Calderón Hinojosa se exculpa de las derrotas electorales sufridas por AN
Juan Manuel Venegas Ť Reconoce que le tocó la etapa ``más dura y difícil'' en la historia reciente del panismo. En los tres años que estuvo al frente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, Felipe Calderón Hinojosa no encontró sosiego y no pocas veces se supo solo en la conducción del partido: ``Fue como llegar a una fiesta cuando ya se han ido los mariachis, cuando ya se acabó la bebida... y me toca, nada más, limpiar los pisos y los platos y sacar a alguno que otro trasnochado''.
En marzo próximo --tal vez en la primera semana de ese mes--, Calderón Hinojosa dejará la presidencia de su partido, tras un periodo de tres años que lo convirtieron en el dirigente del blanquiazul más criticado de los últimos 10 años, por lo menos. Lo sabe, y aunque no quiere irse ``cargando una losa de agravios'' que no le permita ``caminar más adelante'', advierte que ``ingrata como es la política, los que no saben asumir sus responsabilidades'' seguirán achacándole las derrotas que Acción Nacional sufrió en el terreno electoral y la imagen pública maltrecha, reconoce, luego de la negociación del rescate bancario.
Habla de Vicente Fox Quesada, el precandidato presidencial, que aspira además al control del partido, y apunta que la mala relación entre la dirigencia y el gobernador de Guanajuato fue una herencia de Carlos Castillo Peraza, de quien recuerda su último discurso como líder panista, en marzo de 1996, ``lleno de terribles recriminaciones en contra de Vicente''.
Hacia fuera, Calderón Hinojosa lamenta la no concreción de un pacto de gobernabilidad para el 2000 (del que fue promotor, junto con su homólogo del PRD, Andrés Manuel López Obrador), y enumera los que a su juicio fueron los elementos que obstaculizaron avanzar hacia ese acuerdo: el ``aislamiento'' del presidente Ernesto Zedillo, envuelto en la lucha por el poder dentro del PRI; los ataques ``inesperados y desproporcionados'' del perredismo, ``incapaz de construir acuerdos más allá de sus dogmas'', y las resistencias de un sector del PAN que se maneja en la ``autosuficiencia''.
Zedillo ``en su comportamiento personal, es un Presidente honesto, pero presenta una pérdida enorme de capacidad de instrumentación de determinadas políticas y decisiones. Yo percibí un Presidente cada vez más aislado, y a los funcionarios que lo rodean cada vez más distantes e incluso discrepantes del propio Presidente''.
Se impone la línea dura del PRI
Advierte, en ese sentido, que Zedillo, aunque quiera, difícilmente podrá designar a su sucesor. ``Dudo mucho que pueda imponerlo a una estructura priísta que está totalmente suelta y fuera de su control''. La línea dura del PRI, asegura, se está imponiendo, ``y eso es un verdadero riesgo para el país''.
La entrevista con el todavía dirigente nacional del PAN se realiza en sus oficinas de la colonia Del Valle. Tranquilo, sin el gesto adusto que se le vio en las últimas semanas, se dice ``hoy más que nunca'' convencido de que su decisión de no buscar relegirse ``fue la mejor''. Las carcajadas que de vez en vez suelta (la más sonora, cuando ubica a Castillo Peraza como ``el sucesor de Octavio Paz''), apuntalan su aseveración.
De 36 años, el más joven de los presidentes que ha tenido Acción Nacional en su historia, Calderón Hinojosa es también fiel representante de la doctrina panista. Seguramente por esta razón se convirtió en el ``blanco preferido'' de los ataques que un sector, identificado con el pragmático Vicente Fox (``hay que mandar a la doctrina de vacaciones''), lanzó cuando las derrotas electorales hicieron su aparición en el espectro blanquiazul.
A pesar de esos cuestionamientos y críticas, asegura que de haber querido relegirse ``muy probablemente'' lo hubiera conseguido. No quiso, sin embargo, quedarse atornillado en el CEN, toda vez que las responsabilidades a las que aspira (la Cámara de Diputados o la jefatura del gobierno del DF) ``estarán en juego no muy lejos...''
--¿En dónde quedan las circunstancias internas y externas al PAN que motivaron tu decisión?
--Si hubiera buscado la relección, la hubiera podido lograr, a juzgar por las expresiones de apoyo y la opinión de un buen número de consejeros del partido. Evidentemente que las circunstancias de tensión y de intensidad que se vivieron hacia fines del año pasado, ¡gracias a ellas, lo digo así!, me dieron un espacio de reflexión lo suficientemente amplio para decidir con tranquilidad lo que tenía que hacer; de otra forma, no me hubiera tomado el tiempo debido y probablemente estaría ya en la inercia de la búsqueda de una relección, pero sin una reflexión apropiada, y probablemente no hubiera tomado una buena decisión.
--Suele no irte bien en los comentarios sobre tu gestión...
