Como hace dos años en Zacatecas, México acaba de ser albergue y escenario de un nuevo acontecimiento relacionado con el destino de la lengua española. Ahora correspondió a Puebla la sede del 11 Congreso de las Academias de la Lengua Española, cuya asociación fue fundada precisamente en México en 1951. Veintidós academias deliberantes, incluidas las de Filipinas y Puerto Rico. La Real Academia Española, encabezada por Víctor García de la Concha y Gregorio Salvador. La Mexicana, por José Luis Martínez y José G. Moreno de Alba.
Sesiones cerradas de trabajo, con reflexiones y aportaciones de cara a las realidades de cada país y a los urgentes requerimientos afines que enfrenta el idioma español por su peso específico y creciente en el mundo contemporáneo. En él destaca la posición particular de México como la comunidad hispanohablante más numerosa; lindante con tres mares, Atlántico, Pacífico y Caribe; vecina por el norte con Estados Unidos, hoy capitana imperial de la lengua inglesa, y por el sur con los países hermanos de habla y cultura común.
En el marco de este Congreso, México adelantó su segundo Indice de mexicanismos en el camino que llevará hacia un nuevo diccionario propio, agrupadas en él alrededor de 70 mil voces. El índice que hoy las recoge en 684 páginas y 77 mil 147 términos, con 138 fuentes bibliográficas y 60 millones de caracteres, compendia un trabajo laborioso de cuatro años, dirigido por la paciente sabiduría del académico Gabriel Zaid. Si se dispusieran de los recursos adecuados, a comienzos del nuevo milenio podría contarse con un gran Diccionario histórico de mexicanismos. Sería no sólo una obra útil y necesaria, sino altamente representativa del lugar que ocupa México en el universo del idioma español, inseparable de su futura bonanza. Así fue apreciado en el Congreso de Puebla con la sólida participación de algunos de sus académicos más distinguidos y en la sesión en que se formularon las conclusiones finales, ponderando no sólo la tradicional cortesía de México, sino su presencia activa en las decisiones y destino de nuestra lengua.
El Indice de mexicanismos ha de enriquecer la nueva edición del Diccionario de la Real Academia Española --el DRAE-- que aparecerá en el año 2001, con un incremento sensible de las 85 mil voces de que consta la edición última, la de 1991 (13 mil serán americanismos). En ella entraron unos 600 mexicanismos, como achichincle, ajolote, agiotista, cantinflear, cantinflesco, jalapeño, jitomate, y algunas voces originadas en México, como comunicología y comunicólogo.
Si nos atenemos a los anticipos del Indice de mexicanismos, faltan todavía muchos términos por incorporarse al DRAE. Citemos, por ejemplo, que de las 50 entradas que figuran en el índice con ``ching'', únicamente diez aparecen en el DRAE y se encuentran 619 terminaciones en ``ate'' contra 156. Un análisis comparativo del CD Room del Indice y el del DRAE aporta desde ahora una preciosa antología de dichos populares mexicanos, algunos oriundos del español. Como hay algunos españoles, procedentes de México.
La Academia Mexicana, con sus 123 años de historia, tuteló en 1951 una celebración tan simbólica como el Día del Idioma. Parecería ser tanto recordatorio y estímulo, como compromiso y convocatoria de su acción y responsabilidad en el extenso ámbito de la lengua española.