En estos días en que el fin de milenio se viste de sabor a pavo, a romeritos y a partículas suspendidas, y cuando la incertidumbre material ante el año que viene pesa más que las nostalgias del que termina, la Jerarquía Espiritual y la Federación Galáctica se pusieron en contacto conmigo. A la cuenta de correo electrónico que aparece al final de este texto me llegó un comunicado suscrito por esas altas instancias en el que se informa a los habitantes de este planeta sobre cambios inminentes. El primero concierne al Sol y al sistema solar, y nos acerca a ``un encuentro real con la sección principal del cinturón de fotones''; el segundo implica ``alteraciones del cuerpo que afecta su sistema inmune y el establecimiento de su nuevo chakra del diafragma''; el tercero ``abarca los diversos campos de energía nuevos que se están estableciendo a través de este sector de la Galaxia''.
El comunicado explica que el Sol ``necesita ajustar a sus planetas internos y externos en una serie de frecuencias superiores''; que, en lo que respecta a la Tierra, tendremos un año solar de 360 días y un día exacto de 24 horas, y que para ello esta pelota tendrá que ``acelerar su velocidad de rotación y desarrollar una órbita unos pocos millones de millas más cerca de su Sol''.
Tras recordar que ``la zona nula tan delgada que rodea y protege su sistema solar se está rompiendo'', que ``la realidad es una ilusión muy bien construida'' que se origina en ``las sagradas intenciones del Espíritu junto con las elecciones del libre albedrío de sus diversos habitantes vivientes'' y que ``los principales mediadores son las órdenes sagradas de Angeles físicos'', la Jerarquía Espiritual y la Federación Galáctica nos advierten que se aprestan a realizar algunos ajustes que afectarán, entre otros órganos, nuestros timos, nuestros sistemas endocrinos, nuestros sistemas linfáticos, nuestros hígados y nuestros riñones. Como consecuencia, padeceremos de ``dolores de cabeza repentinos, extrañas gripes, dolores en la parte superior del cuerpo o en la espalda baja, así como extrañas hinchazones, infecciones inusuales y mareos ocasionales''. Pero este sufrimiento es un precio realmente modesto, si se considera que la transformación nos llevará del estadio de ``parias galácticos'' al de ``Angeles físicos completamente alados''.
El mensaje cósmico culmina con algunas admoniciones tranquilizadoras: el chakra del Diafragma ``guarda muchos miedos y presiones emocionales y mentales''; ``estén alerta de posibles dolores en sus tobillos y codos''; ``sean gentiles con ustedes mismos y entiendan la inmensidad de lo que está pasando''. Finalmente, el periodo de ajustes debe completarse ``en 19 Mol (enero 1¡, 1999)'', y es parte ``de la huella divina de Madre/Padre Dios para esta creación''.
Así sea, hermanitos; les deseo suerte y un feliz año. Espero, de todo corazón, que no se confundan demasiado en medio de esa ``ilusión muy bien construida'' de la realidad y que no terminen comiendo barbitúricos con puré de manzana, como aquellos otros que hace un par de años quisieron abordar el cometa de paso Hale-Bopp y acabaron desintegrándose en el muy terrestre panteón de San Diego. No vayan a descubrir, demasiado tarde, que su venturosa pertenencia a la Jerarquía Espiritual y a la Federación Galáctica sólo es producto de una condición humana lacerada por las orfandades múltiples (de salario, de perspectivas, de afecto y calidez, de sentido, de créditos, de paz, de certezas, de vínculos humanos y de futuro) que impregnan esta época.
Personalmente, declino con respeto su oferta de transformación en entidad alada y reivindico mi carácter de paria galáctico y huérfano cósmico, definición a veces dolorosa, pero que sobrellevo con la certeza de que en enero, y en febrero, y en marzo, y en las próximas décadas y en los próximos siglos, el Padre Sol y la Madre Tierra no variarán sus órbitas de modo perceptible. Si hay, en estos días, fluctuaciones que me preocupan y realmente me duelen, son las alzas de precios de los productos básicos, ante cuya evidencia no resulta fácil decir ``feliz año nuevo''.