La Jornada 26 de diciembre de 1998

Brasil, sin planes convincentes; ahí, la próxima crisis, asegura Dornbusch

Madrid, 26 de diciembre Ť La crisis internacional aún no ha terminado, y el próximo golpe será en Brasil, afirmó hoy en esta capital Rudiger Dornbusch, catedrático de economía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Dornbusch, al ser cuestionado por el diario El País sobre la afirmación de que en Brasil será la próxima crisis, respondió que el país sudamericano no ha presentado un plan de ajuste convincente. Aún experimenta una fuerte salida de capitales y, si observamos los índices macroeconómicos, ese país tiene tasas de interés de 40 por ciento en términos reales, un déficit de cuenta corriente de 12 por ciento y un déficit público de 8 por ciento.

La economía ha entrado en recesión, el país tiene una enorme deuda externa y una creciente y ya importante deuda interna. ¿Qué puede ser peor? En 1998 la economía no creció y para 1999 las previsiones son de que decrecerá.

Invitado al Foro del Liderazgo Empresarial, organizado por el Instituto de la Empresa, en Madrid, el renombrado gurú de las finanzas manifestó que su presencia en el foro obedecía a que hablaría sobre las tendencias económicas mundiales y su posible derrotero.

Yo creo que la primera gran pregunta es: ¿Ha terminado la crisis?, puntualizó Dornbusch. Y la respuesta es: no. Segunda: ¿Será la próxima crisis en Brasil? Sí. Y tercera: ¿Podemos esperar una mayor estabilización de las economías europea y estadunidense? Sí.

Cabe destacar que Dornbusch aconsejó en 1994, durante la crisis de la economía mexicana, que el peso debía ser devaluado con el fin de evitar el colapso financiero, pero nadie le hizo caso y las consecuencias se vieron reflejadas en los principales índices económicos de México.

-¿Qué efectos tendría la crisis brasileña en la región latinoamericana?

-Bueno -respondió Dornbusch-, tendrá un impacto en Argentina, dada la estrecha relación comercial que ese país tiene con Brasil. También desestabilizará las economías de Chile y Colombia, y acentuará la crisis venezolana, otra caída que todo el mundo está esperando. Sin embargo, el impacto no será igual a aquél que tuvo la crisis del peso mexicano o la procedente del sureste asiático. Habrá inestabilidad financiera, pero básicamente se traducirá en una mayor desaceleración del crecimiento.

-¿Tiene alguna propuesta para evitar la crisis de Brasil?

-Creo que debería mirar a Argentina. Está creciendo, da esperanzas a la gente joven y creo que va en la dirección correcta.

-¿Y cuál será el efecto de una crisis latinoamericana en Estados Unidos, el mayor socio comercial y acreedor de la región? -preguntó El País.

-La economía estadunidense no se verá mayormente afectada. Tiene una baja tasa de desempleo, la inflación está controlada. No habrá una recesión económica en Estados Unidos. Tan pronto como hubo un peligro de desaceleración del crecimiento se bajaron las tasas de interés y esta medida garantiza la continuidad del progreso sostenido. Sin embargo, los mercados financieros sí pueden sufrir fuertes retrocesos, pero esto no es un drama, no hará mella en la economía real estadunidense.

-¿Veremos más volatilidad financiera en el futuro inmediato?

-Sí, por supuesto. Pero no es preocupante. Al contrario, diría que ha sido sano en alguna medida. Ha permitido una corrección de la sobrevaloración que tenían los mercados financieros, y eso es bueno.

-¿Qué opina de las críticas al papel del FMI en la resolución de la crisis?

-El Fondo Monetario Internacional hizo lo que debía de hacer. Si los inversionistas se llevan el dinero de un país simplemente porque no confían en éste, hay que subir los tipos de interés para retener ese capital. La misma medida se ha aplicado en México, en Corea del Sur, en Tailandia e Indonesia, y ha sido exitosa.

-¿Qué opina del debate sobre el control de capitales y la nueva arquitectura financiera internacional?

-El control de capitales es una muy mala idea, y aun si fuera una medida temporal sería una mala idea temporal. Y con respecto a lo otro, es una estupidez.