
César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 3 de diciembre Ť Fragmento de Jocodrama o cojodrama en un acto. Personajes: La Periodista, El Pintor, Frida Kulo. El motivo: la presentación del libro Juan Soriano, niño de mil años, de Elena Poniatowska.
Escenario: una mesa de presídium en donde los tres sujetos conversan animadamente.
Reparto: Frida Kulo: Jesusa Rodríguez; La Periodista: Elena Poniatowska; El Pintor, Juan Soriano. La acción en el México de hoy, dentro de la Feria Internacional del Libro.
Frida Kulo: Bueno, la verdad es para mí motivo de gran disgusto estar aquí, me levanté de la tumba, chingao. Digo, no es fácil levantarse de la tumba. No me levantaron ni los cabrones putos que me anduvieron vendiendo por todo el mundo. No ha sido para mí fácil ver cómo mi obra se ha convertido en una obra más vendida que el Pato Donald. Pero lo que sí me levantó de la tumba, y quiero que me sea explicado en este mismo instante, es un fragmento de la página 71 que contiene parte de la conversación de la periodista esta que está aquí y el pintor.
``La señora seguramente ni preparó su ponencia. Así se hacen ahora las cosas. Primero me hicieron fama de malhablada, ahora se joden. Pero aquí la señora, quesque periodista, ni bolsa trái. Es más, ahorita me saludó y me dijo: `¿Usted es Frida Kulo?' Francamente ya ni me importa, la verdad, la pasé tan mal en la vida y de repente tan bien. En el más acá se la pasa uno muy a gusto. Excepto por lo que ha dicho acá el joven pintor.
``Y todavía le digo joven para que ustedes calculen mi generosidad. Juan Soriano comenta en la página 71 de este libelo: `Frida Kahlo no me cayó bien...' Chingue a su madre. Dice: `Hablaba como el Chairas. Uno no debe aspirar a hablar como peladito, cupletista o torero. Uno debe hablar como uno. Frida cayó en la representación. En esa época tenía su estilo, peloncita, delgadita, se veía bien. Después le dio por la tehuanada y por vestirse de abuelita con el brochecito aquí'.
``Digo, claro, verdad, ya está una muerta, ahora sí comenten, atásquense ahora que hay lodo. De modo que le quisiera preguntar al pintorcillo, para darle un lugar relevante, qué es esto de la representación. Si yo me vestía como me vestía, era porque no tenía feria. Luego agarré la tehuanada porque hay que tener una presencia escénica. Pero esto de hablar como uno, quisiera preguntarle al pintor qué es, ya que estamos en este diálogo postmortem. ¿Me podría usted abundar sobre el fragmento o trozo, como usted le llame?''
El Pintor: Francamente no puedo porque ya no me acuerdo cómo era usted.
FK: Le dio Alzheimer...
Tres grandes que eran dos
EP: He vivido demasiados años, ya perdí la cabeza y la memoria. No me acuerdo más que de que usted me caía bastante gorda.
FK: Bueno, la sinceridad es una cualidad que valoro mucho. Me da gusto que me lo repita aquí frente a mi imagen holográmica. Pero ya que estamos entrando en intimicias, dígame, Juan Soriano, ¿podemos hablar francamente de la pintura mexicana?
EP: ¿De cuál, de la de paredes, de la de pulquerías, de la de Diego Rivera?
FK: Me interesa fundamentalmente ese otro comentario que hace usted, muy desparpajado, de los tres grandes.
EP: De los tres grandes que eran dos.
FK: ¿O sea cuáles? Vámonos deslindando.
EP: Tamayo y Rodríguez Lozano, ¿no?
FK: ¿Y cuál de los dos merecía el lugar en el muralismo?
EP: El más mexicano era realmente Rodríguez Lozano, porque era el que más imitaba a los pintores de otros países.
FK: Cuando usted dice el más mexicano se refiere a lo internacional. Claro, uno puede ser extranjero pero es un privilegio que pocos mexicanos tenemos. ¿Usted es extranjero, Juan Soriano, después de haber vivido meses dentro y meses fuera, digamos del útero?
EP: Naturalmente que yo soy una excepción. No soy ni extranjero ni mexicano. Realmente soy el personaje ese que inventó Carlos Fuentes: el Cristóbal Nonato.
Creador antisolemne
FK: ¿Usted no nació en Guadalajara?
EP: No he nacido.
FK: Y ya que estamos aquí con la periodistilla, díganos qué piensa de la presencia de Juan Soriano en la pintura cosmopolita.
La Periodista: Bueno, Juan Soriano me deslumbró desde que lo conocí, en 1953, porque era guapísimo. Todavía lo es. Tenía un encanto muy particular. Era totalmente antisolemne. Y recuerdo que me llamó la atención que me habló mal de los tres grandes y del muralismo. Me dijo que el muralismo le parecía chafa, que era una mentira. Pero habló bien de Diego Rivera, me contó que le gustaba sentarse a su lado y hablar de Matisse.
