Masiosare, domingo 6 de diciembre de 1998


Estado de México


Los enredos de las
Partidocracias


Alberto Aguirre M.


La dirigencia nacional del PRD buscó cancelar, sin éxito, su ejercicio ``democrático'' de selección. El candidato ``de unidad'' no salió.

El PRI estrena un método que nada tiene de renovador y que sóloservirá para maquillar la designación del candidato.

La fachada no es suficiente. Atrás está una pugna inédita en la historia del priísmo mexiquense, la cual ha colocado en bandos contrarios a Carlos Hank González y a Emilio Chuayffet.

En esos terrenos se mueven las maquinarias de los dos partidos que, en las encuestas, registran un ``empate técnico''.

Faltan siete meses para las elecciones locales, que podrían ser un espejo del 2000.

PRD: Todos contra todos

Toluca, México.- Con desorden y signos de desunión el PRD mexiquense ha vivido el proceso para seleccionar a su candidato.

Ocho precandidatos trabajan desde marzo pasado. La lista se dividió en dos bloques:

Los aspirantes ``internos'': el senador y ex dirigente estatal Higinio Martínez Miranda; los ex legisladores Octavio Moreno Toscano y Jaime Enríquez Félix -ex candidato en Zacatecas y ex funcionario del gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas-; el alcalde de Ciudad Nezahualcóyotl, Valentín González, y el diputado Felipe Rodríguez, líder de la Uprez.

Los ``ex priístas'': el ex senador Mauricio Valdés; Gustavo Baz Díaz-Lombardo, director de servicios sanitarios en el DF, y Cuauhtémoc Sánchez Barrales, ex funcionario estatal.

Desde el inicio, el PRD esquivó el dilema de escoger entre un militante o un candidato externo, pues todos los ex priístas solicitaron su afiliación.

En junio, la directiva estatal inscribió como precandidatos a los ocho (incluso, les organizó una ``pasarela'') y los dejó correr.

Pero no distinguió quiénes impulsaban las precandidaturas. Los ex priístas jugaron -de principio a fin- sin el apoyo de las corrientes internas.

La primera intervención formal del CEN perredista en el proceso fue en septiembre, cuando contrató a la fundación Arturo Rosenbleuth para que aplicara una encuesta.

Contra el acuerdo del CEN, los precandidatos difundieron los resultados del sondeo que daba el primer lugar a Gustavo Baz, seguido por los ex priístas Valdés y Sánchez Barrales. Detrás aparecieron los ``internos'' Moreno Toscano y González Bautista. El senador Martínez se ubicó en sexto lugar.

Cuando terminaba ese mes, la dirección estatal del PRD convocó formalmente a la elección del candidato e impuso candados que hacen prácticamente imposible la nominación de un ex priísta.

De entrada, sólo permitió la participación de la militancia -casi 416 mil- y con un sobremonto de 20%, correspondiente a ``nuevas afiliaciones''.

Cada precandidato recibió 25 mil hojas de afiliación para los neoperredistas y simpatizantes que le brindaran apoyo. Así, cada uno aseguró un ``voto duro''. Pero los sufragios necesarios para ganar debieron obtenerlos de su proselitismo entre las bases.

Rosenbleuth levantó otras dos encuestas con resultados similares. La única diferencia es que el senador Martínez Miranda subió al tercer sitio.

En los dos meses siguientes, los ocho precandidatos celebraron eventos masivos. El alcalde de Neza encabezó grandes movilizaciones, mientras Gustavo Baz presumía tener el respaldo de Cuauhtémoc Cárdenas.

Casi al mismo tiempo, en desplegados en medios locales y nacionales, grupos de diputados locales, alcaldes y legisladores federales -casi la mitad de los que tiene el PRD- se manifestaron en favor de Higinio.

El senador ganó esos apoyos, pero perdió el de sus antiguos compañeros de corriente -los hebertistas-, luego de su acercamiento a Jesús Ortega, a quien ofreció impulsar su candidatura a presidente nacional del partido.

Los líderes de esa corriente -la diputada Laura Itzel Castillo y Ramón Sosamontes- respaldaron la nominación de Valentín.

Entre septiembre y noviembre el CEN trató el caso del estado de México por lo menos en ocho sesiones, siempre con la intención de lograr una ``candidatura de unidad''.

