El poder quiere mujeres bellas, castas y sin ningún talento
``Siempre se adueña de los discursos científico y filosófico''
Mónica Mateos Federico Andahazi (Buenos Aires, 1963), escritor que en 1996 recreó en su novela El anatomista las vicisitudes que llevaron a Mateo Colón (doctor renacentista) a descubrir el secreto del placer femenino, el clítoris, ``da a luz'' un nuevo relato, Las piadosas (Plaza & Janés, 1998), una alegoría acerca de las virtudes maquiavélicas del flujo vital masculino, el semen, en donde además recupera la esencia de las novelas góticas del siglo pasado.
La pluma de Andahazi se solaza en la recreación de aquel legendario verano de 1816 en la Villa Diodati, Ginebra, cuando se reunieron Lord Byron, Percy y Mary Shelley, Claire Claimont y el doctor Polidori, secretario privado de Byron, y apostaron por escribir la historia de horror más estremecedora. Sin embargo, aunque la narración incluye detalladas descripciones de monstruosos seres e inimaginables crímenes, no pretende asustar a nadie.
``Es una mirada irónica sobre el género, una construcción literaria que tiene que ver con los lugares comunes de la novela de horror. En este sentido, el ejercicio de la ironía no es un obstáculo para la reflexión y este libro es eso: una reflexión en torno de la literatura. Juego con la idea de que el texto es como un hijo del autor'', explica el escritor y asegura nunca haber sentido temor ante la página en blanco.
``La literatura para mí es como lo explica Baudelaire: un manuscrito borrado sobre el cual se vuelve a escribir. No existe la página en blanco, hay tanta literatura que no tiene por qué haber hojas en blanco. Una novela ya está escrita aun antes de poner la primera palabra en el papel. Los griegos explicaban que el conocimiento no es otra cosa que rememorar algo que ya está sabido. Con la literatura sucede lo mismo.''
Entre el azar y la subjetividad
Las piadosas son las mellizas Colette y Babette Legrand, conocidas en toda Europa por ser actrices escandalosas que dan muestra de un desenfado poco habitual para una época llena de pudores. Pero ocultan algo más grave que lo que exhiben, a su hermana Annette, que por motivos oscuros no puede mostrarse en público. Es Annette quien le propone al doctor Polidori un extraño pacto literario, aunque no es la primera vez que ella se acerca a inquietos escritores.
-¿Cuáles son las raíces de las historias que ``rememoras'' y escribes?
-La obra literaria, en general, surge de ese punto de encuentro entre el azar y la propia subjetividad. En mis dos novelas siempre ha habido un factor azaroso que ha determinado su inicio. En ambas pude haber expresado lo mismo con otras historias, pero tropecé casualmente tanto con Mateo Colón, como con Lord Byron y John Polidori. Muchas veces los lectores tienen la impresión de que una novela se inicia en el primer párrafo, pero un relato tiene una prehistoria más vasta.
``La prehistoria de Las piadosas es muy curiosa: cuando se publicó en Brasil El anatomista, salió una nota en el periódico Folha de Sao Paulo, la escribió un psicoanalista. Narra que fue a la Biblioteca Central de Nueva York para buscar qué tanto era cierto y qué tanto era fantasía en El anatomista. Encontró obra de Mateo Colón, su libro Reanatómica, de 1559.
``Al margen de ciertos capítulos, en los que Mateo Colón habla de disecciones de miembros y conservación de cadáveres, había unas notas manuscritas, fechadas en 1779 y firmadas por un tal doctor Frankenstein. El psicoanalista estableció la hipótesis de que quizá ese libro haya pasado por las manos de Mary Shelley y quizá de ahí ella hubiese sacado el nombre del personaje de su novela. Si uno lee Frankenstein y se le compara con la obra de Mateo Colón es indudable que Shelley leyó la descripción de las anatomías que presenta Mateo Colón en su Reanatómica.