``Creo que él nos debería contar esas anécdotas. Y también sobre Siqueiros, que conoció en Guadalajara y que era amigo de su papá. O de Orozco, que lo invitó a pintar aquí en el Hospicio Cabañas.''
EP: Bueno, ya no tengo ganas de contar tanto mi vida, ya se está puteando mucho. Y menos la vida con esos ``tres grandes'', que me daban horror, porque eran como el espectro de todo el fascismo europeo. Siqueiros dijo que no había más ruta que la suya, y Orozco creía que toda la gente era muy mala y nos pintaba horribles a todos, hombres, mujeres y niños. No me son simpáticos. No me gusta la gente que desprecia la vida, que desprecia a los demás y que cree que tiene una verdad enorme que comunicarle a las personas para que sean felices, cuando no hay cosa más estúpida que ser feliz.
FK: Ajajá. Estoy totalmente de acuerdo. Yo me empeñé en no serlo bastante tiempo. Le quería preguntar: ¿no fue para usted terrible oponerse a esa corriente de pintura grandilocuente? Y conste que le hablo de usted porque lo veo acabadón.
EP: No, fue un poco ridículo porque en realidad ellos ni me pelaban. Se sentaban junto a mí porque creían que yo era inofensivo. Yo quería que fueran mis enemigos, que me insultaran, pero no.
FK: Entonces veo que mi presencia aquí fue una provocación, todo esto fue para que yo viniera...
EP: Es que Frida no sabía más que quejarse y quejarse. No sabía qué era: hombre, niña, mujer o macho.
FK: Pero por ejemplo, hoy día el mito de Frida es inegable en el mundo entero. Bueno, he vendido lo que nunca me imaginé. ¿Qué harías tú si te convirtieras en un mito, si te fridatizaran?
EP: Bueno, yo toda la vida he sido un mito, pero de otro estilo. Soy un mito como el tamal o cosas así, más sencillo.
FK: Mejor ser como el tamal y no como el camote, ¿verdad?
Publicar todo, hasta la verdad
EP: Es triste que nos divirtamos tanto con una gente como Frida. Ella estaría furiosa. Hizo de todo para ser trágica, tremenda, para transformar el mundo en una hoguera.
FK: ¿Tú dices que dejé preparado el terreno para convertirme en lo que soy ahora?
EP: Pues un poco, hiciste toda la preparación para convertirte en un icoño. Digo, en un icono, pronuncié mal.
FK: Como te decía, a veces me acuerdo de Mickey Mouse y ya no encuentro la diferencia.
EP: Tú eres mucho más verdad que Walt Disney, que es uno de los hombres más repugnantes que ha dado la humanidad. Es peor que Hitler. Inventar que los animales hablan es una gran mierda.
FK: Bueno, también en el aparato de gobierno hay muchos animales parlantes que no se callan...
EP: Veo que estamos de acuerdo.
FK: A ver si la periodista preparó una pregunta...
LP: Te quería preguntar, Juan, si crees que te faltó alguna pregunta de todas las que te hice desde 1953 hacia acá.
EP: Más bien me faltaron respuestas. Las preguntas te las contesté como yo quería, porque eran demasiado arriesgadas si decía la verdad.
LP: Pero sí dijiste muchas verdades.
EP: Yo te sacateaba porque eres capaz de publicar cualquier cosa, hasta la verdad.
FK: Fíjate que en mi época no se usaba hablar de la sexualidad amplia y abiertamente.
EP: Bueno, es que nadie tiene sexualidad, menos nosotros que hablamos tanto. Los antiguos menos. Todo el tiempo se habla de eso y no se tiene.
FK: Es puro jarabe de pico.
EP: Y de lengua.
FK: ¿Incluida Mónica Lengüisky?
EP: La sexualidad es algo que inventan las religiones para asustarte con pendejadas. Es tan triste hablar de todos los fracasos que tiene en la vida. Palo que echa uno, palo que lo deja en ridículo.
FK: Claro, hablando de palos, es mejor darlos, que ni qué. Es bueno que ahora se pueda hablar de modo natural de algo tan antinatural.
EP: La verdad es que yo le dí un dinerito a ella para que me hiciera publicidad porque ya no tengo clientes.
FK: ¿Todavía se puede encontrar a Juan Soriano en las cantinas y ligárselo?
EP: Ya me pagan por antigüedad.
FK: Bueno, a mí esta mariguana ya me está pegando durísimo. Si me ven muy pacheca, me avisan. Cuenta Juan que un día su hermana lo mandó con un señor y de repente le pasaron cocaína. Se la metió y se comenzó a ver que todos se volvían locos y como epilépticos.
``Y yo me pregunto: ¿realmente qué se metieron, Juan Soriano?''
EP: Yo creo que se metieron el termómetro.
Telón.