Se ataca al IFE para volver al ``viejo sistema electoral'', dice el consejero Jaime Cárdenas
José Gil Olmos Ť Para el Instituto Federal Electoral (IFE) este año fue de ``claroscuros'', de definiciones internas y de confrontaciones públicas. Envuelto en el debate político, el organismo encargado de organizar los comicios del 2000 tiene ante sí el reto de mantener la credibilidad ganada en las elecciones de hace seis años. Sin embargo, según el consejero Jaime Cárdenas, ahora enfrenta una campaña de desprestigio encabezada por el PRI, que intenta ``vulnerar, debilitar y destrozar'' la figura independiente del instituto, lo cual es un ``acto irresponsable contra la estabilidad política del país''.
La renuncia del secretario ejecutivo Felipe Solís Acero por presuntas ligas con la Secretaría de Gobernación, la remoción de Elena Verdugo al incumplir los requisitos para el puesto asignado, la salida del PRI del instituto en protesta por la demanda del PRD para que se investigue el origen de los recursos utilizados en el proceso proselitista de 94 y el comienzo de una campaña en los medios en contra de los consejeros, son algunos de los problemas que han puesto al IFE en situación complicada, reconoce el funcionario.
No obstante, para Cárdenas -quien ha participado en el debate de cada uno de esos temas- el origen y la intención de algunos de los conflictos, así como de la ``campaña de desprestigio'' en contra del instituto, son claras: la pretensión de algunos sectores por desestabilizar al IFE y al sistema político, y regresar al viejo sistema de organización electoral, con la Secretaría de Gobernación a la cabeza.
Fortalecimiento de la credibilidad
A manera de evaluación, el consejero hace un recuento de cada uno de los conflictos internos y externos del IFE, y de los pasos que han dado para no entrar en una situación de crisis.
En primer lugar, de lo que llama ``affaire Solís Acero'', afirma que su salida benefició al organismo porque le ayudó a fortalecer la figura de credibilidad e independencia ante el gobierno federal.
``Solís Acero -hoy director de Noticias y Contenido en Televisión Azteca- fue un funcionario excelente en el instituto, un hombre muy eficaz, muy profesional, muy trabajador, pero siempre hubo dudas de sus ligas y vínculos con el sistema. Desde la primera sesión que tuvimos como consejeros electorales, cuando tomamos protesta de su cargo como secretario ejecutivo, comenzaron a aflorar las diferencias entre nosotros sobre si debía ser el funcionario adecuado para ese puesto. Ese asunto se pospuso porque se inició el proceso electoral de 1997.''
Recuerda Cárdenas que el affaire Solís Acero fue ``un proceso doloroso y desgastante al interior del IFE'', que posteriormente fue subsanado en una reunión entre los nueve consejeros -incluido el presidente José Woldenberg- que se conoció como el Pacto de Cuernavaca, mediante el cual acordaron las reglas de comunicación para resolver los conflictos internos.
Sin embargo, un nuevo desacuerdo afloró con la designación de Elena Verdugo como directora ejecutiva de Organización Electoral. Impugnada por José Barragán, la funcionaria tuvo que renunciar al cargo pocos meses después, ya que no cumplía el requisito de tener una antigüedad de cinco años en el grado académico. No obstante, los consejeros acordaron mantenerla dentro de la institución como directora del Centro de Formación Electoral.
Cárdenas elaboró el dictamen en el que se reconocía la falla del Consejo General del IFE al darle un puesto sin cumplir con los requisitos legales. No obstante, el consejero señala: ``Detrás de ese asunto hubo un trasfondo de intereses partidistas. El tiempo que fue directora ejecutiva de Organización Electoral, Elena estuvo muy vinculada a los cambios dentro del instituto, por eso nosotros no quisimos que se fuera. Ella siempre promovió cambios importantes para mejorar los trabajos de organización electoral; sin embargo, eso no gustó a algunos de los partidos políticos, principalmente al PRI''.
La salida del PRI
Enmedio de esos conflictos públicos, el IFE caminó en su restructuración interna, con la mira en la organización de las elecciones del 2000. Por ejemplo, el consejero Cárdenas cita los acuerdos que se tomaron para transparentar los actos administrativos del instituto, tener criterios muy claros de relación con los gobiernos estatales y la profesionalización del servicio electoral.
``Ha sido un año de intenso trabajo en terrenos que a veces la sociedad no ve, pero que han sido importantes en la reforma del IFE. Todo ese trabajo interno de preparación para el proceso del 2000 ha estado salpicado de distintos hechos que han afectado al instituto de manera profunda'', explica el consejero, y señala dos que están vinculados: la salida del PRI del Consejo General, el 16 de noviembre, y la controversia pública en los medios contra el IFE.
