* Iván Restrepo *
Viejos problemas, muchas promesas
Ahora que el nuevo año comienza, en varias partes de la República hacen votos porque, ahora sí, se resuelvan algunos pendientes ambientales. Aunque su enumeración ocuparía varias páginas de La Jornada, en aras de la brevedad mencionaré unos cuantos:
En el estado de Morelos esperan que al arribo del nuevo milenio la entidad no pierda ya ni una sola hectárea forestal; por el contrario, cuente con una extensión mayor de árboles gracias al archiprometido programa de reforestación. En las últimas dos décadas, conservadoramente se han perdido en la entidad 80 mil hectáreas de bosque templado y frío. Ello se debe a la tala clandestina, el crecimiento desordenado de la agricultura, la ganadería y los asentamientos humanos, las plagas y los incendios. Si el ritmo de destrucción sigue como ahora, en el año 2025 Morelos tendrá apenas unos cuantos manchones de árboles. Cabe agregar que, según el gobernador de Durango, donde se destruyen los bosques aceleradamente, la tala clandestina en México asciende a 8 millones de metros cúbicos cada año, cifra semejante a lo que oficialmente se permite tumbar.
En Guanajuato esperan que de ahora en adelante las aves no mueran por contaminación. Las descargas residuales provenientes de la industria y las poblaciones han causado el deterioro de diversas corrientes de agua y de los ecosistemas adyacentes. Un caso notable fue el de la presa De Silva, donde en 1995 murieron cerca de 20 mil aves migratorias. Podría pensarse que por la gravedad de lo ocurrido y las promesas de atacar de raíz el origen del problema, no se repetiría otra mortandad. Sin embargo, en los últimos tres meses del año pasado fallecieron 6 mil más (garzas y patos fundamentalmente), a consecuencia del botulismo detectado en la laguna de Yuriria. Las autoridades comprobaron que a dicho cuerpo de agua van a dar las descargas residuales de municipios de Yuriria, Moroleón y Uriangato. Las bajas temperaturas han impedido que la bacteria del botulismo se reproduzca y mate más aves migratorias.
En Sonora urge un uso racional del agua para evitar los serios problemas que ocasiona su escasez. Ahora, cuatro de las seis grandes obras hidráulicas de la entidad se encuentran virtualmente secas: las presas Lázaro Cárdenas, Plutarco Elías Calles, El Molinito y Abelardo L. Rodríguez. Esta última surtía de líquido a casi 600 mil habitantes de la capital, Hermosillo, y algunas áreas de cultivo de la costa. Hoy virtualmente está seca. También urge que el agua proveniente del subsuelo se potabilice adecuadamente, pues de lo contrario puede registrar niveles de fluor arriba de la norma, causando daños a la salud de la población. Por ejemplo, manchas de coloración café en la dentadura, desgaste de los huesos y osteoporosis. En plena crisis, la población se vería obligada a consumir agua purificada la cual resulta demasiado cara.
En Torreón y Gómez Palacio esperan que las autoridades eviten los altos índices de plomo detectados en niños de esas ciudades, según mostraron investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Coahuila, quienes encontraron que 350 alumnos de tres escuelas tienen plomo en la sangre en cantidades por arriba de los límites permisibles. No se sabe el origen de tal cantidad de metal en el organismo, pero en cambio sí se conocen muy bien los peligros que representa para la salud humana.
Es bien sabido el grado de deterioro de los ríos que cruzan el estado de Oaxaca. Al Papaloapan y al Atoyac se sumaron recientemente los ríos de la zona sur, como el Eureka y el Chacalapilla. Según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la empresa minera Rutilo Mexicano está contaminando esas corrientes con material radiactivo procedente de la molienda de óxido de titanio. A la gravedad se suma que esa empresa no cuenta con los permisos correspondientes para efectuar sus trabajos. Como en otros casos suficientemente denunciados (el ingenio López Mateos y la Papelera Tuxtepec, por ejemplo) las autoridades toleran la violación de la legislación ecológica vigente.
Cuando se habla de contaminación en Jalisco, siempre se cita el caso del lago de Chapala. Mas existe un cuerpo de agua mucho más alterado: el río Lagos de Moreno. Ello se debe a las descargas residuales de la industria, las granjas porcinas y avícolas y el drenaje urbano. Aunque las normas oficiales para evitar la contamianción del agua son clarísimas, en éste y en otros muchos casos son letra muerta.
En cada entidad de la República hay abundantes ejemplos de destrucción de los recursos naturales y de contaminación que causan efectos nocivos en la salud humana y el medio. Pero hay confianza de que los problemas se resolverán muy pronto: nuestras autoridades han prometido que el sexenio no terminará en crisis. La ambiental es una de las más graves y preocupantes.