Picnic, Chamaco Swing Club y Flor de las fogatas, lo mejor en 98
César Delgado Martínez, especial para La Jornada Ť En la república de la danza durante este año que fenece hubo varias sorpresas.
De los estrenos en el terreno de la danza contemporánea destacaron Picnic, de Raúl Parrao, con U.X. Onodanza; Chamaco Swing Club, de Gabriela Medina, con Producciones La Manga y Flor de las fogatas, de Lola Lince, de Guadalajara.
De la mejor obra del año, Picnic, escribí una nota en estas páginas (13 de diciembre).
Chamaco Swing Club es una pieza que da vida a lo que sucede en un salón de baile. La artisticidad y el oficio de Medina, con varios colaboradores (César Pérez-Soto, en la iluminación; Armando García en la dirección y los danzactores, entre los que sobresale Alejandro Schwartz) ofrece una obra que logra equilibrio entre la temática y la manera de abordarla.
Flor de las fogatas, de Lince, interpretada por ella y Gabriela Cuevas -el estreno ocurrió en el Teatro Experimental de Jalisco, de Guadalajara- es un mundo onírico en donde el juego, el erotismo, el placer, el sufrimiento, el gozo, la calma y la dicha se amalgaman en una ``historia'' que ``habla'' del caminar de dos mujeres. La pieza se basa en un poema de Jorge Esquinca.
Los reestrenos
Dentro de las obras dancísticas que se reestrenaron sobresalen Pueblos de viento, de Cecilia Lugo, con Contempodanza; y Del amor y otras perversiones, de Laura Rocha y Francisco Illescas, con Barro Rojo Arte Escénico.
Pueblos de viento, mediante las imágenes bellamente construidas aborda la soledad. ``Habla'' de la existencia de un ser humano atormentado por lo que vive: la nostalgia, la tristeza y la incapacidad de comunicarse con los demás. La búsqueda del movimiento está ahí con una fuerza avasalladora que se concreta en encuentros sólidos: la recurrencia a la forma de moverse de algunos animales como las iguanas y los pavorreales.
En Del amor y otras perversiones se abordan las rupturas, los deseos salvajes de dominar al otro y la existencia de un amor no convencional. De hecho, todas las posibilidades de las relaciones amorosas están presentes en esta pieza, en la que destaca la música de Alina Ramírez, la iluminación de César Pérez-Soto y la interpretación contundente de los danzactores: Maricarmen Uribe, José Luis Hernández, Laura Rocha y Erick Montes, entre otros.
La reina por un día
El Día Internacional de la Danza -el pasado 29 de abril- se realizó un acto organizado por la Coordinación Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes, en el Centro Nacional de las Artes, en donde hubo de todo: danza de excelente factura, sin faltar la regular y la de plano mediocre.
El festejo fue una autocelebración del gremio en el que las opiniones de los artistas se dividieron en dos: los que estuvieron de acuerdo en que no se les pagara nada y los que cuestionaron este hecho.
Los foros se vieron siempre visitados por ríos de personas. Sin embargo, las preguntas quedaron ahí: ¿qué hará el cisne negro posteriormente a su reinado por un día?, ¿qué pasará con la danza mexicana después de su celebración? ¿Los miles de asistentes al CNA dónde quedarán?
Remolino dancístico
En 1998 el Ballet Nacional de México, dirigido por Guillermina Bravo, cumplió 50 años de que se fundó. Empero, los festejos fueron mínimos. Se efectuó el estreno de Hamlet, de Jaime Blanc, en la Sala Miguel Covarrubias y la develación de la placa conmemorativa, así como la presentación por primera vez de La corrupción del Edén. Caos de sangre en la blancura del alba, del francés Philippe Théhet, en el Palacio de Bellas Artes, que resultó una obra fallida.
En tanto es visible el desmoronamiento del Ballet Independiente, fundado por Raúl Flores Canelo en 1966; el hoyo en el que se encuentra la Compañía Nacional de Danza, que para cerrar sus actividades del año presentó El cascanueces digno de un país tercermundista y las temporadas promovidas por el Departamento de Danza de la UNAM con un criterio artístico acertado.
El decimoctavo Festival Internacional de Danza Contemporánea de San Luis Potosí, organizado por la Lila López, congregó a 32 grupos de cinco países. No obstante, la parte débil del acto ``de la intensidad'' continúa siendo la participación de agrupaciones y solistas del extranjero.
Así, la danza mexicana se apresta a recibir 1999.