La postura -respaldada por Cárdenas- fue la de mantener la unidad del partido y presentar una ``candidatura ganadora''. Pero el ``consenso'' fue rechazado por la mayoría de los precandidatos, cuando supieron que el CEN se inclinaba por Mauricio Valdés. Los que más se resistieron fueron Higinio Martínez y Gustavo Baz.

El CEN conminó a los precandidatos a sostener pláticas para llegar a acuerdos. La idea era reducir la lista a cuatro aspirantes.

Pero sólo se logró prefigurar un bloque ``antiHiginio'': González Bautista, Enríquez Félix, Moreno Toscano, Valdés, Baz y Sánchez Barrales.

Hace dos semanas ellos ya habían pactado una candidatura unitariaÉ pero el acuerdo lo abortó Baz. Dicen sus adversarios que no lo suscribió, ``porque él quería encabezar''.

Integrantes del CEN perredista confirman que Valdés fue propuesto por López Obrador como candidato de unidad, sobre todo porque con él podría repetirse el fenómeno ocurrido recientemente en Tlaxcala. Y ubican como impulsores de su nominación tanto a Jesús Ortega como a Amalia García.

Los perredistas identificados con Martínez critican de Valdés su pasado antiperredista y lo califican como ``alfil de Hank''.

En entrevista, Valdés rechaza que el CEN haya buscado beneficiarlo al proponerlo como candidato de unidad. ``Jugué con las mismas reglas que los demás''.

Lamenta que por ``inmadurez'' se haya abortado el consenso. Pero sostiene que en la consulta perredista no habrá polarización ni pulverización del voto.

``Entre la base habrá algunas dificultades y será necesario un trabajo de cicatrización. Pero todos tenemos el compromiso de sumarnos a la campaña de quien triunfe, sea quien sea''.

El último día de su precampaña Mauricio Valdés denunció que fue víctima de ``iracundos y perversos ataques''. A su juicio, hubo de todo: ``intrigas, chismes, intimidación, cooptación, acciones disfrazadas desde el poder mismo''.

Esos detractores -se lamentó- le hicieron el juego a sus opositores en el gobierno y obraron por simple oportunismo.

* * *

Este domingo, el PRD habilitará mil 200 mesas receptoras de votos.

Estimaciones de los equipos de campaña de los precandidatos señalan que habrá una participación cercana a 50% de los inscritos en el padrón y que hay por lo menos 75 mil votos más asegurados, correspondientes a los nuevos afiliados.

Dividen en tres bloques a la posible votación. Dos, con segmentos de casi 80 mil votos cada uno, para Higinio y Valentín y otro, menor (de 50 mil), para Mauricio.

Al cierre de esta edición los equipos de Valentín y Mauricio aún trataban de consumar la alianza que impediría a Higinio ganar, con la idea de formar una ``una nueva mayoría''.

La perra triste

Fue un cuadro que cambió dramáticamente en apenas seis meses.

En mayo pasado, los ex gobernadores de la entidad -entre ellos Carlos Hank, Jorge Jiménez Cantú, Alfredo del Mazo, Mario Ramón Beteta y Emilio Chuayffet, junto con el actual mandatario, César Camacho- se dejaron ver en las tribunas de La Bombonera, en la final del campeonato de invierno que ganó el equipo local, los Diablos Rojos.

Eran las buenas épocas de la Perra Brava y el mote de la porra roja fue trasladado a la clase política local, que con ese alarde mostró al país su cohesión luego de la salida de Emilio Chuayffet del gabinete zedillista.

Hace dos semanas el Toluca fue eliminado en cuartos de final del torneo. Al partido definitorio sólo asistió el gobernador Camacho.

En la entidad, se dice en referencia a los políticos locales, hay una ``perra triste''.

La desunión -añaden- es producto de las pugnas entre Pichardo Pagaza y Chuayffet, alimentada por la decisión de Hank de favorecer al embajador de México en Holanda y quien tendría el aval ``del centro'' para realizar la sucesión mexiquense.

En torno de ambos se han formado dos subgrupos. Uno es el ``Grupo Toluca'', lidereado por Pichardo Pagaza y en el que están la mayoría de los priístas de viejo cuño; y el grupo de Chuayffet, formado por políticos jóvenes leales al ex secretario de Gobernación y al que se sumaron algunos cuadros sinaloenses, traídos a la entidad por Alfredo del Mazo.