--Son gajes del oficio (se ríe). Pero puedo destacar puntos para mí muy importantes: el logro de la reforma política que estableció una cláusula constitucional que limitó la sobrerrepresentación legislativa; en términos electorales, donde más polémica se ha hecho, hoy gobernamos a nivel municipal a 36 por ciento de los mexicanos; tenemos seis gubernaturas (cuando llegué, había cuatro), y el PAN ingresó a la Internacional Demócrata Cristiana (IDC), organismo del que soy vicepresidente. Eso no se ha considerado en el balance.
--Pero prevaleció la crítica y se impuso en el ánimo del panismo las derrotas en Chihuahua y el Distrito Federal --se le comenta al político michoacano.
--El éxito tiene muchos padres y el fracaso es huérfano. Aquí hubo un tiempo en que se adjudicaron todos los triunfos del partido al presidente (se refiere a Castillo Peraza) y en un momento dado, las derrotas, cuando se presentaron, pues también se le empezaron a adjudicar al presidente. Así fue''.
--¿Influyó para esto el factor Fox?
--(Piensa detenidamente la respuesta) No... no, definitivamente no. Yo creo que es algo muy humano, muy explicable, que a la hora de perder nadie quiso asumir la responsabilidad que le correspondía.
Abunda sobre el tema, sin dejar de sonreír maliciosamente: ``Yo lo comenté en el Consejo Nacional: bueno, yo puedo asumir toda la responsabilidad de lo que ocurra, pero entonces déjenme toda la responsabilidad de escoger candidatos y utilizar los recursos, de organizar las campañas y de organizar a la gente. En ese escenario, yo asumo toda la responsabilidad, pero no es así; entonces, ¡lo justo hubiese sido que de la misma manera se distribuyera la responsabilidad en cualquiera de los casos que me atañen!
``La elección del Distrito Federal fue muy dura, yo creo que cometimos errores importantes, y ¿por qué se perdió? Bueno, que cada quien haga su propio análisis y si alguien piensa que ésa u otra elección se perdió por la gestión, ¡ah!, pues yo no tengo empacho en asumirlo, aunque desde luego no comparto esa opinión. En el caso de Chihuahua, ya desde el 95 se había comentado la existencia de resultados muy adversos al PAN; es más, desde el 94, con un candidato de la talla de Luis H. Alvarez al Senado, perdimos 2 a 1 en la elección federal... En fin, yo espero que el tiempo mismo podrá ofrecer un análisis más ponderado y justo de esas cosas. Yo no voy a recriminar ni a reclamar a nadie...''
--¿Fuiste un presidente sin operadores dentro del propio partido?
--Ciertamente, hay momentos muy intensos y hay responsabilidades que son difíciles de compartir, y en la intensidad de la batalla, el desgaste que implica la toma de decisiones es muy duro. Yo sabía, lo sé y lo he sabido siempre, que esta actividad es muy ingrata y de pocos reconocimientos.
Y entonces, recurre a la metáfora aquella de la fiesta... en fin, dice, le tocó la etapa ``más difícil, dura, de un aprendizaje muy severo'' para el PAN de los años recientes: ``Hay una fase de crecimiento expansivo, como la que se tuvo en años anteriores y que tuvo su punto culminante en 1995, porque el país tenía una recesión de 10 por ciento, una caída de 10 por ciento en su producto interno bruto... y es que no es lo mismo ganar elecciones con la economía creciendo 7 por ciento como en 1997, a ganar elecciones cuando la recesión es de aquel tamaño, cuando la inconformidad se puede capitalizar... Estos datos, generalmente, escapan al análisis, y yo entiendo esa lógica: es más fácil percibir la derrota que la victoria, es más fácil ver el punto negro en la pared blanca''.
--Parecías un presidente sin respaldo dentro del propio CEN, quizás por la ausencia de un secretario general fuerte.
--Indudablemente. Entre bromas, pero también en serio, llegué a comentar que durante la presidencia de Castillo Peraza, que tenía una actividad internacional muy intensa, me convertí en secretario general en funciones de presidente, y ahora me tocó ser presidente en funciones de secretario''.
--Muchas de las críticas a tu gestión fueron de Fox, ¿fue siempre institucional?
--Yo creo que sí, aunque no siempre entre el partido y el propio Vicente hubo el cuidado de cuidar esa relación. Recuerdo que cuando entré a la presidencia del partido, el último discurso de Castillo Peraza fue terriblemente recriminatorio hacia Vicente en el Consejo Nacional. Había una relación muy tensa, si no es que mala, entre el partido y el gobernador de Guanajuato, por causas no necesariamente imputables a Vicente... ahora puedo decir, con toda honestidad, que la relación con Fox, de mi parte, es contructiva y respetuosa, y creo que es mucho más armónica de lo que nuestros adversarios hubieran deseado.
--¿Cuál fue el momento de mayor tensión?
--Al principio de la gestión, precisamente, por la herencia (de Castillo Peraza). Se fue cultivando esa idea de que cada quien jalaba por su lado...