``La salida del PRI ha provocado al interior del instituto preocupación profunda'', considera Cárdenas, y ubica la determinación de ese partido en la decisión de la mayoría de los consejeros electorales para revisar el origen de los recursos utilizados por el PRI en 94, entre ellos las aportaciones de Gerardo de Prevoisin, Carlos Cabal Peniche y Angel Isidoro, El Divino a la campaña presidencial de Ernesto Zedillo.
Según el consejero, es obligación del IFE revisar el asunto. ``Si aparecen hechos nuevos que demuestren un financiamiento irregular o que haga suponer un financiamiento irregular en 94, pues sí pueden ser revisados, investigados y conocidos. En caso de que quedaran plenamente acreditados, serían sancionados''.
``¿Qué va a pasar? ¿El PRI regresará?'', se cuestiona Cárdenas, y manifiesta que aún no se sabe, pero confía en que se integre a los trabajos del instituto, a pesar de que algunos priístas connotados han confesado en círculos políticos que regresarán sólo si ciertos consejeros electorales -Cárdenas entre ellos- abandonan el IFE.
``Se ha dicho que se pueden iniciar juicios políticos contra algunos de nosotros, pero tampoco hemos visto ningún procedimiento. Eso también genera zozobra, porque si va a haber juicio político deberían iniciarse ya el procedimiento y los cauces de defensa de las posiciones de los partidos y los ciudadanos'', externa el también profesor de posgrado en la UNAM.
Deben ser los cauces del estado de derecho los que imperen pero, contrariamente, el PRI ha utilizado a los medios de información para desarrollar una ``campaña de desprestigio'' en contra de algunos consejeros electorales. ``Esta campaña sí nos preocupa, pero no es objetiva, no se presentan los hechos de manera completa, sino de forma distorsionada o claramente de manera falsa. En estos momentos de la transición mexicana los medios tienen una gran responsabilidad con la verdad, con la objetividad. Si los consejeros electorales cometemos un error, pues debe ser señalado, pero con la mayor objetividad posible''.
Campaña ``perversa e irresponsable''
Como ejemplo de esa campaña señala la información que se ha difundido sobre los altos salarios de los consejeros (más de 110 mil pesos mensuales). Explica que no son los únicos funcionarios que ganan ese monto, sino que hay otros 200 más que reciben un monto igual o superior en la Suprema Corte de Justicia o en el Banco de México. Aclara que en el artículo 41 constitucional está estipulado esa percepción.
``Entonces, vemos que esas son campañas que demuestran un afán de debilitar, destrozar, vulnerar la independencia y la autonomía del instituto, y son preocupantes porque el IFE es una institución noble, es la institución más importante de la transición de la democracia mexicana, y debe ser salvaguardada y protegida. Si hay acusaciones concretas contra algunos de nosotros, deben presentarse jurídicamente y solventarse a través de los procedimientos legales. No se vale que por los hechos que podamos cometer algunos se desprestigie a toda la institución. Eso me parece totalmente incorrecto, perverso, por parte de quien lo está haciendo.''
-¿Cómo interpretar todos esos hechos que han ocurrido este año en la instancia que va a organizar las elecciones del 2000?
-Yo la interpreto como que no hay una actitud muy responsable en algunos sectores políticos del país y de algunos medios hacia el instituto. El IFE es una conquista histórica del pueblo de México que no se puede echar por la borda, que no puede destruir nadie, nadie merece destruir esta institución tan noble que se creó después de 1988. No se vale destruir algo que ha costado vidas, sacrificios, esfuerzos, debates y un gasto económico para el país. No se vale destruirla de la manera tan irresponsable como lo están haciendo.
-Por qué lo quieren destruir.
-Porque hay sectores de la sociedad y dentro del sistema político que no están de acuerdo con una institución independiente, autónoma, que organice las elecciones.
-Esos sectores o personajes que no quieren un IFE independiente, ¿qué buscan?
-No lo sé, se pueden especular muchas cosas, como que buscan el regreso al pasado, que la Secretaría de Gobernación y los gobiernos de los estados organicen las elecciones; esa podría ser una lectura. Otra es que buscan desestabilizar al IFE y al sistema político que se está construyendo en este momento de la transición mexicana, lo que es grave porque implicaría un paso atrás, no un paso adelante en el cambio democrático de México.
Cárdenas asegura que el peligro es que algunos sectores controlen la situación, vulneren al IFE y logren que no tenga credibilidad para las elecciones del 2000.
Empero, sostiene que el instituto hasta la fecha ``ha salido airoso'' de esa campaña de desprestigio, y entre la sociedad y los sectores progresistas del país hay convencimiento de que se trata de una institución sólida que puede realizar un excelente trabajo en el proceso electoral del 2000, pero nuevamente con la inclusión del PRI.