Entre los acuerdos derivados del desenlace de Fobaproa está el nuevo programa de apoyo a deudores, denominado Punto final, para enfatizar que se trata del ``último esfuerzo'' de los bancos para contribuir a que sus acreditados en cartera vencida puedan pagar. El programa, anunciado por Gurría, Núñez, Medina y Gómez y Gómez, implicaría un costo fiscal de 31 mil millones de pesos, y 10 mil millones para los bancos, beneficiando a un millón 452 mil deudores.
Gurría y la cúpula del PAN, con diferente mensaje, lo celebraron como un logro de la pluralidad y de la responsabilidad. El presidente de los banqueros destacó que era la mayor carga que podrían soportar los bancos, dado el nivel de capitalización y la calidad de sus activos. El PRI, por su parte, guardó silencio, evidenciando que el acuerdo era producto de las negociaciones entre el PAN, el Ejecutivo y la banca.
El programa arrancó con una cobertura periodística inusual: Reforma, por ejemplo, dedicó un amplio espacio para reseñar su operación, El PAN había divulgado que se otorgarían descuentos entre 40 y 60 por ciento, dependiendo de si se tratase de créditos agropecuarios y pesqueros, hipotecarios o para pequeñas y medianas empresas; así como condonaciones de intereses vencidos, tanto normales como moratorios. Además, aplicaría no solo a clientes morosos, sino también a deudores al corriente; en ambos casos, se limita a créditos otorgados hasta mediados de 1996.
La primera semana de operación ha sido simplemente desastrosa, ya que los deudores serán beneficiados sólo con las quitas de capital que resulten de restar los que hubieran otorgado antes; así, los descuentos de 50 por ciento se reducen a 10 por ciento, y aún menos. Los bancos, sin embargo, no han alterado el programa, su redacción lo permite. En realidad los bancos lograron que los apoyos anteriores se sumaran a éste y, además, que el costo de los programas, todos ellos, se compartiera con el gobierno.
Los panistas, con el cinismo y la hipocresía típicos de los viejos políticos, en el mismo día señalaron tres cosas: no conocieron la redacción final del Programa de Punto Final; el programa expresa normas generales que cada banco aplica de acuerdo a su cartera y sus propios programas; no permitirán que los bancos desvirtúen el sentido del programa (ver Reforma quinta, 8-1-99)
La realidad es que, como bien lo saben los deudores, el nuevo programa no es para permitir que los créditos puedan ser pagados. Es, del mismo modo que en los anteriores, un paliativo que solamente en algunos casos funcionará, pero lo hará solamente para créditos previos a abril-junio de 1996; los créditos que fueron otorgados posteriormente, y que enfrentan problemas, no reciben atención.
Ciertamente se trata de un monto considerable, pues entre diciembre de 1997 y septiembre de 1998 cayeron en cartera vencida 14,662 millones de pesos, lo que supone un crecimiento de 18.5 por ciento en 9 meses; las cifras para diciembre serán mayores y para enero todavía más, debido a que el nivel de la tasa de interés es muy alta. El crédito al consumo otorgado vía tarjeta, está cobrando entre 53 y 65 por ciento, según el banco.
Así las cosas, el programa no termina con el problema de la cartera vencida ni siquiera para los créditos considerados. Por ello, no puede ser el ``punto final'', ni siquiera alcanza a ser punto y seguido; son, como lo veremos, puntos suspensivos que pronto requerirán nuevos considerandos.