La Jornada 26 de diciembre de 1998

Carrera Fuentes, recurrente blanco de sobornos de Amado Carrillo

Roberto Garduño y Juan Manuel Venegas /I Ť Testigos protegidos por la Procuraduría General de la República dieron cuenta de las andanzas de Amado Carrillo Fuentes -oficialmente muerto-, y el pleno y absoluto control que ejerció en la Policía Judicial Federal (PJF). Adrián Carrera Fuentes, como director de esa coorporación, estableció contacto con El señor de los cielos, recibió dinero de éste, y a cambió le garantizó protección.

Los testimonios de Carrera Fuentes; de los asesores financieros y empresariales del cártel de Juárez, Manuel Bitar Tafich y José Tomás Colsa McGregor, y del madrina Gilberto Barrios Barrios revelan parte de la historia reciente del mayor narcotraficante que ha operado en el país, El señor de los cielos, fallecido en julio de 1997 cuando se preparaba a trasladar su residencia a Santiago de Chile. Los testimonios, ofrecidos a la procuraduría, constan en documentos oficiales de los que La Jornada obtuvo una copia.

De éstos, Carrera Fuentes se convirtió en ``testigo fundamental'' en los intentos de la procuraduría por traer a México al ex subprocurador Mario Ruiz Massieu, quien también -según el ex director de la PJF- recibió sobornos de Amado Carrillo Fuentes a cambio de ``dejarlo trabajar''.

Los antecedentes de Carrera Fuentes

Corría 1981 cuando Carrera Fuentes conoció a José Francisco Ruiz Massieu, quien más tarde se encargaría de presentarlo y recomendarlo con su hermano Mario, quien lo encumbraría, 12 años después, hasta la dirección de la policía federal del país. Esta es la historia contada por el propio ex jefe policiaco en sus declaraciones ante la PGR el 22 de marzo y el 6 de abril de 1998.

En 1974 ingresó a la PJF como agente y un año después fue ascendido a jefe de grupo en la corporación, cargo que ocupó hasta 1977, pues decidió renunciar para incorporarse como ``capitán de la policía uniformada del Distrito Federal'', en donde permanece hasta 1978, cuando es transferido al cuerpo de la desaparecida Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia, en donde desempeñaba ``el cargo de comandante de brigada especializado en autos robados. En este puesto, su jefe era Rafael Rocha Cordero y posteriormente Francisco Sahagún Baca''.

Su desempeño en la policía capitalina, dirigida entonces por Arturo Durazo Moreno, le valió ser recomendado en 1981 para hacerse cargo de la delegación de Tránsito de Guerrero, en el puerto de Acapulco, en donde conoció al entonces secretario general de Gobierno, José Francisco Ruiz Massieu.

Dos años después Carrera Fuentes fue nombrado coordinador de Investigaciones Políticas de la Secretaría de Gobernación, en donde estuvo por espacio aproximado de tres meses. En ese mismo año se desempeñó como supervisor de la desaparecida Ruta-100, y ya en 1984 fungió como jefe de la Unidad de Información y Análisis del Estado de México. En 1986 pasó a jefe de seguridad de las tiendas del DDF y posteriormente supervisor de la Policía Judicial del estado de Morelos.

En 1989 ingresó a laborar como jefe de seguridad del Reclusorio Oriente, centro carcelario del que fue designado director general a finales de ese mismo año, posteriormente pasó a la dirección del Reclusorio Norte en 1990. Ahí permaneció hasta 1992, cuando fue nombrado jefe administrativo de una base de revista de autotransporte del Distrito Federal.

Vendría entonces su vertiginoso ascenso en la policía federal mexicana: apenas llegó Jorge Carpizo a la PGR, designó a Carrera Fuentes comandante de aprehensiones de la PJF, ``a propuesta del señor Mario Ruiz Massieu, ante quien fue recomendado por parte de su hermano José Francisco''.

A Carrera Fuentes le bastaron sólo tres meses para que el procurador lo designara director general de la corporación, cargo que ocupó hasta diciembre de 1994.

De sus relaciones con Amado Carrillo.

Cuando en 1989 Carrera Fuentes fungía como jefe de seguridad del Reclusorio Oriente conoció a Raúl y Víctor Manuel Patiño Esquivel -éste lo acompañaría después como director operativo de la PJF-, quienes laboraban en ese lugar ocupando los cargos de custodio supervisor y jefe de los servicios de apoyo, respectivamente. Al paso del tiempo Raúl se fue como jefe de seguridad del Reclusorio Sur, y Víctor Manuel del Reclusorio Norte y posteriormente del Reclusorio Sur.

