No debemos esperar que otros nos vuelvan héroes o dioses
Appleton, autora de La ciudad de los engaños
No debemos esperar que otros
nos vuelvan héroes o dioses
Contradanza interpreta la coreografía en el Teatro de la Danza
Angel Vargas Ť Por la mente de Cecilia Appleton discurre la inquietud de hacia dónde se dirige la humanidad en esta época en la que soledad y engaños se extienden de forma progresiva en las urbes. Y es que la bailarina y coreógrafa mexicana percibe que los grandes conglomerados de personas, gradual pero eficazmente orillan al individuo a olvidarse de sí mismo, perdiendo con ello su iniciativa, espiritualidad y valores.
Tal reflexión es llevada por la también miembro del Sistema Nacional de Creadores al lenguaje dancístico, con el montaje de La ciudad de los engaños, que desde anoche y hasta la tarde del domingo próximo presenta en el Teatro de la Danza de la ciudad de México el grupo que ella dirige, Contradanza.
``En esta coreografía está plasmado, quizá, mucho de un evangelio occidental, digamos dentro del terreno católico, en el que un personaje se pregunta cuál es su misión en la vida y si ya la ha cumplido. Se trata de un ente de origen divino que desconoce tal condición y que bien podría ser cualquiera de nosotros, porque considero que todos somos el Mesías, pero no nos damos cuenta'', explica en entrevista Appleton.
``Como habitamos en un cuerpo y nos acostumbramos a él, hemos olvidado lo importante que somos. En esa pérdida hay mucho de lo que yo estoy hablando en La ciudad de los engaños, de la idea de que sólo algunos personajes son importantes porque la sociedad así lo decidió, como si los demás no existiéramos. Y eso no es así, todos somos muy importantes y por tal motivo hay que revalorar esa relevancia y no esperar que los otros nos vuelvan héroes o dioses.''
Según refiere su creadora, esta obra, al igual que las otras de su autoría, responde a una necesidad personal:
``Desde que empecé este proyecto sabía que el tema era la soledad, porque evidentemente es algo que siento de manera constante; me digo que soy extranjera de mi propia mesa. De repente considero que hay muy pocos luchando contra muchos en intentar revalorar la existencia y cambiarla, en no domesticarnos, como dice (Friedrich) Nietszche, y no estar caminando nada más en la masa y hacer lo que ésta quiere. Pero arriesgar más en la vida y tomar decisiones a partir de una conciencia distinta, hace muy solo al que se atreve.
Defender los actos vivos
``Cuando, además, uno es un ser de una ciudad como la nuestra -prosigue Appleton-, donde constantemente pareciera que la soledad nos invade, aparecen presencias muy extrañas, que son los engaños.
``A éstos los ubico como toda esa difusión comercializadora que existe en nuestro país, de tratar constantemente de vender a uno todo bajo una serie de mentiras: `para tener un alma mejor, compra tal artículo'.''
Ante la transformación de las personas en ``seres virtuales'' que se olvidan de disfrutar el aquí y el ahora, Cecilia Appleton considera a los ``actos vivos'', entre ellos las artes escénicas y cualquier disciplina que implique el contacto con el otro, como la ``salvación de la humanidad.
``Creo que hay que defender los actos vivos ante esta gran competencia que tenemos de la tecnología, porque realmente será una de nuestras pocas salidas, y no lo digo porque sea una hacedora de danza o porque quiera que el público llene mis espectáculos, sino porque es algo que las propias personas están exigiendo: tener contacto real con los semejantes.''
Luego de indicar que su coreografía surgió como resultado de su estancia en el Centro de Formación de Producción Coreográfica de Cuernavaca, Morelos, en el que pudo compartir experiencias con artistas de diversos géneros (Juan Villoro, Luis de Tavira y Luis Jaime Cortés, entre otros), la bailarina señala que este año cumple dos décadas dentro de la danza.
Para celebrar este acontecimiento, adelanta que probablemente en marzo próximo -luego de dos años de no bailar- se presentará con ``un solo'' en una función internacional que el Centro Cultural Los Talleres prepara para artistas mayores de 40 años.
``Me parece muy importante celebrar tal tiempo en la danza, bailando'', dice.
En La ciudad de los engaños, cuya duración es cercana a 50 minutos, participan siete bailarines; la música es de Alejandro Vergara, y con esa obra comienzan las actividades de 1999 en el área de danza del Instituto Nacional de Bellas Artes.
(Las tres funciones restantes se efectuarán hoy a las 20 horas, mañana sábado a las 19 y el domingo a las 17 horas en el escenario del Teatro de la Danza que se ubica atrás del Auditorio Nacional.)