¡Aire que lleva el aire!
¡Aire que el aire lleva!
Espuma de mar abierto, color púrpura, huellas perdidas, átomos de agua azul, fiesta albertiana de cabalgar versos empastelados de azules, amarillos y verdes; emoción sentida del existir que no vivir... Mar abierto en tierra, en que descubre el sentido oculto del ser, previo al nacimiento y después de la muerte, en medio del sol girar. El poeta gaditano levanta la mano y contiene el deslumbramiento del girar y dar rodeos a la muerte, en revoleras a la fiera ensangrentada, en ruedo andaluz.
A la luz de la luna, el marinero en tierra y agua salada recitó un verso inédito, a sus 96 años, el pasado diciembre en su puerto de Santa María. Escritas en papel de seda, cargado de vapor sutil, las líneas no se sabe de dónde salen. Mar abierto en ondas sobre su Cádiz del alma, son los versos huellas de los siglos que bailan sobre las olas. En lo amplio de la corriente marinera se difumina el soplo poético y se estremece en lo profundo de la noche, negrura marinera que difumina el soplo poético en ese misterio profundo de la oscuridad, negrura marinera que parpadea y atenúa sus linderos.
La poesía de Rafael Alberti es instante poético, estar fuera de sí, fuera de sentido, desmentido, no sometido a reglas inflexibles que se abren a la comprensión de la variedad de su escritura interna.
Su poesía submarina no se ve, no se dice, sólo es hilo de pensamiento, tejido de ternura. Historia que no responde con exactitud al ser poético que lleva dentro. Su vida es ``algo'' más que histórica. Ese otro que calla, se aparta, se reduce a lo inexistente. Poesía más que palabras, inexistente en la realidad externa. Temporalidad que remite a la muerte. Poesía que no privilegia funciones de verdad que se aplican en lo externo.
En la poesía de Alberti -como señala Freud- los versos consonantes de la composición rimada satisfacen dos condiciones: Expresan el sentido que les corresponde y hallan una expresión que contiene la rima. Lo espléndido de sus poemas es que no se advierte en él la intención de hallar la rima habiendo escogido de antemano ambos pensamientos por inducción recíproca, sino una expresión verbal que mediante una ligera elaboración ulterior hacen surgir la consonancia.
Oigámosla cantar:
Brasa viva,
Pájaro que ardiendo vuela
Lumbre que embiste y se esquiva
Como un toro de candela
Libre y a la vez cautiva
Arrebol
Revolera de revoleras
O un moreno girasol
Farol entre los faroles.
Rafael Alberti... Marinero en tierra.