José Cueli
Escritura interna

Don Pablo González Casanova, en brillante síntesis, nos explica ``que después de 20 años de aplicación del neoliberalismo, no hay duda que los ajustes estructurales no han conseguido sus objetivos y en cambio han aumentado los efectos de dominación y apropiación del mundo, en favor de complejas redes hegemónicas con el consiguiente resultado del empobrecimiento de las naciones y trabajadores. Las medidas de solución ya no funcionan. Más de cien países (México entre ellos) han quedado sin política moratoria propia, ni política fiscal, ni de inversiones y gasto público, para el desarrollo de la justicia social y soberanía nacional que los ponen al borde de la ingobernabilidad''.

``En este contexto surge la construcción de un mundo nuevo desde la sociedad civil. Un mundo más justo y libre. Allí, aparecen los indios de México entre las avanzadas de un movimiento de alcance mundial que, desde la cultura maya y occidental, no se propone tomar el poder, sino construir el poder, construir el mundo. Sustituyendo los compromisos liberales del pasado por compromisos democráticos, en que se respeten los derechos y los hechos. Un nuevo pacto que respete la autonomía de personas y comunidades y no caiga en paternalismos que son fuente de corrupción'', en el decir de Pablo González Casanova.

Para estudiar al país, según el ex rector, tenemos que estudiar a los indios y construir con los indios, que tal vez venzan los dogmas del sistema dominante globalizado, mediante compromisos democráticos y pactos sociales que impidan el triunfo de una barbarie cibernética... Hipótesis que se autorrealicen.

Metáforas que en cada modalidad del fenómeno psicológico contengan la propiedad distintiva de los demás, el pensamiento traducido en palabra, en lenguaje directo, móvil, que nos muestre el análisis de una sociedad acabada, no sólo en su desmoronamiento interior, sino también en su acabado, su valor como objeto o como valor cultural. Una sociedad evolucionada hasta el extremo que acometa el cambio, perdido en el desconcierto que le inspiran sus hallazgos pavorosos por poderosos.

En este escenario, el psicoanálisis -mi disciplina-, se encuentra parte del origen de todo lo que se ha hecho de importancia en el siglo que termina, al inaugurar el intento de explorar lo irracional y tratar de integrarlo en una razón ampliada que queda como tarea para el siguiente siglo. Marx, Nietzsche, Heidegger, Derrida y escritores como Mallarme, Kafka, Poe, Baudalaire acompañan, entre otros, a Freud en este intento. El compromiso del psicoanálisis frente a lo social -desde mi punto de vista- es el desmontaje de la primacía del ``ahora presente'', en el tiempo configurado por la tradición metafísica que se caracteriza por el privilegio del ``instante presente'', del que dependen y al que se articulan el pasado y el futuro; en orden a una sucesión homogénea, continua y lineal, más las resistencias que crea el profundizar en la obra freudiana en la imposibilidad de considerar la textualidad inconsciente como una presencia última de la que el consciente sería una traducción. Lo consciente no es una representación de una presencia anterior original. Su espacio es un presente ya reconstituido. Una presentación de un presente que no ha sido nunca un presente. Una representación de la cual aún desconocemos su naturaleza. Resistencia a aceptar la imposibilidad de traducción de un código común que facilite el traslado, el intercambio de equivalencias de significación.

Un sistema de censura separa los componentes que se pueden figurar como consientes y otros son relegados al inconsciente. El pensamiento freudiano se carac- teriza por el cuestionamiento de todo presupuesto de privilegio al orden. Otorga prioridad a la constitución de la vida como huella, antes de determinar al ser humano como sujeto o consciencia. Es seguro que el psicoanálisis y la filosofía francesa actual -Derrida, Foucault, etc.-, entendida como escritura interna en que el sujeto se construye a sí mismo, se enlaza a las ideas que desde otro orden de ideas -el proyecto indígena- empiezan desde el individuo, como forma de desmontar la cultura del sistema dominante actual. Toca a los nuevos pensadores indígenas abrir las puertas a un nuevo mundo que critica la cultura que privilegia el orden, la moral, la voz, la consciencia desde lo real.

Pablo González Casanova enriquece este pensar y lo desarrolla en tres espléndidos trabajos: La teoría de la selva contra el neo-liberalismo y por la humanidad (Proyecto de intertexto). La formación de conceptos en los pueblos indios, Los indios de México hacia el nuevo milenio.