GALERIA Ť Fernando Alvarez Noguera
Desaprovechadas, las especies dulceacuícolas
En México hay muchas especies dulceacuícolas susceptibles de ser explotadas que se desprecian porque no se conocen ni existe tradición por consumirlas. Tan sólo en el Istmo de Tehuantepec hay más géneros de cangrejos de agua dulce que en Venezuela, Colombia y parte de la cuenca del Amazonas. Sin embargo, importamos especies, porque en el país no se ha desarrollado la tecnología para cultivarlas y aprovecharlas.
Entre la gran variedad de recursos dulceacuícolas con que cuenta México se encuentran más o menos 150 especies de crustáceos decápodos de agua dulce como los camarones, cangrejos, langostinos y acociles, los cuales han sido el centro de estudio del doctor Fernando Alvarez Noguera (Guadalajara, Jalisco, 1958), jefe del Departamento de Zoología del Instituto de Biología de la UNAM.
Una de las partes básicas de la investigación del doctor Alvarez Noguera es elaborar un inventario de las especies que habitan las aguas continentales de México, conocer cuántas hay, dónde están y qué características tienen ya que, ``aunque este trabajo empezó durante el siglo XVIII, aún hay muchas especies en todo el país que no han sido reconocidas''.
Conocer áreas de alta biodiversidad, explica el investigador -quien obtuvo el grado de maestría en ciencias en la Universidad de Tulane y el grado de doctor en zoología en la Universidad de Maryland en Estados Unidos-, serviría para manejarlas como reservas o áreas protegidas para conservar el mayor número de especies posible.
``Queremos entender cuáles son los procesos que han generado las distribuciones actuales, es decir, por qué se concentran en distintas áreas, por qué hay tantas especies, cuál ha sido la evolución de estos linajes y qué fuerzas han operado para que se diversifiquen en tantas especies distintas.''
Una característica muy importante de los crustáceos decápodos de agua dulce, explica el investigador, es la alta tasa de especiación. ``¿Por qué podemos encontrar en ciertas áreas un tipo distinto de acocil en cada barranca? ¿Qué procesos han producido el aislamiento que genera nuevas especies? ¿Qué propicia su rápida evolución?''
Uno de los proyectos que se desarrollan en el laboratorio del doctor Alvarez Noguera, se aboca al estudio de esas preguntas y al desarrollo embrionario y larvario de esos crustáceos.
``Parte de la importancia de esta investigación radica en conservar la salud de los ecosistemas; aunque esto no representa un valor económico inmediato, su buen funcionamiento es vital. Por ejemplo, en un río podemos encontrar especies que no son comestibles; sin embargo, son organismos que degradan materia vegetal, la cual es aprovechada por otras especies. Si nosotros descuidamos los primeros eslabones, los habitantes no encontrarán qué comer.''
El problema más grave que enfrentan el estudio y la conservación de las especies dulceacuícolas, expone el especialista, es que las fuentes de agua están comprometidas con el avance de las manchas urbanas, la agricultura y la ganadería. ``Se construyen todos los días presas, bordos, se entuban ríos y, a su vez, se contaminan otros ríos que son las rutas de salida de las aguas negras de los asentamientos humanos. Esto pone en peligro a toda la fauna que vive en esos cuerpos de agua''.
Para el especialista, la solución parece difícil: ``No podemos optar por la preservación de una especie de cangrejo en lugar de una presa que va a usarse para regar cientos de hectáreas, que a su vez mantendrán a una gran población de campesinos''. Sin embargo, agrega, ``el público debe conocer las especies que abundan en nuestras aguas continentales, preservarlas y consumirlas''. (Mirna Servín) (Fotos: María Meléndrez)
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