La Jornada 6 de diciembre de 1998

Descarta el Cenapred la inminencia de una gran erupción del Popocatépetl

Aurelio Fernández F. Ť No hay indicios que permitan pronosticar ni mucho menos predecir que una gran erupción del Popocatépetl es inminente, declara Servando de la Cruz Reyna, coordinador de investigación científica del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

Estadísticamente, puntualiza, puede hablarse de que algún día se repetirá una erupción extremadamente grande, como las producidas por el Popo una o dos veces en los últimos 40 mil años, o una importante pero de menor intensidad, como las ocurridas tres o cuatro veces durante cinco milenios. Pero para afirmar que un evento de esta envergadura pudiera ocurrir durante el proceso eruptivo actual se requiere incorporar el análisis científico del fenómeno desarrollado de 1993 a la fecha; no basta la historia lejana.

Para conocer el comportamiento del Popocatépetl de manera más determinista, más cercanamente a la predicción, hay que basarse ``en una relación causal directa entre los procesos internos del volcán que se desarrollan en un tiempo y las manifestaciones que se desarrollan un tiempo después''. Una erupción es, dicho de manera sencilla, la salida de magma de partes profundas de la tierra, fenómeno que al desarrollarse hace cambiar el balance de energía implicada. En este proceso pueden ocurrir dos cosas, según explica De la Cruz: que se establezca un equilibrio entre la energía que se está acumulando en el interior del volcán y la tasa en que ésta es liberada a través de complejos procesos de emisiones de lava, gases, explosiones, sismos, etcétera; o bien, que la naturaleza no encuentre un mecanismo gradual de liberación de esa energía y se produzca por ello una actividad muy superior.

Aparentemente, dice el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, ``el Popo ha encontrado una forma para mantener un equilibrio entre las perturbaciones que vienen de mayor profundidad y la manera de liberarloÉ es un sistema eficiente, como lo ha sido en los últimos 500 años. Las 13 veces que en este periodo ha habido alguna aportación de energía a la cámara magmática, ésta ha sido liberada de manera suave, moderada, como en la actual ocasión''. Sin embargo, el geofísico advierte que por lo menos tres veces en los últimos 5 mil años el sistema no ha encontrado el equilibrio y ha empleado una forma mucho más intensa para liberar la energía.

Respuesta a los críticos

Servando de la Cruz, quien desde 1970 propuso la necesidad de instrumentar adecuadamente la vigilancia del volcán Popocatépetl y otros, contesta a los cuestionamientos hechos por algunas personas en los medios de información. En su opinión hay dos discusiones: la que ocurre dentro del Comité Científico Asesor del Cenapred, y la que transcurre fuera de él. Respondiendo a los comentarios de Julio César García -a quien algunos medios identifican como geólogo y quien ha dicho que una gran erupción está en desarrollo-, el académico del Cenapred señala que ``esta persona no ha hecho ninguna contribución propia. Siempre habla de que fulano de tal dijo, luego usa fragmentos de lo que haya dicho tal o cual persona y los pone juntos fuera de contexto, resultando una interpretación por lo general errónea; eso no es un método científico, por eso no me merece más comentarioÉ lleva dos años diciendo lo mismo. Es como si me preguntaras sobre aspectos esotéricos, no tendría nada que decir''.

De la Cruz sostiene que no tiene sustento hablar de la inminencia de un gran evento eruptivo del Popo. No basta con la historia y las referencias teóricas generales, cada volcán se comporta de manera diferente a los otros, por ello hay que seguir cuidadosamente el comportamiento cotidiano de la acumulación de energía en la profundidad del coloso. Lleva tiempo acumular energía, no se reúne en 10 minutos ni en un día, requiere de una serie de procesos que van a romper el equilibrio, advierte el entrevistado.

``Esa acumulación de energía es lo que fundamentalmente estamos buscando; a eso se le llama manifestaciones precursoras, porque ocurren antes de una erupción''. Con base en las experiencias se sabe que estas manifestaciones precursoras de un evento de consideración pueden presentarse con días, semanas y hasta meses de antelación. Así ocurrió en 1993-1994 en el Popocatépetl, o en semanas pasadas en el Volcán de Colima, señala Servando de la Cruz, quien agrega que estos precursores en el Popo ``hasta ahora todavía están dentro de este rango de equilibrio correspondiente a un nivel bajo''.

Expone además que la energía que el volcán ha descargado estas semanas no es mayor a la que se presentaba en 1996 y 1997; sí ha cambiado el carácter de esas manifestaciones, aunque tampoco lo ha hecho sensiblemente en comparación con lo ocurrido desde que comenzó a acumularse lava en el interior del cráter, en abril de 1996, cuando por la primera explosión, el día 30 de ese mes, murieron cinco alpinistas. Quizá lo peculiar de estos días es la sucesión en que se han presentado los episodios, estima, pero hay una situación de equilibrio en éstos ya que luego de las explosiones la actividad declina, no se mantiene una tasa acumulativa.

``Esto hay que tomarlo con reserva, desde luego, no como algo definitivo'', acota De la Cruz. Puede darse el caso que el sistema retorne aparentemente y no implica que haya bajado el nivel; por ello, deben incorporarse en el análisis todos los parámetros. Supongamos que se redujeran la sismicidad y las explosiones, pero si eso fuera acompañado de una deformación grande del cono, podemos tener la certeza de que la disminución de la actividad es momentánea y puede ser una situación de alto riesgo.