Ganada la confianza por Carrera Fuentes, los Patiño Esquivel aprovecharon un convivio en el Reclusorio Sur para presentar al primero con Amado Carrillo Fuentes, quien por esa época estaba detenido por el delito de portación de armas de fuego prohibidas. Relata Carrera Fuentes:

``Me presentaron a Carrillo Fuentes como un agricultor muy rico y que nos iba a ayudar económicamente con los gastos, posteriormente y ya cuando me desempeñaba como subdirector general de seguridad y custodia de los Centros de Readaptación Social del Distrito Federal, realizaba frecuentemente visitas a los reclusorios y una de esas ocasiones, encontrándome en el Reclusorio Sur, volví a entrevistarme con el señor Carrillo Fuentes, que continuaba detenido por el mismo delito. En esa ocasión me propuso que no lo fuera a cambiar de celda, pues ahí gozaba de algunas comodidades...como no se hizo el cambio de celda, Carrillo Fuentes me regaló un reloj de oro de marca Rolex, de color dorado con carátula de color negro. Posteriormente -y ese mismo día de visita en el mencionado reclusorio- conocí a Miguel Angel Félix Gallardo, quien también me regaló un reloj de oro blanco, con correa de piel de marca Piaget''.

Carrera Fuentes aseguró que no volvió a saber de Carrillo Fuentes hasta ``julio o agosto'' de 1993, cuando, otra vez por conducto de Víctor Manuel Patiño, fue invitado a una cena en el restaurante Las Espadas de calzada de Tlalpan. Carrera, ya director de aprehensiones de la PJF, fue un blanco atractivo para los sobornos de El señor de los cielos:

``Una persona de la confianza de Carrillo Fuentes se me acercó y me hizo entrega de un portafolio. Lo tomé y me retiré del lugar para dirigirme a mi casa, en donde procedí a la apertura del mencionado portafolio, dándome cuenta que en el interior del mismo había la cantidad de 100 mil dólares americanos''.

En octubre de ese año Carrera fue nombrado director general de la PJF e inmediatamente designó a Víctor Manuel Patiño, director operativo de la corporación. ``Unos días después de nuestros nombramientos fuimos a ver a Carrillo Fuentes a una casa que tenía en el Pedregal de San Angel, Carrillo Fuentes nos preguntó si lo íbamos a apoyar brindándole protección, y me dijo que deseaba que comisionara como subdelegados estatales de la PJF a las personas que él indicaría, además me pidió que le proporcionara judiciales federales para que lo protegieran. Le expliqué que no podía hacer lo relacionado con la designación de los subdelegados porque no tenía facultades (de acuerdo a la Ley Orgánica de la PGR esa atribución es del subprocurador, en este caso Mario Ruiz Massieu).

``En cambio le dije que sí le iba a comisionar policías judiciales federales para que lo escoltaran y me comprometí a no perseguirlo y dejar que siguiera trabajando. Ante esa respuesta Amado Carrillo manifestó que estaba de acuerdo, que lo ayudara en lo que pudiera y a cambio me gratificaría con cantidades de dinero, (que) en ese momento no se especificó cuánto dinero, ni cada cuándo''.

Los funcionarios policiacos se despidieron del jefe del cártel de Juárez, y no volvieron a saber del él hasta dos meses después, en otra entrevista, nuevamente en la casa de San Angel. ``Carrillo Fuentes me pidió que quería conocer al director de intercepción de narcóticos para platicar con él, ya que tenía problemas porque le había asegurado un poco de mercancía, también quería conocer al director de erradicación de cultivos.

``Por mi parte le dije que no habría problema, que yo no mandaría ningún operativo desde la ciudad de México...entonces Carrillo Fuentes gritó a una persona, llamándola como doctor, para ordenarle que comprara un Cadillac, el más lujoso y equipado que hubiera, para dármelo. El doctor me preguntó de qué color lo prefería y le pedí que fuera guinda. Posteriormente el propio Carrillo Fuentes me entregó una maleta, misma que abrí en mi domicilio dándome cuenta, al contarlos, que rebasaban la cantidad de 300 mil dólares''.

Así mantuvieron su relación los responsables de la PJF con Carrillo Fuentes, quien más tarde los presentaría con Juan José Esparragoza Moreno, El azul, narcotraficante, socio de El señor de los cielos, cuyo centro de operaciones se encontraba en Cuernavaca, Morelos.

Más adelante, Carrillo Fuentes volvería a requerir los servicios de Carrera Fuentes y Esquivel, cuando ``estaba en negociaciones con generales y poder andar libre por el país...''