Peligran programas básicos si aumenta el recorte, advierte Zedillo
Rosa Elvira Vargas Ť Imponer nuevos recortes y ajustes en el gasto gubernamental del próximo año implicaría dejar de atender necesidades básicas de la población y que el gobierno federal se sustrajera ``peligrosa e indebidamente'' del cumplimiento de obligaciones fundamentales `'que no son renunciables'', advirtió el presidente Ernesto Zedillo durante una reunión en Palacio Nacional con diputados y senadores del PRI, a 72 horas de que concluya el plazo constitucional para aprobar la política económica del próximo año.
El mandatario expuso una vez más que el presupuesto presentado al Congreso, es ``el más austero en la historia moderna de México'', e insistió en que defender la propuesta de manejar en 1999 un déficit fiscal máximo de 1.25 por ciento del PIB, no es con base en ``un número mágico'', sino el resultado de un cálculo serio y responsable sobre lo que el gobierno estima ``sanamente financiable''.
De este modo, y frente a la incertidumbre en que se mantiene la aprobación de la política económica del año por venir, Zedillo resaltó la corresponsabilidad que tienen en esta tarea los poderes Ejecutivo y Legislativo. Aseguró entonces que si dicha decisión fuese una facultad que en forma unilateral él pudiera asumir, ``no hubiera dudado un solo momento, ni hubiera tenido ningún reparo en tomar estas medidas que la nación hoy requiere''.
La disertación del presidente Zedillo tuvo lugar en Palacio Nacional durante un desayuno a puerta cerrada. Se prolongó cerca de una hora y algunos fragmentos fueron difundidos por la oficina de prensa de la Presidencia 11 horas después de ocurrido el encuentro.
No se consigna alusión alguna del titular del Ejecutivo a la necesidad de reforzar los ingresos públicos a través de impuestos u otras medidas, y de hecho, asistentes al encuentro confirmaron que ``no hubo referencia específica a ningún gravamen''.
Sin embargo, los propios legisladores fueron insistentes en su llamado a las fuerzas políticas para entender que el Ejecutivo ha hecho el máximo esfuerzo posible ``para apretarse el cinturón'' y que hoy ``no hay más para dónde hacerse''.
Y es que en su mensaje, el mandatario destacó que no puede frenarse la marcha de los sistemas educativo ni de salud; ``es necesario -puntualizó- mantener mínimos elementales en la provisión de servicios básicos'' y para expandir la infraestructura del país, ``ante una población que sigue creciendo considerablemente año con año. Además, no vamos a cumplir satisfactoriamente las responsabilidades en materia de seguridad pública, si no aplicamos más recursos a esta tarea''.
En ese contexto, Zedillo recordó que ayer en la mañana quedaban apenas ``setenta y tantas horas'' para que termine el año, y que al ocurrir eso, ya no habrá presupuesto, pues la vigencia de las leyes tributarias es anual, por lo que la corresponsabilidad del Legislativo y Ejecutivo, ``tendrá que construirse en las próximas horas y tendrá que concretarse inevitablemente antes de las 12 de la noche del 31 de diciembre''.
Por ello también, en su llamado a aprobar una política económica que permita en 1999 alcanzar una tasa de crecimiento de 3 por ciento del producto nacional y crear empleos, exhortó a los legisladores a intensificar la búsqueda de consensos y acuerdos con las demás fuerzas políticas representadas en el Congreso.
En materia de tributos, estableció, la Constitución le otorga al Congreso de la Unión una clara responsabilidad. La Cámara de Diputados tiene la facultad exclusiva de disponer lo conducente en materia presupuestal, ``y esas facultades, esas responsabilidades, no son renunciables; no pueden ser ignoradas'', subrayó.
Luego de hacer un recuento de las condiciones externas que ha enfrentado México en 1998 y lo que se espera en el año que viene, Zedillo argumentó que su propuesta de mantener el déficit fiscal en 1.25 por ciento del PIB permitiría no imponer severos costos a la economía del país.