-¿Qué intensidad y combinación se necesita en los precursores para determinar el grado de la erupción?

-No hay una regla escrita -responde-. La situación de hoy no es la misma de hace tres años; las condiciones cuando no había lava dentro del cráter son diferentes a las actuales, en las que crece el domo constantemente, provocando las explosiones que hemos visto. Por eso no puede hacerse un código de alertamiento tan preciso como para tener determinadas cantidades de cada elemento. Un mecanismo así sería obsoleto en dos o tres días.

Para De la Cruz, un factor determinante es que los análisis del fenómeno no los hace un individuo sino el colectivo del comité, del que provienen las recomendaciones. Hay sismólogos, geólogos, químicos, en México pero también en otros países -a quienes se consulta en cuestión de minutos por Internet u otros medios, abunda-, y con los elementos de cada una de las perspectivas de los especialistas se llega a una conclusión.

-¿Cómo se explica a la gente común lo que está pasando?

De la Cruz Reyna responde en seguida: ``Por lo que estamos viendo, lo más probable es que el volcán se mantenga en un episodio moderado, pero siempre hay que estar preparado por si viene una gran actividad. Con la tecnología disponible podemos anticipar la ocurrencia del fenómeno, y no por diez minutos, sino por tiempo importante de días o semanas''.

-Servando de la Cruz, en lo personal, ¿qué combinación de precursores y qué magnitud de cada uno de ellos considera que debe presentarse para predecir una gran erupción?

-Ya lo he mencionado. Debe presentarse un crecimiento que sigue cierto parámetro en la actividad sísmica, en deformaciones del cono volcánico, que no se han presentado, y otra serie de cambios; una evolución química de las emisiones, la presencia de azufre, flúor, otros elementos.

-Me estás diciendo que hasta que veas lo que está pasando podrás determinar qué puede ocurrirÉ

-Así es el monitoreo. Digamos que es la suma del comportamiento de cada parámetro, para ese análisis nos reunimos los científicos, para consensar los puntos de vista y emitir las recomendaciones necesarias. Tener un esquema numérico prefabricado sería trivial, no funcionaría.

De la Cruz Reyna sostiene que el equipo de monitoreo instalado ``está bien. Siempre tiende uno a solicitar más recursos para la investigación, aun los japoneses con sus grandes instrumentaciones lo harían. La experiencia de la explosión del Pinatubo, en Filipinas, demostró que aun con equipos limitados se pueden detectar erupciones importantes''.

A la pregunta de si son confiables sus mediciones, tomando como referencia una aclaración hecha hace algunos meses respecto a que los datos de la cantidad de dióxido de azufre que emitía el Popocatépetl estaban equivocados, el entrevistado mencionó que ``toda medida tiene un grado de confiabilidad, lo importante es que esto se dé a conocer''. Admitió también que el equipo de monitores de una estación robada a comienzos de año no había sido repuesto, pero que ello se debía a que ``no era una estación fundamental para la localización de los eventos'', y si es que se sustituye, deberá localizarse en otro sitio.

El mapa de peligros

Quien aparece como el responsable de la información oficial sobre el comportamiento de los principales volcanes activos de México expresa que los peligros volcánicos sobre la población están bien delimitados en el mapa elaborado por el Instituto de Geofísica de la UNAM. Dependiendo de la magnitud de un evento, la ceniza en diversas formas podría llegar hasta el Distrito Federal y las ciudades de Puebla, Tlaxcala, Cuernavaca y otras, como ya ha sucedido.

Pero lo que más preocupa a los investigadores considerando la actividad actual son los escurrimientos de agua y tierra que pueden producirse, los llamados lahares o ríos de lodo. Se pueden generar por el derretimiento del glaciar o por el arrastre de materiales volcánicos ocasionado por lluvias intensas. Estos pueden producirse, en su opinión, aun con una erupción moderada, como la actual.

El fenómeno se está analizando, contesta De la Cruz, y proponiéndose medidas preventivas, la más importante de las cuales es la reubicación de las construcciones que están en la base de las barrancas, porque en el nivel actual de la erupción un flujo extremadamente grande es menos probable que uno intermedio, y podría afectar a algunas construcciones, no a causa de la erupción, sino también por una precipitación de origen meteorológico. ``Es conveniente estar alerta; este nivel de actividad puede repetirse pronto, el año que entra o en 10 años, no puede uno mantener a la gente evacuada 50 años, debemos tener soluciones permanentes como la reubicación''.

Ceniza al DF

En cuanto a la ceniza, ésta sí puede caer en un amplio radio, incluyendo al Distrito Federal. Existen aquí depósitos de material fino e incluso pómez que llegó frío, en un vuelo de unas tres o cuatro horas, producido por una erupción grande de hace unos 14 mil años. ``Un centímetro de ceniza en Puebla o la ciudad de México puede ser un problema, pero no una catástrofe''.

-¿Habría que advertir de esta posibilidad?

-Está bastante advertida, por lo menos en la ciudad de México. Yo entiendo que hay una campaña, carteles y folletos, hay un programa para dar a conocer esa información.