La Jornada 8 de enero de 1999

DEL SUELO A LA VENTA CALLEJERA

Juan Antonio Zúñiga M. Ť El impacto del alza en el combustible diesel y las refacciones de las unidades de transporte ha provocado que al menos cinco mil toneladas --5 millones de kilogramos-- de perecederos se echen a perder diariamente en la Central de Abasto (Ceda) del DF, porque el aumento en los precios de estos productos ha alcanzado niveles que rebasan el poder adquisitivo de los consumidores, afirmó Enrique Puebla, presidente de la Liga Metropolitana del Transporte.

Diariamente, dijo, llegan a la Ceda 36 mil toneladas de productos alimenticios transportados en unidades que utilizan el diesel como combustible, cuyo precio se incrementó 5 por ciento como parte de los arreglos a que llegaron el PAN y el gobierno federal en torno al Fobaproa.

El arribo diario de alimentos a la Central de Abasto es semejante al consumo que cada 24 horas tienen los habitantes de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras; en tanto, el volumen de perecederos que diariamente se desperdicia en lo que llaman el ``estómago de la nación'' sería suficiente para cubrir las necesidades de los habitantes de Chiapas durante un mes.

La macrofagia del DF y su zona conurbada se traduce diariamente en casi 4 mil toneladas de pescados y mariscos, equivalentes a 70 por ciento del consumo nacional; 17 mil toneladas de frutas y legumbres; 4 mil toneladas de abarrotes; 2 mil 500 cabezas de ganado bovino; seis mil cerdos; tres mil ovino-caprinos y medio millón de aves.

Además del alza del diesel, los transportistas han resentido un incremento de 35 por ciento en refacciones, se elevó la tenencia para este tipo de vehículos, el peaje en carreteras y, por si no fuera suficiente, se ha multiplicado el número de inspecciones por parte de los elementos de la Policía Federal de Caminos, a quienes hay que pagar tajada para que dejen pasar las mercancías.

Todo lo anterior ha orillado a los transportistas a aumentar 25 por ciento las tarifas por la prestación de este servicio, el cual es absorbido por el precio de los productos básicos que han quedado fuera del alcance de los consumidores, afirmó el dirigente de la Liga Metropolitana del Transporte.

De manera indirecta, pero no menos contundente, las medidas recaudatorias adoptadas como salida al pago de los intereses generados por lo que fue el Fobaproa, han empezado a impactar el bolsillo de los habitantes de la capital y su zona conurbada, si se considera que, con excepción de la producción del nopal, todo lo que se comercia en ``el estómago de la nación'' proviene del exterior, pues la capacidad de autoabasto de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México es prácticamente nula.

Es tal su importancia como centro de recepción de alimentos, que aquí se expenden productos que en otras regiones de la República no se comercializan, aunque allí se produzcan. Algunos ejemplos ilustran esta circunstancia: 70 por ciento del chile serrano que se comercializa en la Ceda proviene de Hidalgo, San Luis Potosí y Tamaulipas; 77 por ciento del limón, de Michoacán; 65 por ciento de la papaya, 97 por ciento de la naranja y 70 por ciento de la piña procede de Veracruz, y 70 por ciento de la zanahoria, de Guanajuato, México y Puebla.

Aumentan los rapiñeros

El incremento de desperdicio de perecederos en la Central de Abasto ha generado el crecimiento de un gremio conocido como rapiñeros, dedicados a una especie de pepena de los productos menos degradados, los cuales se ofrecen a la venta en los famosos montones de a peso. De lo que dejan del desperdicio, luego otros varios miles de pepenadores rebuscan lo apenas salvable y queda de todo ello alrededor de 900 toneladas de basura.

Más allá de las tasas de interés, las capitalizaciones y las razones financieras que dan sustento a la banca, la adopción de medidas de política económica afecta a la población en el punto más vital de su existencia: el estómago.

A este respecto, Enrique Puebla señaló que el transporte constituye la ``columna vertebral'' de la economía mexicana y lo que acontece en este sector repercute en todos los ámbitos de su actividad. Incluso, enfatizó, la imposibilidad de absorber el alza del diesel y las refacciones, con tarifas más bajas de transporte, permite estimar que unos 100 mil-hombres-camión han quedado en una situación de quiebra y otro millón en condiciones de riesgosa precariedad.

Agregó que la maquinaria empleada en las labores del campo, como los tractores y las trilladoras, utilizan diesel como combustible, lo que coloca a los hombres del campo en condiciones de mayor descapitalización y pobreza.