Por el contrario, planteó, un déficit más alto implicaría tasas de interés más altas, mayor inflación, desquiciamiento de los mercados financieros y, por lo mismo, una severa contracción económica. ``De ahí nuestra insistencia, una y otra vez, en los diálogos que hemos sostenido con los distintos grupos parlamentarios, para que se respete ese déficit'', indicó.
Destacó asimismo que el programa fiscal presentado al Congreso parte de la premisa básica de que hoy hay menos recursos para financiar el gasto público.
Zedillo dijo que sabe lo difícil que ha sido arribar a ciertas decisiones que son muy importantes para el país, y fue cuando afirmó que si en sus facultades estuviera proceder en forma unilateral, no habría vacilado en adoptar las medidas que ``hoy requiere'' México.
El jefe del Ejecutivo dijo tener confianza en que el sentido de responsabilidad hacia el país habrá de prevalecer y que el Congreso entregará a los mexicanos un programa económico para salir adelante, ante las difíciles circunstancias externas.
En la fría mañana, diputados y senadores, el líder nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer, y los secretarios de Hacienda, José Angel Gurría y de Gobernación, Francisco Labastida, se encontraron con el presidente Zedillo en el llamado Salón de la Tesorería, que apenas estrenó decoración y que generalmente se usa para cenas de Estado con dignatarios extranjeros de visita en México.
Fue la de ayer una convocatoria hecha con cierta precipitación, a juzgar sobre todo por el elevado número de ausencias registradas: más de 70, entre representantes de ambas cámaras.
El encuentro inició a las 8:30 horas y tuvo como único orador al presidente Zedillo. Al final se tramitó que cuatro legisladores concedieran una conferencia de prensa, en la que si bien hicieron breves comentarios sobre el mensaje presidencial, unánimemente se refirieron al imperativo de reforzar los ingresos públicos. Eso sí, aseguraron que no acudieron al desayuno para ``recibir línea''.
Así, los senadores Rodolfo Becerril Straffon y Amador Rodríguez Lozano y los diputados Angel Aceves Saucedo y Carlos Jiménez Macías, ratificaron su compromiso de que habrá presupuesto ``en tiempo y forma''; remitieron a la alternativa que ha presentado su partido para aplicar el impuesto al servicio telefónico (reducirlo a 10 por ciento y no cobrar el servicio básico) y deslizaron la posibilidad de que el gobierno podría hacerse de más recursos por la vía de productos, derechos y aprovechamientos. En todo caso, indicaron, debe haber creatividad y el PRI tendrá que sustentar sus posiciones y llamar a la razón y a la responsabilidad.
Según Aceves Saucedo, el asunto presupuestal se encuentra en un momento en el que ``faltando poco, falta mucho'', pero en seguida destacó que su partido no tiene ``palabra de rey'', por lo que es factible encontrar acuerdos, siempre y cuando se depongan posiciones irreductibles. El PRI, aseguró, no está respondiendo a grupos de presión como lo hace alguna fuerza política ni cae en la fantasía de que es posible gastar sin tener ingresos.
Al salir de Palacio Nacional, el líder priísta, Mariano Palacios Alcocer, refirió que hoy ``todo está en manos del Congreso'' y que es necesario en estos días, como pidió el Presidente, persistir en la búsqueda de acuerdos, consensos y aproximaciones con el resto de las fuerzas políticas.
De igual modo, ante insistentes preguntas a los legisladores y al líder priísta sobre eventuales divisiones al interior de la fracción del PRI, a cargo de integrantes de los grupos Galileo y Reflexión, aseguraron que hay consenso, unidad y lealtad en torno al Presidente de la República. El senador Manuel Medellín dijo que el grupo Galileo basa su participación como fracción del PRI y no votará en contra, pues así ha funcionado en esta legislatura y particularmente en este periodo. Este, aseguró Rodríguez Lozano, ``es un momento de héroes''.