Con Chuayffet estaba el actual gobernador, pero en los últimos meses las diferencias entre ambos se han acentuado como producto del protagonismo del joven sustituto.

La división de la cúpula se ha agravado ante la indisciplina de los cuadros políticos locales, que orillaron a adelantar el proceso.

Indiscutiblemente, un protagonista de este periodo ha sido Humberto Lira Mora, ex secretario de gobierno en la administración de Pichardo Pagaza, quien hace seis meses comenzó un recorrido por la entidad para reclamar que la candidatura se decidiera por consulta a las bases y que el proceso se diera antes de que concluya el año.

Al paso le salieron hasta 18 eventuales rivales, la mayoría identificados con el grupo de Chuayffet. Nadie lo detuvo.

El senador Héctor Ximénez González -secretario de Gobierno con Chuayffet- también se aventuró a realizar reuniones. Y se le sumó otro chuayffetista, el ex senador Heberto Barrera.

Unas semanas después el cetemista Manuel Cadena y la ex senadora Yolanda Sentíes declararon públicamente que aspiraban a la nominación.

Quien mayor activismo realizaba -aunque casi nada se reflejó en los medios informativos- era el entonces secretario de gobierno, Jaime Vázquez Castillo.

El funcionario -con el aval de Camacho- encabezó reuniones multitudinarias y estableció una red de ``promotores''.

Era tanta la movilidad de los precandidatos que el 26 de septiembre el gobernador Camacho tuvo que encabezar una reunión ``de la unidad partidista'' y hacer un llamado a respetar ``los tiempos que marque la dirigencia nacional''.

Lira Mora le replicó: ``Los tiempos del partido los marcan las bases. El sólo puede fijar ritmos en su administración''.

Se sucedieron varios avisos falsos y transcurrieron semanas de activismo sin ordenÉ hasta que el jueves 16 de noviembre, en sesión de Consejo Político Estatal, Mariano Palacios Alcocer abrió el proceso de selección y anunció el estreno de una modalidad ``inédita'' (ver recuadro).

El pacto

En el registro de los aspirantes hubieron sorpresas: el presidente del partido, Arturo Montiel, fue el primero en registrarse; José Merino Mañón, un ex funcionario de la administración de Pichardo, también se anotó.

Sobre todo, llamó la atención que Vázquez Castillo se abstuviera de participar.

Dos días después del registro, Lira Mora convirtió la boda de su hija Sonia en un acto de su precampaña. A la ceremonia asistieron Palacios Alcocer, Mario Ramón Beteta, Beatriz Paredes y más de 300 políticos locales (nadie del gabinete estatal fue convidado).

Hubo un invitado de honor: el embajador Ignacio Pichardo Pagaza, quien viajó ex profeso desde Amsterdam.

A la contundencia en la operación de los pichardistas no ha correspondido la facción identificada con Chuayffet.

Y es que hay elementos que indican que el ex secretario de Gobernación no apoyará a ninguno de los otros aspirantes.

En el primer semestre del año, Chuayffet evitó asistir a reuniones -convocadas por Hank- en las que se definió la precandidatura de Lira Mora y también se supo de su ruptura con el gobernador Camacho.

Además, se corroboró que en sendas audiencias con Palacios Alcocer y Francisco Labastida Ochoa manifestó su inconformidad con la eventual candidatura del ex secretario de Acción Electoral del CEN priísta.

Con ambos argumentó la inconsistencia de una candidatura de ese tipo -de un dinosaurio que no atraería la atención de los votantes- y rechazó la posibilidad de encabezar el esfuerzo de movilizar las estructuras del partido.

Incluso amenazó a Mariano de hacer una campaña en contra de Lira.

En los últimos meses, a Chuayffet se le ha visto poco en Toluca. Prefirió hacer un largo viaje por Texas -en compañía de su hija- y ha expresado su deseo de iniciar pronto un año ``sabático'' en la Universidad de Georgetown.

El hueco ha sido cubierto por el gobernador Camacho quien, según algunos políticos ligados a Chuayffet, ya habría ``pactado'' con Hank para hacer a Lira Mora candidato.

Además, sostienen que el gobernador ya entendió que Lira Mora compite con el aval del ``Centro''.

Dicen que una señal clara es que Camacho haya evitado que Jaime Vázquez participara en la contienda.

