Jordi Soler
El círculo

Billy Wilder realizó en 1950 la película Sunset Boulevard, que en España se tradujo como El crepúsculo de los dioses y en México, por si lo de España no hubiera sido suficiente, como El ocaso de una vida. Estas traducciones, además de ser un atentado contra el diccionario, acaban de un plumazo con la trama de la película, que trata, ni más ni menos, del crepúsculo o el ocaso de Norma Desmond, actriz del cine mudo desplazada por los años, los suyos que la hacían vieja, y por la aparición del cine sonoro.

Norma le da un nuevo aire a su vida cuando conoce a un joven escritor, bastante malo, de guiones cinematográficos. Este guionista, que en la película es William Holden, llega casualmente a la mansión donde Norma dilapida el resto de su vida poniendo el dedo en la llaga de su vejez y de su desplazamiento: pasa las tardes en la sala de su casa viendo películas suyas, contemplando, de manera obsesiva, la juventud que se le fue. Norma, a fuerza de regalos, consigue que Holden se quede en la mansión, a fin de cuentas el escritor de guiones malos era un remedio contra la vejez mucho más palpable que las películas. Norma se enamora de él y él, harto de su papel de remedio palpable, le sugiere por lo bajo que mejor se palpe ella misma, y la abandona. A esta altura del argumento ya puede irse apreciando la primera coincidencia entre la película y la vida: El papel de Norma Desmond era interpretado por Gloria Swanson, que en 1950, cuando Wilder rodaba esta película, era efectivamente una estrella del cine mudo, desplazada por los años y por la aparición del cine sonoro, que al parecer se palpaba sola.

Harta del bridge y de contemplarse en sus películas mudas, Norma Desmond decide recuperar su escalafón de estrella de cine y con la ayuda de su guionista comprado, que todavía no la dejaba palpándose sola, escribe un autoguión y se trepa en su coche con asientos de leopardo. Va acompañada por el escritor y por Max Von Mayerling, su chofer, mayordomo y confidente, que ya en algunas escenas de la película ha aparecido diciendo: ``¿Todo bien?'' ``¿Esta triste la señora?'' y cosas de esas que suelen preguntar los empleados domésticos comedidos. El coche de los asientos de leopardo se dirige a los estudios Paramount y el trío de abordo lleva el propósito de entrevistarse con De Mille, el hombre que había hecho de Norma una estrella de cine. El director, que se enfrenta con su actriz treinta años después, le da el piadoso avión durante el resto de la película. Aquí surge la segunda coincidencia entre el cine y la vida: el papel del director De Mille lo hace el mismo Cecil B. de Mille, poderoso director de la industria de Hollywood que, efectivamente, dirigió en sus mejores tiempos a Gloria Swanson, que en esta película es Norma Desmond.

Cerca del final de la película Max Von Mayerling, el mayordomo, chofer y confidente comedido, le confiesa al guionista comprado que en su juventud fue esposo de Norma Desmond, y que además le dirigió sus primeras películas y que fue, junto con De Mille (el de la película y el de la vida), uno de los directores de cine que más prometían en la industria. La tercera coincidencia parece un chiste de Billy Wilder: el papel de Max Von Mayerling es interpretado por Erich Von Stroheim, director vienés (como Wylder) de cine, que emigró a Estados Unidos y que conoció la ruina con el fracaso de su película Queen Kelly, en 1928. Basada en una historia de él mismo titulada The Swamp, que escribió para su actriz favorita (no me lo van a creer) Gloria Swanson, Quieen Kelly, con sus cinco horas de duración, hubiera sido una de las películas más costosas de la historia, pero la irrupción del cine sonoro los dejó, a Gloria Swanson, que es Norma Desmond y a él, que es el mayordomo de Norma, fuera del juego cinematográfico.

Después de ese fracaso histórico, Gloria y Erich no tuvieron más remedio que meterse en un caserón de Sunset Boulevard, ella a dilapidar el resto de su vida poniendo el dedo en la llaga de su vejez y de su desplazamiento y él a fungir como mayordomo comedido, haciendo preguntas como ¿todo bien?, ¿está triste la señora?, mientras la señora contemplaba obsesivamente películas suyas y lloraba a mares la juventud que se le había ido.