¿Por qué escribir acerca del cine nazi y sobre nazis? Porque hoy, más allá de los rochtsex-tremisten (extremistas de derecha de indudable vocación neonazi) y de los skinheads (jóvenes de cabeza rapada armados con bates de beisbol) capaces de marcar la suástica en la cara de niñas palestinas o de llamar por teléfono gritando ¡Heil Hitler!, me estremeció profundamente un documentado artículo de Enrique Semo, ``Alemania: el ascenso del fascismo'' que enriquece con su erudición la página 15 de La Jornada Semanal (03/01/99).
Retrocedamos en el tiempo para ir al encuentro del cine nazi, aquel que surgió en Alemania en 1933 y vino a concluir en los primeros meses de 1945, estructurado por Joseph Goebbels mediante siete rubros específicos. ``Los grandes modelos'' -género inicial- incluye filmes cuya temática magnificaba las hazañas de una constelación de conductores, entre otros, el cabo de origen austriaco Adolf Hitler. ``Rebeldes'' -segundo género- comprende cintas que muestran las hazañas de aquellos que destacaron en nombre de un naciente nacionalismo, como el capitán Von Droste, hombre de hierro que luchó contra una autoridad débil y desleal según cuenta El gran mandato (1935).
Ahora dejemos constancia de las películas que narran ``La actuación heroica de algunos alemanes más allá de las fronteras de su patria'', entre las que sobresalen Fluchlinge (1933) que describe las vicisitudes de un grupo germano acosado por los bolcheviques en la frontera chino-soviética.
``Nacionalismo no germánico'' -cuarto género- fue otra narrativa desarrollada por el cine nazi; La rosa negra (1935), acerca de las luchas libertarias de una organización secreta finlandesa contra el zar de Rusia, o Guillermo Tell (1934), adaptación de una obra teatral de Schiller, son muestras de este estilo. Blut und Boden o Bludo-Filme -antepenúltima articulación- cintas sobre sangre y suelo que plantean el retorno a la tierra de los mayores y que fueron importantes para la propaganda del Tercer Reich; La muchacha del pantano (1935), en cuyo contexto se exalta por igual pueblo y bosques ``ambos siempre de pie'', vino a ser el primero de estos filmes que creó un régimen orientado a conquistar al mundo.
En el penúltimo espacio, ``Genios'', se agrupan filmes que recrean la vida de artistas (Bach), científicos (Koch) y políticos (Krüger) alemanes, cuya caracterología reproducía las virtudes que la oficina de propaganda del Tercer Reich atribuía a Hitler, para ellos, ``gran general, excelso político, pintor y arquitecto de genio''.
El séptimo género se destinó a clarificar puntos difíciles de la ideología nazi (Junge Quex y Hans Westmar, ambas de 1933) y a provocar animadversión (léase odio) en los espectadores. Por ejemplo, filmes antisemitas, antibritánicos, anticomunistas.
En una brevísima descripción del cine sobre nazis que se realizó en Alemania durante la séptima década fue Peter Zadek, quien inició aquella reconstrucción, cuando rodó Los años de hielo en cuyo contexto ubica a Knut Hamsun (célebre escritor, colaborador del nazismo) confrontando a un disidente que viene a asesinarlo. En ese mismo año, 1975, Sinkel y Brustellin realizan Berlinger a propósito de la fuga que emprende famosísimo ingeniero para alejarse de los agobios del Tercer Reich.
Meses más tarde, Syberberg plantea en el celuloide una trama de estremecedoras resonancias, Hitler, un film de Alemania que fue estrenado por la televisión austriaca en 1979. Para entonces ya había circulado una cinta de edición o montaje, Hitler, una carrera... en la que Fest y Herrendoerfer, sus creadores, analizan la hipnótica fascinación que ejerció el director sobre las masas. Pero será Kotulla quien desarme implacablemente los mecanismos del poder nazi en La muerte es mi trabajo, biografía de un comandante del campo de exterminio ubicado en Auschwitz. Posteriormente, Schlondorf (dirección) y Grass (novela-guión) nos brindan en El tambor una visión irónica de aquella época.
De pronto las luces de los salones cinematográficos vuelven a tornarse nebulosas con David (Gran Premio Festival de Berlín 1979), de Lilienthal, que describe la persecución contra los judíos en 1938. Por último, dos películas, una menor Lili Marleen, de Fassbinder, acerca del mito de la estrella y el poder, y otra mayor, de Helma Sanders-Brahms, Alemania, madre lívida (1980).