Sin embargo, las señales siguen siendo ambiguas. Hay funcionarios de la administración estatal que trabajan activamente en las precampañas de Héctor Ximénez y Arturo Montiel.

El senador parece ir con un grupo débil, no así Montiel -dirigente del partido hasta apenas hace 15 días-, quien presume contar con el apoyo de Hank.

Montiel es un político sin carisma, formado en la vieja guardia priísta. En sus inicios estuvo ligado a Lira Mora, pero luego trabajó estrechamente con Chuayffet.

En la entidad se le reconoce más como un próspero empresario que como un político hábil. Y se le liga con el gobernador Camacho.

A los demás aspirantes se les conceden posibilidades menores.

A pesar de la evidente debilidad de Chuayffet, los operadores políticos de Lira Mora insisten en sus quejas hacia el ex secretario de Gobernación y ubican en los encargados de las comisiones que conducen el proceso a políticos de su grupo.

En lo que va del proceso interno, Lira Mora ha ganado casi todasÉ con un discurso crítico. El viernes 27, ante los consejeros estatales, llamó a rechazar ``los intereses que han originado derrotas y que explican la crítica situación electoral'' del PRI local.

Este esfuerzo -sentenció- ``no puede hacerse con hombres e ideas del pasado, menos con prácticas de esos tiempos, de esos en los que perdimos''.

Y definió -en clara alusión a Chuayffet- que en el pasado reciente, el PRI local había estado dominado por ``una caricatura del autoritarismo''.

En la selección -concluyó- la ausencia de la manipulación, del trato hecho a la sombra y de la coacción del voto deben ser absolutos.

Además, Lira Mora públicamente declaró su inconformidad por la elección de Vázquez Castillo como presidente del PRI -a pesar de una prohibición estatutaria- y dijo que esperaba que aunque fuera ``de vez en cuando'', el nuevo líder respetara el Código de Etica Partidista.

***

La pasarela seguirá hasta el 14 de diciembre. Entonces, la dirigencia priísta dará a conocer los resultados de una encuesta que definirá a los ``precandidatos''.

Hasta entonces se publicará la convocatoria que ya ha sido prefigurada por los dirigentes locales. Se abrirá un espacio de cuatro semanas para ``precampañas'' y la última semana de enero se elegirá al candidato. Aún no se define si ocurrirá una consulta directa -ya sea a los militantes o a ``padrón abierto''- o una ``primaria'', de pequeñas convenciones de delegados en los 34 distritos de la entidad.



El ensayo previo

Desde que el presidente Ernesto Zedillo se ``mutiló'' el dedo hace siete meses, el PRI ha seleccionado a nueve candidatos a gobernador en consultas ``a padrón abierto'', en las que interviene toda la ciudadanía.

El décimo candidato electo en esta era de la ``democracia interna'' será el del estado de México. Pero esta nominación será peculiar, además, por que será producto de un mecanismo que -si funciona- será aplicado en noviembre próximo, en la selección del candidato a la Presidencia de la República.

Las nuevas reglas fueron presentadas por Mariano Palacios Alcocer en Toluca hace tres semanas, cuando pidió al priísmo mexiquense hacerla de conejillo de indias:

``Nuestro propósito es diseñar una estrategia que tienda a perfeccionar nuestros procesos internos. Lo más importante para lograr la unidad en la competencia interna es que los priístas establezcamos un compromiso abierto que destierre manifestaciones oportunistas, que auspicie la participación de la militancia y que todos los aspirantes muestren una probada adhesión a los postulados del partido''.

Hay un antecedente: Palacios Alcocer ante el Consejo Político Nacional en el que presentó su informe de labores -el 29 de septiembre-, propuso la expedición de un nuevo Acuerdo para la Elección de Dirigentes y Postulación de candidatos, a fin de incorporar ``normas específicas'' en la postulación de candidatos y regular el contenido de las convocatorias ``a fin de erradicar la discrecionalidad'' y establecer los tiempos para el desarrollo de los procesos.

Carlos Armando Biebrich, secretario de Elecciones del CEN priísta, definió esa vez que el propósito de los ajustes busca establecer condiciones ``que generen candidatos ampliamente legitimados, con arraigo popular, y capaces de lograr el éxito en la elección constitucional''.

Después de esa fecha, la dirigencia del PRI condujo la selección de los candidatos para Hidalgo, Baja California Sur y Quintana Roo con el modelo 98 y el estreno de la nueva estrategia lo guardó para el estado de México.

