Letra S, 3 de diciembre de 1998


Herpes genital, el compañero indeseable

Carlos Bonfil

Contagioso, incurable, pero no mortal. Por su carácter irreversible y por las recurrencias que lo caracterizan, el herpes genital es, para quien lo padece, un `compañero' para toda la vida. De las enfermedades de transmisión sexual, es probablemente la que provoca el malestar psicológico más prolongado y, a excepción del sida, la que mayor impacto negativo tiene sobre la autoestima de los afectados.

Son muchas las dudas de la gente a propósito de esta enfermedad, y en particular las inquietudes de los adolescentes. Lo que es preciso comprender es que al tratarse de un padecimiento con visibles manifestaciones externas, su ocurrencia llega a afectar la conducta sexual de las personas, inhibiendo a menudo su respuesta y generando actitudes de timidez y aislamiento en quienes la padecen.

Si bien el herpes genital no puede curarse (hasta la fecha sólo existen paliativos y vacunas de eficacia limitada), sí es posible controlarlo y espaciar sus recurrencias. Lo importante es conocer la enfermedad y, paralelamente, la manera como el propio cuerpo puede combatirla.

El herpes genital es causado por dos virus distintos, aunque estrechamente vinculados entre sí: el HSV-1 y el HSV-2, ambos pertenecientes a la categoría del herpes simple. El segundo tipo es responsable de alrededor del 90 por ciento de las infecciones. La transmisión ocurre principalmente por las relaciones sexuales desprotegidas, es decir, por el contacto directo con superficies mucosas infectadas. En las relaciones sexuales, ya sea orales, genitales o anales, se produce un intercambio de fluidos corporales que pueden contener partículas virales herpéticas, aun cuando el afectado no presente los síntomas del padecimiento. El riesgo es mucho mayor cuando el contacto se da durante el periodo de crisis viral, cuando hay presencia de ulceraciones en los órganos genitales; este periodo puede durar de cinco días hasta dos o tres semanas.

¿Cómo se contrae el herpes genital? Primeramente, es posible contraer herpes al besar a una persona con una ulceración en los labios, pero si ésta persona contagiada, practica a su vez el sexo oral, puede transmitirle el virus a los genitales de su pareja. Existe efectivamente un riesgo de transmisión herpética en el sexo oral desprotegido, en la práctica del cunnilingus (aplicación de la boca a la vulva) o en la del beso anal. De no utilizar una protección al realizar estas prácticas (ya sea con el uso del condón o de un parche de látex), es preciso revisar los genitales de la pareja para detectar posibles ulceraciones (que incrementan el riesgo de contagio), aunque se sabe que la infección es posible aun sin la presencia de esos síntomas.

¿Cómo se presentan los síntomas? La comezón y la irritación, en los labios, en el glande o el prepucio, en la vulva o en la región anal o perianal, pueden ser las primeras manifestaciones de una infección herpética, aunque dichas sensaciones también pueden corresponder a otros padecimientos (dermatitis, prurito anal, o infecciones vaginales de índole diversa). Lo que confirmará un diagnóstico de herpes genital será un cultivo directo en la mucosa o un examen serológico específico. Este cultivo sólo arrojará resultados confiables si se practica antes de que comiencen a cicatrizar las lesiones que aparecen durant las crisis.

Existen dos preguntas muy frecuentes respecto al herpes. La primera es si esta infección puede transmitirse a los bebés durante el parto y la segunda, si el herpes es un factor decisivo en la transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Es preciso que una mujer afectada por el virus del herpes pregunte a su médico que precauciones debe tomar en caso de quedar embarazada, ya que debe evitarse que la madre presente una crisis herpética en la zona genital durante el parto. Cuando esto ocurre, el médico aconseja por lo general que se practique una cesárea para evitar el contagio inmediato del bebé.

Por otro lado, si bien el herpes no es un factor directamente relacionado con la infección por VIH, los riesgos de infección aumentan cuando una persona con el virus del herpes tiene sexo no protegido con una persona seropositiva, debido a que las lesiones que suelen presentarse en periodos de crisis representan para el VIH puertas de fácil ingreso. De igual manera, la persona que vive con VIH/Sida es particularmente vulnerable a las enfermedades oportunistas, y al contraer el virus del herpes a través del sexo desprotegido, se expone a un padecimiento que, en su caso, tendrá manifestaciones aún más violentas y tenaces. Una manera eficaz de protegerse contra la infección herpética es mediante el uso del condón. Sin embargo la eficacia del condón en la prevención del herpes ha quedado demostrada, como en el caso del VIH, por el número de parejas en las que un solo miembro padece herpes genital, sin jamás contagiar por ello a la otra persona. El paciente aprende en efecto a conocer su padecimiento y las respuestas de su cuerpo, a reconocer el inicio de una crisis y a abstenerse de tener relaciones sexuales durante la misma, y a extremar las precauciones en su eventual práctica del sexo oral.

