La Jornada Semanal, 10 de enero de 1999
La feliz navidad virtual
Afortunadamente para los comerciantes, las distracciones decembrinas (como la impugnación de Clinton, los escándalos en Washington y la reciente masacre de iraquíes en forma de espectáculo pirotécnico) no lograron distraer a los consumidores. El público estadunidense reaccionó mejor de lo previsto a la incesante campaña propagandística que se ha encargado de convencerlo de que vive en el mejor de los mundos posibles. Pero si un canal comercial creció este año de manera impresionante fue Internet ya que a pesar de numerosos problemas técnicos, durante la pasada temporada navideña se rebasaron todas las expectativas de consumo en línea. Aunque por el momento se cuenta solamente con datos prelimina-res, se estima que se vendieron, a través de Internet, bienes y servicios por 5,000 millones de dólares, cuatro veces la cifra del año pasado y casi el doble de las predicciones más optimistas para este año.
La bolsa virtual
El lunes 28 de diciembre pasado, en Wall Street quedó demostrado que el comercio electrónico está en acelerado crecimiento. A pesar de que muchos analistas y expertos consideran que todas las acciones relacionadas con Internet son inestables, están absurdamente sobrevaluadas y pueden colapsarse en cualquier momento, el auge de las ciberacciones es comparable a una verdadera fiebre del oro. Mientras las cadenas comerciales más grandes del país (como Wal-Mart, Sears y J.C. Penney) están a la baja, 18 de las 20 acciones más beneficiadas con las recientes alzas de la bolsa de valores, se vinculan directa o indirectamente con Internet y su crecimiento. Así, mientras por un lado las acciones de alta tecnología se encuentran en ascenso desaforado, por otro, cada día más gente invierte en la bolsa a través de los diversos corredores de acciones y valores en línea como eSchwab.com (una sorprendente empresa cuyo valor de mercado acaba de rebasar a uno de los tradicionales gigantes de la industria: Merryll Lynch) y eTrade.com, los cuales ofrecen transacciones bursátiles a precio reducido y permiten comprar y vender acciones desde el teclado las 24 horas de los 365 días del año. Como consolación para quienes no pueden invertir sus ahorros, queda jugar a jugarse fortunas inexistentes con algunos programas de simulación especulativa como Capitalism, Entrepreneur y Ruthless.com, en los cuales cualquiera puede ser un voraz Rockefeller.
Las corporaciones que devorarán la red
En el ciberespacio buena parte de las compañías más exitosas son relativamente pequeñas o medianas (como Yahoo, Amazon.com, Netscape o America on Line), mientras que las grandes corporaciones no han tenido buenos resultados (Time Warner está fracasando con Pathfinder.com y NBC con Snap.com). Esto quizá se debe a que las mega empresas son tradicionalmente rígidas, jerárquicas y conservadoras, mientras que las pequeñas compañías pueden ser flexibles y versátiles. La estrategia de las grandes empresas ha sido comprar a las más exitosas de las pequeñas, por ejemplo America On Line compró Netscape, así mismo, Disney adquirió Infoseek (la compañía que opera un dispositivo de búsqueda o search engine muy popular) para lanzar su ambicioso sitio Go.com. El director general de Disney, Michael Eisner, cree firmemente que cuando pase la novedad tecnológica y sea tan fácil usar Internet como encender la tele, lo que va a contar será el producto ofrecido en sí (es decir el ``contenido'') y no el ``portal'' o vía que tomemos para llegar a él. Una de las obvias consecuencias de que los gigantes de los medios y el entretenimiento dominen el contenido de la red será la disminución de la variedad de la cultura en línea y la proliferación de la censura. No es de extrañar que la primera regla que Disney impuso a Infoseek fue eliminar toda su publicidad de sitios pornográficos.
Mercancías etéreas
A pesar de que el comercio electrónico parece hoy un gran negocio, no podemos olvidar que se trata aún de un territorio misterioso, un entorno en el que, por lo menos por ahora, perder dinero no quiere decir obligatoriamente fracasar y en el que el nombre de un dominio, una palabra seguida de un punto y el prefijo com (direcciones en el WWW que sirven como bases para correo electrónico y de las cuales hay más de 3 millones registradas), puede ser vendido como si fuera una valiosa propiedad. James Gleick escribe en el New York Times Ma-gazine que Compaq compró el dominio altavista.com en 3.3 millones de dólares (de la empresa Altavista Technologies Inc., la cual no está relacionada con el motor de búsqueda Alta Vista que pertenece a Compaq) y que el nombre computer.com está a la venta por 500 mil dólares. A las corporaciones les interesa poseer nombres como Shop.com, Business.com y otros igualmente fáciles de recordar. La paradoja es que quizá muy pronto el sistema de los nombres cambie nuevamente y estos preciados territorios inexistentes vuelvan a ser simples palabras. Registrar el nombre de un dominio cuesta 70 dólares con Network Solutions Inc. Hace como cinco años un amigo me sugirió registrar a mi nombre dominios (entonces era gratuito) con nombres como McDonalds.com, Pepsi.com o Nike.com y muchos otros que aún no pertenecían a nadie. Lamentablemente no lo tomé en serio.