Pablo Espinosa, enviado, Londres El disco que es la sensación en la capital de Gran Bretaña, estos días, es Voice of an Angel (Sony) y si por tal título y el diseño de su empaque uno se guiara, no resultaría tan abrumador el éxito que esta grabación refulge entre la melomanía londinense.
Lo que atrae, fascina y hace de este un material fuera de serie es, por supuesto, su contenido, pues si uno entra a una tienda de discos, vestíbulo de sala de conciertos o librería y está sonando la voz de un ángel, el resultado es irresistible, pues lo que en México sería diseño para un disco de Fey o alguna de esas mercancías carentes de contenido artístico, realmente creativo, en Voice of an Angel tenemos una mirada infantil y una voz en realidad como nos imaginamos cantan los ángeles, si nos fuera dado verlos.
Charlotte Church es una niña de 12 años de edad que vive en Gales, donde se grabó este disco que inicia con Pie Jesu, esa pieza escrita por Andrew Lloyd Weber que en voz de niños es coro angélico.
El ya célebre Panis Angelicus, el Salmo 23 (también fenomenal en voz de un niño, por ejemplo en el filme checo Kolya), un Ave María y canciones celtas pueblan de aleteo de querubines un disco digno de oídos de ángel que no tarda en llegar a México.