El proceso interno -de acuerdo con las expresiones utilizadas por los mismos priístas- aún no da inicio. Actualmente transcurre una ``fase previa'' en la que compiten ``aspirantes''. La convocatoria oficial para elegir candidato tampoco ha sido expedida oficialmente. Lo que hay son ``normas'' para regularla.

En lo particular, esta preconvocatoria imprime en blanco y negro las atribuciones de los órganos participantes; reglamenta la realización de actos públicos y de campañas internas; prevé sanciones a dirigentes que actúen parcialmente, y señala las instancias jurídicas donde se podrán dirimir controversias.

De tal forma, los ``aspirantes'' quedaron impedidos para ``entregar despensas, materiales de construcción, realizar pagos en efectivo o cualquier otro tipo de regalo, o por la asistencia a mítines o actos de apoyo'', solicitar apoyos económicos a funcionarios o empresarios; instalar propaganda -bardas, espectaculares, plásticos-; realizar eventos individuales, encargar encuestas o conceder entrevistas.

En el mismo sentido, las ``normas'' cancelaron el derecho de los militantes de declararse en favor de algún aspirante o de desviar recursos materiales o personales -si son del patrimonio público- para apoyar acciones de proselitismo.


El fin del Imperio

El imperio del Grupo Atlacomulco duró cinco décadas. Se derrumbó en 1993 por pugnas en su interior.

Ese hecho explica la actual división que amenaza con ser cismática y empañar el estreno del nuevo mecanismo priísta de selección de candidatos.

Esas son las conclusiones del maestro José Martínez Vilchis, director de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma del Estado de México y coautor del libro La sucesión gubernamental en el estado de México, el primer estudio metodológico sobre el mítico grupo mexiquense, vigente desde 1942.

Y sugiere un epitafio en la tumba del clan: ``Fue el máximo exponente de la disciplina, la lealtad y la esperanza sexenal''.

Durante 50 años, las reglas fueron respetadas: ``Había un liderazgo claro que se ha heredado y alrededor del cual se han agrupado lo demás políticos en la entidad. Aunque siempre ha habido disputas, prevalecía una disciplina poselectoral, en relación con el que resultase candidato''.

Eso le valió al grupo prevalecer cinco décadas en el poder y ``exportar'' a figuras locales a cargos de relevancia nacional.

Los problemas en la clase política local surgen en la definición de la candidatura priísta de hace seis años: Emilio Chuayffet es nominado y quedan en el camino Humberto Lira Mora y Mauricio Valdés, a cuyos grupos pulveriza el primero cuando llega al cargo.

Luego ubica el punto de quiebre:

``Chuayfett quiso asumir el liderazgo del grupo, convertirse en el nuevo Hank''.

Recuerda que el toluqueño se deslindó del Grupo Atlacomulco en 1995 -cuando asumió la secretaría de Gobernación declaró que no tenía padrinos- y trató formar un nuevo grupo de influencia nacional, ``teniendo un proyecto presidencial, por supuesto''.

Chuayffet renunció a la secretaría de Gobernación en enero de este año. Muchos ubican allí su muerte política.

Martínez Vilchis no es tan tajante: ``Su descenso político no es de tal magnitud como para que no quiera estar presente en la contienda a gobernador. De hecho, está en franca confrontación con el grupo que identificaría como Pichardo-Lira Mora''.

Dentro del PRI -observa el académico- ocurre un fenómeno de ``equilibrio catastrófico'' que podría anular las fuerzas de Humberto Lira Mora y Héctor Ximénez, y podría incentivar la irrupción de un candidato ``adicional'': Arturo Montiel.

-¿Dónde ha quedado Hank?

-Hank es una figura con un pragmatismo impresionante. No veo por qué se deba amarrar a un solo candidato o a un solo partido.

``Si se sumara a un solo candidato podría tener más desventajas -si éste no gana- que si permanece impasible o apoyando al que vea más fuerte...''.


Las encuestas

En el último semestre, en el estado de México se han aplicado por lo menos media decena de encuestas sobre preferencias electorales. Tres de ellas fueron publicadas. Estos son sus resultados.

UAEMCEOEl Norte
FCPyAPU. de G.
PAN15.319.019.0
PRI29.530.331.0
PRD21.023.423.0
PT0.50.1
PVEM3.12.9
Otros22.110.6