``Cuando presenté mi libro en Brasil, invité a este psicoanalista y tratamos de establecer hipótesis acerca de la forma en que Reanatómica pudo llegar a manos de Shelley, y nos acordamos de que el único médico presente en esa famosa reunión de Ginebra, en 1816, era Polidori, el secretario de Byron, un galeno con muchas características cercanas a Víctor Frankenstein y, a decir de Byron, un médico más apto para producir enfermedades que para curarlas; eso fue el disparador de Las piadosas.
``La literatura se nutre de la literatura. No hay realidad por fuera de la literatura. Por ejemplo, aunque escribí El anatomista, que se desarrolla en Venecia, Padua y Florencia, no conozco esos lugares. Tampoco Ginebra, que es donde se llevó a cabo la reunión de Byron, pero me parece que los escenarios están construidos desde las lecturas.''
Shelley creó una metáfora universal
-Una vez que el azar te ha señalado el camino, ¿hacia dónde se dirige tu escritura?, ¿qué es lo que te preocupa contar?
-Mi preocupación literaria pasa por los resortes que se mueven en torno del poder. Ese aspecto está mejor expresado en El anatomista, pues el relato es una reflexión en torno de los mecanismos que rigen filosofía y poder, ciencia y poder y cómo siempre el poder termina adueñándose de los discursos científico y filosófico. Las piadosas es mi intento de desacralizar la literatura, porque es un gran problema. La literatura siempre ha molestado al poder, el artista ha sido siempre inadecuado para las formas sociales. Y cuando el poder no sabe cómo combatir algo entonces lo sacraliza, le quita su componente revolucionario. Hoy la imagen del escritor está como montada en un pedestal de mármol, las calles tienen nombre de escritores y algunos autores parecen como intocables; esto tiene como efecto incorporar la literatura al poder, cuando debería ser lo opuesto.
``Por eso en Las piadosas no tengo ningún reparo en darle cierto tratamiento a Byron, a pesar de que soy un gran admirador de su obra, es un homenaje desde la desacralización y una reivindicación de Mary Shelley, pues creo que ella ha escrito una de las diez grandes obras de la literatura universal; ella consiguió algo muy difícil, el sueño de todo escritor que es construir una metáfora universal. Sin embargo, la crítica ha sido adversa con ella, hasta nuestros días se le desdeña profundamente, todavía Frankenstein es considerada una obra menor. Sucede que lo que nunca se le ha perdonado a Mary Shelley es haber sido mujer.
``Con Las piadosas creo un monstruo que es mujer y que representa todo aquello que el poder no quiere de una mujer: es fea, es inteligente, talentosa y lujuriosa. El poder quiere mujeres hermosas, estúpidas, castas, sin ningún tipo de talento.''
Escribir es corregir
-En El anatomista, como en Las piadosas, te entretienes mucho en los detalles, sindejar que se fugue la atención del lector. ¿Cómo se logra esa copiosidad de descripciones sin que cansen?
-Tengo una obsesión por la corrección. Escribir no es otra cosa más que corregir. Por eso, una novela se termina cuando uno toma la firme resolución de dejar de corregir. Esto pareciera que atrae eso que llaman ``el éxito'', pero en Las piadosas hay una sobre este tema. En un capítulo mi monstruo, durante sus recorridos nocturnos por la cloacas de la ciudad, se encuentra con otro monstruo que es quien decide qué se publica y qué no se publica y ahí planteo que por cada obra que se publica hay otras mil que no, y ello es pavoroso porque el publicar no es señal de ser buen o mal escritor. Por eso un escritor no tiene derecho a la soberbia al saber que está ocupando un lugar en el medio editorial, porque quizá no le corresponde.
``Cuando escribo siempre me coloco en la posición de sentirme inédito, es decir, con absoluta impunidad. Nunca pienso que mi relato va a ser publicado. Escribo sin presiones, no me imagino un lector masivo. Como técnica me sirve ponerme en esa posición subjetiva. Hay que hacer ese esfuerzo aunque uno tenga obras que ya han salido a la luz. Justamente por ello van a salir publicados en Argentina mis cuentos, en una editorial pequeña llamada Temas en el Margen, con un pequeño tiraje, lejos de la prensa y el marketing.''