La Jornada 12 de enero de 1999

Román Nolasco completó la lista de glifos del calendario zapoteca

Mónica Mateos Ť Luego de casi una década de estudio, el investigador Román Nolasco completó la lista de glifos de los 20 días del calendario zapoteca, lo cual permitirá la interpretación de los ``textos'' grabados en pinturas murales y estelas que se encuentran en el valle central de Oaxaca, lugar donde dicha cultura tuvo su etapa de mayor esplendor artístico entre los siglos III aC y XIV de nuestra era.

Es la primera vez que se tiene una interpretación de esos signos que se acerca a la cosmología del zapoteca y, por tanto, se presume más fidedigna, explicó el especialista quien detalló que desde los años treinta, cuando Alfonso Caso realizó sus primeras investigaciones en Monte Albán y Mitla, descifrar los glifos fue el reto mayor para una mejor comprensión de los orígenes y desarrollo de los zapotecas, los que aún mantienen ritos y creencias.

Un primer diccionario de la lengua zapoteca fue realizado por el evangelizador fray Juan de Córdoba, en el siglo XVI. Se trató de un acercamiento más imaginativo que científico. Actualmente Javier Urcid, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, y Román Nolasco son quienes más se han aproximado a una interpretación que no se deriva sólo de estudios descriptivos, sino que ha requerido que los investigadores se involucren en las cosmogonía de la zona.

``Existen estudiosos extranjeros que piensan que con venir a observar los glifos y leer las investigaciones de algunos de sus colegas en otras culturas basta para descifrar el significado de una lengua antigua. Muchos de ellos no saben ni siquiera el zapoteco actual, que tiene bastantes reminiscencias del que se hablaba hace dos siglos. Por ello, es básico involucrarse primero con la cultura zapoteca actual, sus formas de nombrar al mundo actual, para de aquí partir hacia atrás'', dijo Nolasco.

En este sentido, puntualizó, ``se puede detectar que no es lo mismo un glifo zapoteca que nombra al relámpago, que uno náhuatl que significa viento, aunque al hacer la comparación de ambos sistemas de escritura ocupen el mismo sitio cronológico. O que no es lo mismo relámpago que lluvia''.

Lectura mediante el sistema vigesimal

El ``abecedario'' zapoteca se inicia con el glifo Chilla que significa lagarto, le siguen Gussi (relámpago), Dam (tecolote o búho), Guráu (lagartija), Beld (serpiente), Guelgut (muerte), Biillín (venado), Niilian (conejo), Nis (agua), Biguié (nudo), Loo (mono), Bissié (murciélago), Nix (mazorca), Bell (Jaguar), Ló (ojo), Bui (viento), Xoo (movimiento o temblor), Lóo (cara) Nisguié (lluvia) y Guié (flor).

Existen cuatro glifos que marcan años, inmersos en un calendario ritual, que para poder ser ``leídos'' se debe tomar en cuenta el sistema de numeración vigesimal que tuvieron los primeros zapotecas.

Con dichos elementos, por ejemplo, una lápida procedente de la ciudad de Zaachila que actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia, podría narrar, en castellano, la siguiente historia: ``En el año ocho murciélago del día trece nudo, iniciaron una familia en el templo de Lagarto de Nube, que está en el cerro del Arbol y el río del Zenzontle, la señora once mono y el señor ocho murciélago, y le siguieron siete generaciones, la señora cinco jaguar y el señor diez viento, la señora cuatro lluvia y el señor cuatro movimiento, la señora uno búho y el señor cuatro venado, la señora uno muerciélago y el señor dos agua, la señora tres relámpago y el señor seis viento, la señora diez serpiente y el señor trece mazorca, y la señora tres agua y el señor seis viento, donde terminó su tiempo''.

Luego de descifrar ``el abecedario zapoteca'', el siguiente paso es hacer una nueva cronología de los sucesos que narran las paredes y las piedras que habitan las zonas arqueológicas del valle central de Oaxaca para poder escribir la historia zapoteca ``como si la estuviéramos escuchando de labios de sus protagonistas y que no sólo narran genealogías y cacicazgos, sino batallas, acontecimientos de la naturaleza, sus leyendas y sus creencias''.

Monte Albán, símbolo de poder

Los zapotecas llegaron al valle central de Oaxaca cerca del año 1400 aC y formaron las primeras aldeas en las riberas de los ríos. El asentamiento más grande fue San José Mogote, en el valle de Etla. Los vestigios más antiguos de este sitio se remontan al año 1500 aC.

Monte Albán es, sin duda, la ciudad más grande e importante de los zapotecas y la de mayor extensión en esta área de Mesoamérica. Fue diseñada sobre el plano trabajado de una montaña, a 400 metros sobre el nivel del valle lo que hace evidente, desde un punto de vista estratégico, el interés de sus constructores por manifestar su poderío.

Las primeras edificaciones en Monte Albán corresponden a la fecha 500-100 aC, periodo conocido como Monte Albán I.

La costumbre que tenían de enterrar a sus muertos en tumbas, de un significado especial, es uno de los componentes de los usos culturales del mundo zapoteca que más llama la atención.