La Jornada 8 de enero de 1999

Se inició el juicio de destitución a Bill Clinton

David Brooks y Jim Cason, corresponsales, Washington, 7 de enero Ť Por primera vez en 131 años, el Senado se transformó hoy en un jurado para llevar a cabo un juicio sobre la destitución del Presidente de Estados Unidos.

Una delegación de la Cámara presentó cargos de destitución contra el presidente, y con ello asumieron su papel como fiscales en este juicio. Poco después, el jefe de la Suprema Corte, el juez William H. Rehnquist, asumió su papel como el ``oficial de presidir del Senado'' y los 100 senadores hicieron un juramento para fungir como jurados, tal como lo marca la Constitución, con lo que se inició el segundo juicio de destitución presidencial en la historia del país.

El Senado emitirá un citatorio a Bill Clinton para que él o sus representantes se preparen para enfrentar cargos de perjurio y obstrucción de justicia. Un vocero de la Casa Blanca afirmó esta tarde que abogados del presidente están listos para presentar su defensa, en la que tratarán de demostrar no si el mandatario cometió o no perjurio, sino que las violaciones de las que se le acusa no ameritan su destitución por no caber en la definición constitucional de ``altos crímenes''.

Tal vez lo más notable de estas ceremonias solemnes y marcadas como ``históricas'', televisadas en vivo al planeta, y analizadas por las figuras más ilustres de la política, es que lo que provocó esta crisis constitucional fue, en esencia, que la figura más importante del poder nacional mintió sobre sus actos de sexo oral con una becaria de la Casa Blanca.

Aunque hoy no se inició el enjuiciamiento en sí, todas las ceremonias constitucionales para definir la estructura del juicio político fueron llevadas a cabo. El proceso se inauguró minutos después de las 10 de la mañana, cuando la delegación de legisladores de la Cámara de Representantes ingresó al pleno del Senado para presentar los dos artículos de destitución aprobados por el organismo el pasado 19 de diciembre.

Los doce ``administradores'' nombrados por la Cámara, todos republicanos y hombres, entraron en fila encabezados por el representante Henry Hyde, presidente del Comité Judicial, quien dio lectura de los artículos de destitución.

El senador Strom Thurmond --el miembro con más tiempo en la Cámara Alta, de 96 años de edad-- presidió la ceremonia con impenetrable acento sureño. El proceso se abrió cuando el ``sargento de armas del Senado'' leyó un decreto en inglés antigüo: ``Escúchese, escúchese, escúchese, todas las personas están ordenadas de mantener silencio bajo pena de encarcelamiento mientras que la Cámara de Representantes presenta los artículos de destitución''.

Solemnes ceremonias para establecer la estructura del proceso

Siguiendo procedimientos establecidos el siglo pasado poco antes del primer juicio de destitución presidencial contra Andrew Johnson en 1868, el Senado se presentó de nuevo a las 13:15 esta tarde para presenciar la toma de juramento del jefe de la Suprema Corte quien después, en su calidad de ``oficial de presidio del Senado'', tomó a su vez el juramento de los 100 senadores al preguntar ``¿solemnemente jura que en toda cosa pertinente al juicio de destitución de William Jefferson Clinton, presidente de Estados Unidos, usted hará justicia imparcial según la constitución y las leyes de Estados Unidos, con la ayuda de Dios?'' Cada senador, por turno, tuvo que afirmar y pasar a signar un libro de juramento.

Con esto concluyeron las ceremonias para constituir la estructura en la que se llevara a cabo el juicio del presidente Clinton. Más allá de esto, aún nadie sabe como se procederá, ya que hasta el momento no hay un acuerdo entre el Senado sobre las reglas y condiciones en que se llevará a cabo el juicio.

Por lo tanto, el juicio de destitución fue declarado en receso, lo que se espera durará días o tal vez hasta una semana o más, mientras los senadores negocian un consenso sobre cómo proceder con este hecho histórico.

La Constitución de Estados Unidos y las reglas de los procesos de destitución otorgan amplios poderes al Senado en la determinación de la conducta de un juicio. Pero el hecho más importante en la determinación del proceso no son las formas, sino la realidad política de que nadie cree que se contara con los votos suficientes para destituir de su cargo a Bill Clinton. El cálculo matemático es sencillo: el presidente sólo puede ser retirado de la Casa Blanca con un voto afirmativo de 67 de los 100 senadores. Los republicanos cuentan con 55 escaños mientras los demócratas tienen 45, y se considera improbable que12 demócratas decidan votar contra su propio presidente.

Con el resultado final de un juicio casi asegurado, los republicanos y demócratas estaban, en privado, negociando toda la tarde para determinar qué tanto prolongar todo este proceso. Los republicanos de la Cámara de Representantes, habiendo votado a favor de la destitución, ahora están insistiendo en que se lleve a cabo un juicio completo con testigos, declaraciones e interrogatorios.

Pero los demócratas en el Senado junto con no pocos republicanos prefieren un proceso limitado que dure dos o tres semanas y que concluya con un voto que --a menos que se presente más información adversa para Clinton en los próximos días-- no resultaría en la destitución del presidente.

Pero esta tarde, aun los analistas políticos de más experiencia no pronosticaban ningún resultado. ``Les puedo decir que va a pasar --comentó el experto la televisora CNN Jeff Greenfield--, ¿pero por qué me han de creer? Me he equivocado en todo lo demás que he pronosticado. Hace tres meses nadie se imaginaba que llegaríamos a esta etapa''.

Tiene razón, y lo más asombroso es que un asunto sexual privado en la vida del presidente del país más poderoso del mundo está culminando en un acontecimiento histórico en donde la cúpula política se encuentra entrampada en un juego que ellos mismos iniciaron, con altísimos costos políticos para todos, y ganancias para casi nadie.