Catarsis con Los Van Van y Los Karachi en La Maraka
Arturo Jiménez Ť Pese a la escasa difusión que el grupo ha recibido en México, la noche del sábado Los Van Van tuvieron en La Maraka la multitudinaria recepción que su calidad musical merece, luego de 13 años de ausencia en esta capital.
El sonido de la famosa agrupación de son cubano contemporáneo llenó -podría decirse saturó- desde el comienzo el espacio maraquero, completando el trabajo de sus carismáticos paisanos de Santiago de Cuba, Los Karachi.
A punto de cumplir tres décadas como uno de los mejores grupos de ``música latina'' a nivel internacional, Los Van Van ofrecieron un banquete -con temas como Zandunguera- al, en su gran mayoría, juvenil público de la Narvarte.
El conjunto de Juan Formell, como dijo el promotor dominicano Luis Albert, tuvo así su ``debut y despedida'', y salvó apenas lo que el bembecero Ernesto Márquez escribió y describió como una extraña e inadvertida presencia en el Distrito Federal.
Márquez planteó la necesidad de darle una mayor cobertura y difusión a este tipo de música, pues los conciertos por lo general son vistos sólo como ``fiestas''.
Esta fue la única presentación de los creadores del songo en La Maraka, aunque Albert comentó la posibilidad de que en los primeros meses de 1999 la agrupación regrese a tierras mexicanas. En esta ocasión sólo se habían presentado en Cancún, el puerto de Veracruz y algunos semiclandestinos espacios capitalinos.
Interrogado sobre la desconcertante indiferencia mexicana hacia Los Van Van, Albert comentó que el grupo sí tiene un reconocimiento en lo musical pero ha faltado el apoyo empresarial de una disquera que presente su material, para que así los promotores puedan organizar una gira.
La presentación de Los Van Van en La Maraka fue organizada por las empresas promotoras Fiestas Caribeñas, de Albert, y El Reven, de Daniel Trejo. Albert lleva ya varios años en México promoviendo la música afrocaribeña de calidad.
Durante la noche sabatina Los Van Van fueron precedidos de Los Karachi, cuya música es definida por el promotor y músico Arturo López como ``la dificultad de la sencillez''. Ellos poseen una calidad y energía muy especiales, además de un tremendo manejo del escenario.
Las impecables interpretaciones de Los Karachi y su lúdico transitar por el imperio de la síncopa, aunado a su natural sabrosura, crearon en La Maraka un verdadero jelengue de baile, gritos y catarsis.
Sobre la diferencia entre ambos grupos, Albert consideró que Los Van Van unen varios elementos de la música cubana y generan lo que se conoce como songo, una fusión de ritmos diversos (que no excluye el jazz, el rock, el reggae y el rap).
En cambio, Los Karachi, agregó Albert, ofrecen al público la originalidad del son cubano combinado con algunas aportaciones modernas (como sus cuatro alegorísimos trombones), con lo que han logrado un exitoso proyecto musical contemporáneo.
Al final de la presentación de Los Van Van, el respetable (e insaciable) pedía la del estribo y, ante la falta de respuesta, los ¡uleeeros! fueron lamento defeño. Apurado, Albert, conductor de la noche, advirtió a los músicos:
``Es mejor que salgan a tocar muchachos, porque en México este término es poco amable''. Pero los vanvanes ya no salieron.
Alternaron en la parranda el Grupo Kolé y el Grupo Nítido, conformados por merengueros dominicanos, mexicanos y de otras latitudes caribeñas.