¿Qué son las recurrencias herpéticas? Tanto el herpes oral como el genital pueden presentar recurrencias, es decir, brotes repetidos que suelen ser, en promedio, del orden de cuatro al año. En el inicio de la infección, el virus del herpes burla al sistema inmunológico y penetra en las terminaciones nerviosas, para viajar de allí hasta los ganglios, donde permanece inactivo durante periodos relativamente largos. En estos periodos el paciente vive una fase asintomática. Sin embargo, diversos factores externos (una cirugía, estrés, quemaduras solares, fatiga o incluso la menstruación) pueden reactivar al virus, el cual nuevamente viaja de los ganglios por los nervios hasta llegar a la superficie de la piel donde desata otra crisis (recurrencia). La superficie cutánea se enrojece entonces paulatinamente, hay escozor, y se presentan pequeñas vesículas que luego de cumplir su ciclo de desarrollo, se romperán y reabsorberán para luego cicatrizar y dar por finalizado el proceso. Este periodo suele ser muy doloroso para el paciente, aunque existen casos en que las molestias son leves. Esto depende no sólo de cada persona sino también de la evolución del padecimiento en el historial clínico del paciente.

¿Cómo atender el herpes genital? ¿A quién consultar? Aunque no existe una cura para el herpes, si hay medicamentos eficaces para reducir la frecuencia y duración de las crisis. Por lo demás, no es inútil tomar ciertas precauciones, durante los brotes. Se debe, por ejemplo, mantener el área afectada lo más seca posible para facilitar su cicatrización; después de un baño o ducha, se aconseja aplicar levemente una toalla sobre el área o utilizar un secador eléctrico. No se aconseja ropa interior ajustada que pueda irritar la piel, como tampoco el uso de cremas o lociones no recomendadas por un médico especialista, de preferencia un dermatólogo. El uso de ciertas vacunas (contra la de la viruela o la polio) pueden ayudar a espaciar las recurrencias, pero siempre debe ser el médico quien aconseje la oportunidad de recurrir a ellas. Se calcula que las investigaciones en curso producirán una vacuna específica, pero esto tardará todavía de tres a cinco años, y será una vacuna preventiva, no terapéutica. Ha quedado ampliamente probada la eficacia de medicamentos antivirales como el acyclovir y el valacyclovir, así como la isopronisina, por su capacidad de estimular el sistema inmunológico.

Fuente consultada: Herpes. Com. Genital Herpes Information Page
http://www.herpes.com/genitalinfo.html


Crónica Sero

Joaquín Hurtado

Un anónimo señor pregunta por el otro lado de la línea sobre el famoso examen del sida. Quiere saber cuánto y dónde. ¿Por qué y para qué?, le revira Alejandra en la oficina de Abrazo. ``Es para cubrir el requisito que me ponen en el Consejo de Adopciones de Nuevo León.'' Es contra sus derechos, respondemos, si usted gusta podemos darle más información pero no tienen por que obligarlo a realizarse el test. ``No quiero más problemas, mi esposa desea adoptar y hay que cumplir con los requisitos, tengo miedo pero no hay más alternativa.'' Ale le da todos los datos que solicita y luego me llama. No aguanto más y le hablo a la gente de Adopciones. Al día siguiente obtuvimos la prueba flagrante: un folleto editado por esa institución donde se leía con todas sus letras la violatoria exigencia.

Luego aventé la botella del SOS en el ciberocéano y a los minutos ya teníamos respuesta de todo el mundo. Un diario tomó nota con detalle del asunto y la guardó para desatarla en el momento en que la esposa del Gobernador diera respuesta a la queja presentada por escrito.

A la semana ya me tienen sentado frente a una mujer alta, elegante y de ojos de un azul extraño. Es Angela Stelzer, esposa de Fernando Canales, el gobernador. Leyendas van y mueren todos los días. De ella se dice que es el verdadero poder detrás de su marido. Mi cabeza está llena de prejuicios, de nerviosismo. Buenos días y pone un documento en mis manos. Nos dice que exigir la prueba para discriminar a los enfermos es por el bien de los niños. No hay nada más que hablar aquí, digo encabritado y me empiezo a despedir. La señorona me detiene: espere un momento, hablemos, dígame sus argumentos. Yo hago una pregunta que la deja pensativa: ¿Qué le va a decir a aquellas parejas que por el VIH decidan no concebir y quieran a un niño cerca? La funcionaria de acero se va transformando en una madre, en una mujer, en un humano. Yo hablo y hablo. Me despido con la promesa de la modificación solicitada en su política de adopciones y un mensaje en los periódicos el mero día internacional del sida. Yo aprendí de un amigo muy grillo a desconfiar absolutamente de quienes juegan en las ligas mayores del poder.

¿Cómo te fue? me preguntan en el grupo. Bien y mal. No me la creo que haya sido tan fácil convencerla. Pronostico que nos vamos a meter en un pleitazo que quizá sea el último por los niveles de poder que andamos desafiando.

Otra llamada. Es Angela. Me solicita el logo de mi organización para colocarlo al lado del DIF en el desplegado el día 1. ``Le dije que usted me iba a conocer'', dice con orgullo. Me quedo mudo. Yo quería bronca y me avientan un balde de agua helada. Qué duro que te descuenten de esta manera. Pero qué chingón.