ASTILLERO Ť Julio Hernández López
La asamblea nacional priísta se ha pospuesto porque los operadores políticos del zedillismo temen enfrentar las turbulencias incontrolables de una reunión masiva en la que no sólo sería enjuiciado el actual gobierno, sino acaso podrían diluirse sin remedio las esperanzas que de dejar sucesor tiene el actual grupo en el poder.
Tal es la lectura más frecuente que entre los adversarios al zedillismo se da hoy respecto del anuncio recién hecho por Mariano Palacios Alcocer de que la muy anunciada asamblea nacional priísta se realizará hasta finales de este año.
El retardo no es secundario ni intrascendente. El año anterior, el propio Palacios Alcocer había anunciado que en ese 1998 se realizaría una asamblea nacional para establecer los términos exactos en los que se desarrollarían, con democracia, los procesos para postular candidatos del tricolor a puestos de representación popular.
La concesión, así fuese sólo retórica, a las exigencias de avance democrático, mereció una adhesión del presidente Zedillo durante un acto priísta público.
Con tales ofrecimientos se apaciguaron un poco las exigencias de corrientes, grupos, precandidatos y personajes que se han propuesto arrebatar al Presidente de la República la famosa facultad metaconstitucional de elegir por dedazo -con ese dedo supuestamente cercenado, que en realidad aparece gozando de cabal salud-, al próximo candidato presidencial priísta.
Pero, acercándose los tiempos comprometidos, el comité nacional priísta anunció que la famosa reunión se pospondría hasta los primeros meses del presente año.
Y ahora, con el arranque de 1999, Palacios Alcocer ha dicho que en realidad se pretende realizar la multicitada asamblea hasta fines del año en curso.
Tales maniobras, a juicio de los opositores priístas del zedillismo, revelan que, en realidad, no existe una voluntad política de verdadero impulso a posturas democráticas dentro del PRI, sino una peligrosa pretensión de escamotear a las tales bases priístas la oportunidad de deliberar sobre el rumbo del partido y, a la vez, elegir nuevo candidato presidencial.
Dicen esos opositores que el zedillismo pretende imponer a su candidato presidencial al estilo más o menos tradicional y que, en tal sentido, quienes tienen el poder no permitirán que una asamblea nacional pudiese hacer fracasar el proyecto en el cual destaca en primer lugar el nombre de Francisco Labastida Ochoa y, como as bajo la manga, corredor en segundo término para evitar golpeteos y buscar un cierre poderoso, Esteban Moctezuma Barragán.
Pero, en oposición a ese proyecto superior, hay cuando menos dos nombres en especial que suscitan recelo en las alturas presidenciales: Manuel Bartlett y Roberto Madrazo. Ambos han construido una presencia importante entre las bases del priísmo, mediante audacia y cara dura, haciendo a un lado las acusaciones que les afectan y aprovechando los vacíos políticos, la falta de liderazgo, el abandono en el que ha estado el PRI durante el cuatrienio del doctor Zedillo.
Una asamblea nacional priísta cerró en el pasado la oportunidad a varios personajes del zedillismo cuando, estando fuera de control cupular los reunidos, se manifestaron en favor de los famosos candados estatutarios que cerraron el camino presidencial a quienes no hubiesen ocupado cargos de representación popular.
Ahora, con los tiempos políticos adelantados, con una evidente debilidad estructural, con una carencia impresionante de olfato y de operadores políticos, y con una baraja marcada y a la vista, el zedillismo trata de escabullir el bulto y no realizar la famosa asamblea sino hasta aquellos momentos en los que la decisión presidencial esté en curso o, acaso, un día después de que fuese anunciada la gran decisión.
Pero, ¿mantendrá el zedillismo el control tradicional del PRI como para hacer un destape más o menos tradicional de su candidato a la Presidencia, y luego legitimarlo en una asamblea nacional? ¿Los nuevos héroes de la resistencia tricolor, Barttman y Róbertin, aceptarán tales tretas? ¿Los renovadores, y los galileos, y los reflexivos, pasarán del discurso encendido a la acción concreta?
Lo bueno es que la historieta de este año apenas comienza...
De Siempre en domingo a De nuevo en El Heraldo
Ayer se publicó La Columna, de Raúl Velasco R., en primera plana de El Heraldo de México. El texto marca el retorno del conductor de Siempre en Domingo a las páginas en las que 33 años atrás escribió su primera columna periodística y en las que fue jefe de la sección de espectáculos.
El retorno de Velasco a la prensa escrita se ha dado luego de su renuncia a Televisa. En La columna, Velasco relata la ruta que siguió para salir con vida de la encrucijada mortal a la que le llevó una hepatitis. Agradece, entre otras cosas, el apoyo de ``millones de personas de diferentes religiones'' que oraron en favor de su salud.
Luego relata la decisión que tomó al salir con bien de su grave afección. ``Si Dios me dejó en este plano fue para hacer algo útil en favor de mis semejantes'', se dijo. Y enseguida actuó: ``Lo primero que hice fue sacudirme aquellas responsabilidades que ejercían una gran presión emocional sobre mí. Acababa de cumplir 29 años al servicio de Televisa. Los tiempos de hoy no son los de ayer, y tratar de aferrarme al viejo patrón de conducta, o a los éxitos acumulados en estos 29 años, hubiera sido una necedad de mi parte''.
Velasco detalla además su relación con Emilio Azcárraga Milmo, a quien califica como ``un gigante''. Según explica, El Tigre le había recomendado a Raúl que antes de plantearle algún asunto delicado le preguntase a la secretaria como había amanecido el PH del poderoso magnate. Velasco pensaba que el citado PH sería una medición médica o química. ``Nada, se refería a su p... humor'', comenta el animador televisivo. Con El Tigre, asegura, un sí era un sí y un no era un no, lo cual resultaba satisfactorio porque ``a nadie nos gusta que nos traigan del tingo al tango''. Pero ``hay que entender que el pasado es historia, el futuro un misterio, y el presente un regalo de Dios, o de lo contrario viviremos cargados de amargura y resentimiento''.
Raúl Velasco renunció a Televisa y ahora escribe en El Heraldo de México, desde donde desarrollará la doble misión que se ha asignado, consistente en ayudar enfermos mediante técnicas holísticas de sanación y en fundar una institución para hispanoparlantes en favor de la donación de órganos vivos para enfermos.
Fax: 5 45 04 73 Correo electrónico:[email protected]