Leo Rubio

El Artico se derrite

Hasta una tercera parte del hielo marino del Artico podría haberse derretido en los últimos 20 años debido al efecto invernadero, indican resultados de una investigación realizada por especialistas polares en Gran Bretaña que se dieron a conocer la semana pasada. Ese hallazgo llega escasos días después de la Cumbre de Buenos Aires, en la que las naciones del mundo se reunieron para tratar sobre los posibles mecanismos para reducir 5.2 por ciento las emisiones industriales -principales causantes del efecto invernadero- durante los próximos 11 años.

Según estudios recientes efectuados por el grupo ecologista Greenpeace, el Artico se calienta a un ritmo dos o tres veces mayor que el promedio mundial, y que desaparecieron un millón de kilómetros cuadrados de hielo tan sólo entre 1980 y 1994. Eso representa la mitad de la superficie de la República Mexicana.

Se calcula que la desaparición de todo el hielo del Artico haría subir 7.5 metros el nivel global del mar, lo cual tendría graves consecuencias a lo largo de la planeta. Este verano, científicos notaron cómo la capa de hielo se había alejado de algunas partes de la costa de Alaska para situarse a unos 240 kilómetros.

Las regiones polares son los mejores indicadores de los cambios ambientales globales. El hielo marino, la capa de nieve, los glaciares, los hielos permanentes, la tundra y los bosques polares son todos medidores sensibles de las alteraciones climáticas y especialmente susceptibles a cualquier variación en la luz solar, las temperaturas superficiales y las corrientes marinas, y el contenido químico tanto del aire como del mar.

Entre las consecuencias atribuidas al efecto invernadero que ya se han notado en el Artico están el aumento de las nevadas (lo cual implica un aumento de la temperatura ambiental), la disminuida presencia de hielo en ríos, lagos y el mar, una mayor incidencia de tormentas y un descenso en la temperatura del Mar del Labrador debido a las grandes cantidades de hielo que se han derretido. Además, pruebas realizadas para monitorear la composición de las aguas marinas de la zona mostraron que éstas se encuentran cada vez menos salinas, ya que está en aumento la cantidad de agua dulce proveniente de la capa de hielo.

Según Greenpeace, los cambios en las corrientes oceánicas polares podrían provocar alteraciones imprevisibles en las tendencias climáticas a nivel mundial, pero con especial énfasis en el Atlántico Norte. Una consecuencia directa podría ser el enfriamiento o desviación de la corriente del Golfo, lo cual resultaría en una importante caída en las temperaturas en el norte de Europa.

Ya se ha notado un impacto de la desaparición del hielo sobre la fauna ártica, sobre todo aves, focas, osos polares y morsas. El número de aves que se alimentan de la comida que se halla en el borde de la capa de hielo en retroceso ha experimentado una disminución a lo largo de la década actual, y dentro de poco cabe la posibilidad de que algunas especies se enfrenten a la extinción.

El aumento del nivel del mar debido a la fusión polar también podría afectar gravemente a nuestra nación. ``Todo el Golfo de México, desde Tamaulipas hasta Campeche, es vulnerable,'' señala Alejandro Cavillo, director interino de Greenpeace en el país. ``En Tabasco, la costa se podría desplazar hasta 40 kilómetros tierra adentro, con consecuencias desastrosas para la agricultura, el ganado e incluso la pesca debido al proceso de salinización en las lagunas costeras.''