Irreversibilidad: pensando en el instante
Juan Soto Ramírez
"Es preciso la memoria de
muchos instantes para lograr
un recuerdo completo"
Bachelard, G.
L'intuition de l'instant
Lo irreversible es lo que puede funcionar sólo en un sentido, a diferencia de lo invertido, que funciona en el sentido contrario. En efecto, el tiempo no puede representarse sólo de manera lineal, mucho menos cada uno de esos puntos que lo conforman llamados instantes. Un instante es un momento sin extensión que une dos espacios, algo que no posee dimensiones, pero sí temporalidad: algo que dura, pero no ocupa lugar en el espacio. Una línea recta, por ejemplo, está hecha de puntos sin dimensión. El conocimiento, la alegría, los celos, el amor, el odio, la tristeza y el olvido son siempre temporales, nunca duran para siempre. Aunque tienen duración, carecen de dimensiones.
El instante es como un puente que conecta lo dicho con lo dicho, pero jamás con lo que no se dijo; es decir, la copia con la copia, pero no con lo copiado o, más elegantemente, la metáfora con la metáfora, pero no con la metonimia.
Ese sentido de realidad ųhecho de hileras de instantesų lleva una dosis de falsedad, adquiere un valor veritativo porque no se piensa como desconexión sino como su contrario. A decir de algunos, se convierte en pensamiento sin objeto, o lo que es lo mismo, pensamiento sin espacio. Sin embargo, espacializar el tiempo es trivializar las relaciones y, en efecto, es hacer lo opuesto, convertir el pensamiento en objeto, lo que de alguna manera significa perdernos en los atributos de las cosas: mientras los biólogos piensan que estudian la vida analizando las propiedades físicas de los organismos vivientes, los psicólogos suponen que estudian el pensamiento analizando comportamientos o lenguaje. El tiempo espacializado es intemporal, estático. La psicología y la biología que conocemos son disciplinas de estados, no de procesos; suponen una suspensión del tiempo, como muchas otras disciplinas (desde la antropología social, pasando por la neuro-psicología, hasta la lingüística ortodoxa).
Las palabras aquí y ahora, que deben encantarles a esos temporalizadores trasnochados del espacio, no alcanzan a designar la inmovilidad, pero tampoco agotan la producción de lo mismo que denominan. No son irreversibles, pero tampoco invertidas. Digámoslo por adelantado: lo que conecta lo irreversible con lo invertido es también un instante.
ƑEs posible sentir, ver, tocar, degustar, oler, escuchar siempre lo mismo? No, pero la lógica de diseño del pensamiento parece decir que sí de manera equivocada. Todo porque el instante parece ser una característica de verdad (particular) del tiempo. El valor de verdad de cualquier afirmación pertenece al tiempo, no al objeto. Afirmar que estamos enamorados de nueva cuenta, depende del tiempo, no del espacio. Se trata de un simple sistema de codificación temporal coextensiva con su propia producción que lo lleva a espacializarse, pero no sólo eso, sino también a creer que es irreversible: un instante es siempre nuevo, irrepetible históricamente, en síntesis, único.
La duración de un instante es simbólica, no existe en su forma temporal más que de manera puntual y por ello se piensa irreversible. Es decir, de manera equivocada. Lo reversible es una ilusión en la que nos gusta pensar: pedir perdón cuando se ha cometido un error, es suponer que las heridas sanarán con una bonita excusa mientras eso no sucede en realidad.
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