Aplicar un impuesto único desalentaría la inversión extranjera: Hacienda
Antonio Castellanos Ť El subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda, Tomás Ruiz, afirmó ayer que el gobierno federal no tiene el propósito de establecer un impuesto único y que el gravamen al servicio telefónico ``ya no es un asunto en la agenda tributaria''. La propuesta del sector privado desalentaría la inversión extranjera, subrayó.
Asimismo, dijo que el objetivo de la Reforma Fiscal Integral debe ser fortalecer las fuentes estables de ingresos para el gobierno federal que reduzcan la dependencia de los ingresos petroleros, porque la baja en el precio del crudo hizo perder 15 por ciento de los ingresos totales en 13 meses. Sin embargo, no precisó si se revisará el impuesto al valor agregado (IVA).
El impuesto único, destacó, no ha sido aprobado por ningún país. Es un concepto teórico. Más que una propuesta de corto plazo señala una tendencia evolutiva del sistema tributario: gravar más el consumo y menos las actividades productivas.
Ruiz fue entrevistado al término de su participación en el seminario sobre las reformas fiscales de 1999, organizado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, y precisó que no se pueden hacer modificaciones de manera unilateral porque tendría un impacto negativo en la inversión foránea.
Para inversionistas como los de Estados Unidos, el impuesto único se convertiría en una doble tributación que desalentaría su participación en México. Más que una posibilidad práctica en el corto plazo, la propuesta debe servir como una referencia y señala un rumbo válido que es gravar más el consumo y disminuir los impuestos directos, sobre la renta.
Al respecto, destacó que las propuestas presentadas por el Ejecutivo federal y aprobadas por el Congreso van en ese sentido, al disminuir el impuesto sobre la renta a empresas del 34 al 30 por ciento de manera permanente, y que en 1999 será a 32 por ciento, pues se busca disminuir la carga de los impuestos directos.
México, agregó, se ha tenido que adaptar a un choque externo de gran magnitud. La caída de los ingresos petroleros representó cerca de dos puntos del PIB y ante eso se reaccionó de manera oportuna, con la reducción del gasto.
En este momento, indicó, no existe una presión fundamental de tiempo, gracias a que el paquete aprobado el 31 de diciembre ``nos da una cierta tranquilidad de que las metas de finanzas públicas para 1999 se van a cumplir con un déficit que no será superior a 1.25 por ciento del producto''.
Las medidas autorizadas por el Poder Legislativo, concluyó, permiten atacar la informalidad con la posibilidad de embargar precautoriamente la mercancía de los informales, de las personas que no estén dadas de alta ante el fisco y no puedan probar la legal posesión de la mercancía.