La Jornada 25 de diciembre de 1998

El humor, herramienta que me sirve para escribir: Rolo Diez

César Güemes Ť Un día Rolando Aurelio Diez Suárez desapareció del mapa y en su sitio quedó simplemente Rolo. El escritor, nacido en Argentina y con media vida en México, es periodista de un tiempo a la fecha, pero antes efectuó estudios de derecho, sociología y cine. En su momento combatió contra la dictadura de Juan Carlos Onganía, lo que le valió ser preso político hasta que resultó amnistiado por decreto del presidente Héctor J. Cámpora. Luego del golpe de Estado en el 76, Rolo Diez salió de su país y se vino al nuestro que ya es suyo.

El reconocimiento a su obra cuenta con los premios nacionales de historieta y de guión para televisión, además del Dashiell Hammett, por Luna de escarlata.

Prolijo, ha publicado en México y se encuentran traducidas al griego, italiano, francés y alemán, obras suyas como Los compañeros, Vladimir Ilich contra los uniformados, Paso del tigre, Mato y voy, Una baldosa en el valle de la muerte y Gatos de azotea. Ahora ha comenzado a circular su más reciente libro que se compone de dos novelas, Gambito de dama y El Aguantadero, bajo el sello de Planeta en su serie autores latinoamericanos.

Trilogía frustránea

-Gambito de dama en realidad contiene dos novelas, la que le da título al volumen, más El Aguantadero. ¿Cómo se hace un libro doble?

-Proviene de una idea que funcionó a medias. Quise escribir una trilogía para hablar de tres edades de los mismos personajes, en las cuales se fuera dando no sólo un ámbito de historias distintas, sino también una modificación de los personajes. La primera de esas novelas es Gambito de dama, que habla de la infancia y la adolescencia. Y ahí está. La segunda historia, que al final decidí quitar, era la de la juventud y el ámbito era Argentina durante las grandes convulsiones del 70, las luchas contra la dictadura militar, las masacres y el exilio. De eso me quedó una cantidad de textos que ya veré cómo y dónde procesarlos, pero que no me gustaron suficientemente como para mantener la trilogía.

``En cambio la tercera, El Aguantadero, me permitió adentrarme en la vida adulta, ya en México, de los personajes que salieron de Argentina. Ahí hablé más de la transformación de lo que había sido ese jovencito, ese adolescente, con sus expectativas personales. Me divertí con el personaje porque tiene mucho del Che Guevara, pero más de Woody Allen.

``En fin, esa es la idea sobre la que estuve trabajando bastante y de la cual al final quedé conforme con el inicio y con el cierre. La historia del medio espera destino.''

-En estas dos obras encuentro que cada párrafo es como una pequeña maquinaria. Hay momentos incluso de preciosismo en el lenguaje. Y no es que su trabajo anterior careciera de rigor, pero aquí es evidente el cuidado de la palabra.

-Desde que comencé a escribir, algo que he buscado y sigo buscando es hacerlo bien. Si uno va a dedicarse a la literatura, creo que debe preocuparse por lograr el mejor producto posible. Y éste para mí sería una especie de síntesis entre una buena historia y la mejor escritura que se pueda conseguir. Uno nunca sabe hasta dónde se logra ese objetivo, se está conforme con unos textos más que con otros, nada más.

``Y no creo que el contenido deba comerse a la forma, ni mucho menos que la forma se coma al contenido. Si uno puede aspirar a las dos cosas, me parece que es la mejor apuesta.''

-Otro elemento aparte es el sentido del humor que prevalece en ambas novelas, quizá más acentuadamente en la segunda, en la que hay pasajes delirantes. Con eso se nace, Rolo, no es un bien adquirido.

-Especialmente El Aguantadero tiene un tono onírico, entre ficción y realidad; hay mucho juego entre autor y lector sobre lo que es cierto o no lo es. Ese tono a veces un poco delirante, sirve para contar la historia de un lugar tremendamente delirante, como es un edificio en ruinas en donde conviven harekrisnas, prostitutas, nazis y otros tipos.

``En general, el humor es algo que he practicado siempre. Me gusta hacerlo y lo considero una de mis herramientas al escribir. No creo que pueda hacer literatura sin ese ingrediente.

``En alguna medida, si nos pusiéramos muy sociológicos, tiene que ver con la cultura que uno trae. Yo tengo culturas argentina y mexicana. Aunque ambos países donde he repartido mi vida son grandes, si los comparamos con los ocho que manejan el mundo, ya los vemos distintos. Así es que siempre hemos vivido en situaciones más o menos injustas. Siempre han existido los países ricos y los nuestros, que no estaremos tan mal como algunas naciones africanas, pero que sí padecemos la relación con los poderosos.

``La reacción del agredido que no puede modificar el estado de cosas, en muchas ocasiones se canaliza a través del humor, de los chistes: nos están jodiendo pero nos vamos a reír de ellos. Tanto en Argentina como en México tenemos la idea de ser más chingones porque nos reímos del poderoso. Eso por un lado y, por otro, veo que el humor tiene que ver con la renuncia a la ingenuidad.

``Se vive en un mundo lleno de muchísimas mentiras: Clinton bombardea Irak y da unas explicaciones infames que el mundo tiene que creer, o la PGR da su versión de Acteal que no se traga ni un niño de cuatro años. Si vivimos rodeados de tanta farsa y se es ingenuo, se lo cree, pero cuando la ingenuidad se pierde lo que uno hace es burlarse, criticar, analizar, ironizar. Además de que con el humor personalmente me siento muy bien, me funciona en la combinación con las situaciones duras.''

Rolando, personaje que descansa

-Si bien es cierto que vivimos en naciones de mediano desarrollo, su obra está traducida y se lee precisamente en algunos de esos ocho países de fuerte poder económico. Es notable, por ejemplo, que su literatura policial esté en Gallimard.

-Son cosas que ocurren, como la lotería, juegas toda la vida y nunca te la sacas o un solo día compras un número y te la llevas. Con Gallimard sucedió algo así. Me presentaron en Gijón con el editor, que además escribe, alguien le obsequió un ejemplar de un libro mío y hubo entre nosotros una inmediata corriente de simpatía. Cuando se cuenta con el gusto particular del editor que aprecia lo que uno escribe, todo lo demás suele salir mejor que cuando uno peregrina de editorial en editorial. Ese fue el comienzo y después un trabajo de permanencia.

``Estuve en octubre en Francia, invitado por Gallimard, para dar entrevistas y promover los nuevos libros y sentí que había crecido bastante la calidad de la relación mía con la editorial y con los lectores.''

-Su nombre es Rolando Diez, que es incluso más sonoro que Rolo. ¿A qué se debe que firme con este último?, ¿dónde quedó ese Rolando?

-Elegí ser Rolo, que es un sobrenombre más sintético que el otro. Incluso así firmo mis documentos. Ni siquiera pongo mi apellido. Mi nombre completo es Rolando Aurelio Diez Suárez, pero me quedé con el otro.

-Es un personaje de sí mismo.

-Algo así. O mejor, Rolando es un personaje mío que he dejado descansar desde hace mucho tiempo.