La Jornada 5 de diciembre de 1998

Control indígena del INI, proponen representantes de diversas etnias

Víctor Ballinas /y IV Ť Profesionistas indígenas que se han dedicado a hacer trabajo en sus comunidades y representan en diversos foros y organizaciones a sus comunidades evalúan al Instituto Nacional Indigenista (INI) a 50 años de su creación: ``Es la única institución que ha llegado a las comunidades. Su trabajo es limitado y no tiene presencia en las regiones más apartadas''.

Víctor de la Cruz, profesor zapoteco; Elías Chávez, ingeniero chinanteco; Adelfo Regino, investigador mixe, y el escritor Natalio Hernández coinciden en entrevistas por separado en que el INI debe ser manejado por los indígenas.

Todos ellos ven en el zapatismo la esperanza indígena. ``Recobramos nuestra voz con la aparición del EZLN. Empezaron a modificarse las cosas para nosotros; se reconoce la necesidad de impulsar cambios constitucionales para garantizar nuestros derechos'', apuntan, cada uno con matices.

Señalan que aún existe racismo, intolerencia y sobre todo que se agudiza en las comunidades los problemas interétnicos, ``por decisiones no siempre acertadas de magistrados y cúpulas del poder que no entienden la cosmovisión indígena, sobre todo en los problemas de límites de tierras''.

``Ha sido un instituto para integrar y manipular a los indios. Debe desaparecer, pues, ¿qué ha hecho en el Istmo? Nada, o poco, es lo mismo. Si queremos constatarlo hay que ir a recorrer esa zona, donde no se ven obras. Debe desaparecer esa burocracia'', asevera Víctor de la Cruz.

Los indígenas, dice, tenemos muchos problemas, rezagos históricos, marginación, abandono. ``Mira -apunta-, veamos San Mateo del Mar. Ahí esta el INI, pero no ha hecho nada contra la pobreza. Tampoco contra los proyectos neoliberales. A los pescadores huaves les prohíbe pescar en la laguna, y con ello favorece a las corporaciones, porque los peces crecen y se van al mar abierto, ahí no pescan los indígenas''.

Otro ejemplo: Juchitán. Ahí no está el INI, el cual ha favorecido los cacicazgos del PRI, apoya a los grupos de ese partido y ha servido para dividir a las comunidades. ``Yo creo que la rebelión zapatista es fuente de esperanza para los indígenas, pero si se impone el proyecto neoliberal, se nos acabará la esperanza ``.

Elías Chávez afirma: ``Los indígenas recuperamos la voz en 1994. La aparición del EZLN fue muy importante para nosotros, incluso el gobierno no pensó la dimensión que iban a tomar. A partir de esa fecha, hay una revaloración de las culturas, como que recuperamos nuestra voz''.

Hay que reconocer, abunda, las aportaciones que ha hecho el INI para las comunidades indígenas. ``Ha realizado proyectos de infraestructura, ha contribuido al fortalecimiento de la cultura, incluso a través de sus programas se han formado profesionistas indígenas''.

Apunta: ``Lo que hace falta, más que desaparecer o transformar al INI, es construir una política integral de Estado para la atención de las comunidades indígenas. Antes que inventar una secretaría o qué sé yo, el debate ya está en la mesa nacional: el diálogo EZLN-gobierno''.

Todavía hay racismo contra los indígenas en las universidades, y además ``tenemos el grave problema de la incapacidad económica. Lo hemos visto: uno se prepara, pero en la mayor parte de las comunidades no hay capacidad económica para que los niños y niñas se superen''.

Adelfo Regino señala entre las acciones positivas del INI los procesos de transferencia de recursos y funciones a las comunidades. Esa es una acción importante, asegura.

Lo negativo, agrega, es el paternalismo. Esa visión de ir centralizando las decisiones de los centros coordinadores indigenistas. Por ejemplo, agrega, ``eso de no querer abandonar su papel paternalista en los fondos regionales de solidaridad. También hubo acciones que aparentemente eran positivas para las comunidades indígenas'', como los albergues escolares.

``Parecían buenas acciones porque alimentaban a los niños y niñas y se educaba a los más marginados. Pero sucede que cuando los niños están en un internado se pierden tradiciones, lo cual resulta paradójico. Hay enorme necesidad de apoyar a esos niños, pero al concentrarlos se pierde la cultura, se da el desarraigo cultural y familiar''.

A los 50 años de su creación, afirma, el INI, de cara a las nuevas necesidades, tiene que atender las demandas concretas de los indígenas. Debe revisar, primero, ``el decreto que le da origen, pues el contexto ha cambiado, Exigimos autonomía. Debe transformarse y estar preparado para atender las necesidades actuales; y segundo, se tiene que revisar la misión del organismo, su función coordinadora con las secretarías de Estado, para que no haya acciones separadas''.

Natalio Hernández dice que el INI ha cubierto un vacío que se presenta en las instituciones públicas, y de esa forma ha contribuido a la atención de las comunidades. Sí ha apoyado, ahora hay profesionistas, pero ``también hay que reconocer que hay un vacío, pues no formó los cuadros para que se hagan cargo de las instituciones indígenas ``.

En tanto, para el investigador de El Colegio de México (Colmex) Sergio Sarmiento, del plantel CIESAS de Oaxaca, acceder a estudios profesionales ha sido un problema para los indígenas. Han tenido que ocultar su identidad. No fue sino hasta los setenta que los profesionistas indígenas se asumen como tales.

Las universidades en el país y los estudios de posgrado, sostiene Sarmiento, no tienen un departamento indígena, como lo hay en otras partes del mundo. ``Hay que reconocer que es en las décadas de los cincuenta y sesenta que empieza a darse un viraje en la educación indígena, pero aún hay actitudes racistas''.